La economía de Japón no está diseñada para resistir la presión de los desastres naturales. Más de un millar de desaparecidos hace pesar en una posibilidad que supera en díez la cifra que acepta el gobierno como saldo oficial de caídos y desaparecidos. El terremoto y luego el Tusinami han dejado un pesado lastre en daños materiales urbanos y rurales, a una economía que pasa por un estancamiento de dos décadas. Las cerca de 60 réplicas hacen pensar en una inestabilidad téctonica severa que depara un escenario próximo de dimensiones apocalípticas. El gigante asiático tiene un soporte de inestable barro que habrá de retrazar por años la disolución de la crisis económica, con un déficit de al menos un billón de dólares.
Jorge Antonio Díaz Miranda
Sábado 12 de marzo de 2011
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