“¿Quién vendió la
cabeza del Chapo, rey de los narcos?”
Roberto Saviano*
“En
México era una autoridad casi mística entre el mundo del narcotráfico. Sobre él
pendía una recompensa de 5 millones de dólares. Había construido el mayor grupo
criminal-industrial (el cártel de Sinaloa) sobre el modelo de la mafia. Y había
aprendido la lección: para dominar es necesario hacerlo desde las sombra. Hoy
se cierra una época.”
La
Reppublica, Italia.- ¿Por qué deberíamos prestarle nuestra máxima atención a un
líder de un cártel mexicano arrestado? Porque cuenta con más de un ministro y
tal vez con más de un gobierno. La economía italiana más prolífica es la
criminal, el capítulo más importante de esta economía es el narcotráfico, el
capo mexicano arrestado hace un par de días es un líder en el tráfico de
cocaína también en Europa, y por lo tanto es asimismo un líder de la economía
italiana. Un sencillo silogismo. Muchos creen que conocen al Chapo. Lo imaginan
como uno de tantos líderes criminales. E incluso en él opera el mecanismo
mental habitual de creerse un criminal, un narcotraficante. Falso. En realidad
lo que se sabe, si no se profundiza, si no se siguen los detalles, es sólo una
puesta en escena. Los gobiernos europeos insisten en no ocuparse de los cárteles
mexicanos hasta que —como ya está ocurriendo— sean los cárteles mexicanos los
que se ocupen de Europa.
El
Chapo, es decir “el bajito”, llamado así porque es de pequeña estatura y
rechoncho, es el líder del Cártel de Sinaloa, el grupo criminal-industrial mexicano
que ha revolucionado el líder de la cocaína. El segundo al mando es Joaquín
Archivaldo Guzmán Loera.
Lo
sigo desde hace años, guardo noticia sobre él, escucho lo que dicen sobre él
los periodistas mexicanos y estadounidenses, trato de entender los
acontecimientos, las fugas, las debilidades. El Chapo se ha formado en la
escuela de los mejores maestros, el Padrino Miguel Ángel Félix Gallardo, el
hombre que trastocó los ejes mundiales del narcotráfico desde Colombia a
México: los esfuerzos antidrogas de las autoridades colombianas, con el apoyo
de Estados Unidos durante la era de Reagan, le dieron un duro golpe a los
cárteles colombianos de Medellín y de Cali. Los colombianos, arrinconados,
entendieron que era más conveniente confiar la distribución de la droga en EU a
los narcos mexicanos —que hasta ahora eran meros medios de transporte— para
reducir los riesgos que implicaba la entrega en Estados Unidos. Pero el que
manda es el que distribuye, no el que produce. Así, los mexicanos se volvieron
los nuevos padrinos mundiales de la droga, y el Chapo Guzmán fue pronto el más
poderoso de los padrinos.
El
Chapo tiene una visión clara de su tiempo: el mundo occidental no la hace, sus
derechos están en contradicción con el mercado, y por ello comprendió que los
países occidentales necesitan “territorios” sin leyes, sin derechos. México
tiene la coca, Estados Unidos los consumidores; México tiene mano de obra a
bajo costo, Estados Unidos la necesitan; México tiene miles de soldados,
Estados Unidos tiene las armas. ¿El mundo está lleno de infelicidad? Aquí llega
la respuesta: la coca. El Chapo lo entendió. Y así fue como se volvió rey. En
el mundo internacional del narcotráfico el Chapo posee la autoridad mística del
papa, que obtuvo con una campaña de consenso social que le ha dado autoridad,
como a Obama, y tuvo la genialidad de ver nuevos espacios de mercado que lo
transformaron en el Steve Jobs de la cocaína. Hipérboles que nos sirven para
mostrar lo particular de su personalidad.
El
Chapo sabe una cosa: la democracia es corrupción, y quien piensa lo contrario
es un ingenuo. Todos son corruptibles; sólo es necesario encontrar el punto de
inflexión. Paga y se te dará. En los países donde hay poca corrupción esto es
posible porque resulta más conveniente la honestidad que la deshonestidad, pero
el Chapo sabe que también allí llegará el momento en que todo esté en venta,
hasta el alma y su propio hijo. Todo. Para estructurar su cártel emplea el
modelo italiano, el modelo más eficiente del mundo en tema de mafia. Según la
tradición de las familias calabresas, campañas y sicilianas crea un grupo que
confió a sus parientes o a gente de la sierra a quien conoce bien. Nombra un
“consejero”, recluta sicarios entre los ex militares capaces de usar armas
pesadas: seriedad, profesionalismo, eficiencia. Estas son las características
que se piden para trabajar en la organización del Chapo. También que seguir
algunas reglas: nunca usar la violencia si no es necesaria y jamás ostentar la
riqueza ganada, algo muy contraproducente. Siempre lo repetía el Padrino: para
dominar hay que hacerlo desde las sombras. Y de hecho el Chapo permanece en las
sombras y desde allí gobierna un imperio que crece en forma desmesurada. Viaja
de incógnito. La gente empieza a contar que lo ha reconocido, pero es una vez
en un millón. Mientras las mafias italianas comienzan a ser arrinconadas por
las escuchas, el Chapo, que disfruta de la crisis económica, llegó a corromper
al gerente de las compañías telefónicas para conseguir que las líneas que usaba
en su cártel fueran imposibles de rastrear. Para transportar la droga a Estados
Unidos el Chapo y sus hombres emplean todos los medios disponibles: aviones,
camiones, automóviles, cisternas y finalmente túneles subterráneos, su
especialidad.
Su
captura fue seguida en México con una emoción similar a la de una final del
Mundial, y superior a la de una campaña electoral presidencial. El narco más
buscado del mundo fue capturado, en compañía de uno de sus colaboradores, a las
6:40 hora local del 22 de febrero de 2014 en el hotel residencial Miramar, en
el centro de Mazatlán, en el estado de Sinaloa, gracias a una mega operación
que llevó a cabo la Marina militar mexicana en colaboración con la DEA
estadounidenses, en la cual se emplearon dos helicópteros y seis unidades
terrestres de artillería, pero donde no se disparó una sola bala. El criminal
fugado más peligroso de México, el hombre por cuya cabeza Estados Unidos
ofreció una recompensa de 5 millones de dólares, se escondía en Sinaloa. Como
los jefes italianos, un capo mexicano no se aleja del centro de su poder. Tal
vez, en 13 años como prófugo, desde que se evadió de la cárcel de máxima
seguridad de Puente Grande, no se ha movido de allí, de esa tierra que le dio
grandeza y le ofreció protección. Todo nace allí, en Sinaloa, en la región
nor-occidental de México pero su imperio se prolonga mucho más allá de este
estado atrapado entre la sierra y el Pacífico. En 2009 la revista FORBES lo incluyó en la lista
de los hombres más ricos del mundo. El Chapo tenía inversiones exclusivamente
financieras, porque como todos los jefes de la mafia del mundo confía en “las
posesiones”: casa, fábricas, terrenos. Y sobre todo usaba su dinero para
alimentar una red de corrupción, indispensable para conducir sus asuntos tranquilamente.
Tan tranquilamente que durante los primeros años de la década del 90 la DEA
apenas conocía sobre su existencia. Y sin embargo, la cocaína, la marihuana,
las anfetaminas, la mayor parte de las sustancias que los estadounidenses han
fumado, inhalado y tragado durante los
últimos 25 años han pasado por las manos de sus hombres.
La
operación militar encargada de su captura se puso en marcha el 13 de febrero:
las fuerzas del orden consiguieron identificar varias casas en Culiacán, su
fortaleza, donde el Chapo solía dormir. Él siempre fue un maestro para
construir túneles para hacer llegar la droga a Estados Unidos, y esta habilidad
le resultó útil también para esconderse: algunas de esas casas de hecho estaban
unidas entre sí por túneles subterráneo. Parece que durante varios días los
militares estuvieron a punto de atrapar al jefe, pero éste siempre consiguió
escapar. En los últimos meses varios miembros del cártel de Sinaloa fueron
arrestados: así de estrecho era el cerco al Chapo. A principios de la semana la
policía efectuó una incursión en la casa de su ex mujer, Griselda López, donde
encontró algunas armas y un túnel que iba a dar al drenaje. Eran los drenaje
los caminos que el Chapo usaba para viajar de un lugar a otro de la ciudad, de
túnel en túnel, de escondite en escondite.
Los
que ha dejado a todos sorprendidos es que el Chapo fuera sorprendido en una
residencia de Mazatlán, es decir una ciudad, un puerto turístico: no estaba
escondido entre las montañas de la sierra, como muchos creían. Durante años
aparecieron noticias de arrestos falsos o de un posible asesinato. Por eso el
día del arresto nadie podía creer que de verdad hubiera ocurrido. En Twitter circulaban miles de mensajes:
“¿De verdad será él?”. Muchos no ocultaron su desilusión y su simpatía por el
líder de Sinaloa, y muchos de estos mensajes estaban en inglés. Por ejemplo, se
creó el hashtag #FreeChapo, liberen
al Chapo. Estos mensajes nos hablan más sobre el estado real del mundo actual
que muchos artículos y reuniones políticas. Todos piensan que el Chapo logrará
seguir dando órdenes desde su celda. La última vez que fue capturado, en 1993,
se le transfirió a la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande (en el estado
de Jalisco), que se transformó lentamente en su nueva base de operaciones,
desde la que siguió dirigiendo sus asunto, mimado por sus compañeros de
detención, los cocineros, los guardias de la cárcel y las prostitutas que lo
visitaban con regularidad. En conjunto, para él no estaba mal “pasarla” en Puente Grande. Ocho años
después, sin embargo, el Chapo ya no podía permitirse pasar más tiempo tras las
rejas: la Corte suprema había aprobado una ley que facilitaba la extradición de
mexicanos con cargos pendientes en las fronteras a cárceles estadounidenses. Su
transferencia a una cárcel de Estados Unidos habría significado el fin.
Así
que el Chapo eligió la tarde del 19 de enero de 2001. Uno de los guardias de la
cárcel, Francisco Camberos Rivera, apodado ‘El Chito” abrió la celda del líder
del cártel de Sinaloa y lo ayudó a acomodarse en el carrito de la lavandería,
lleno de trapos sucios. Lo condujo por corredores desatendidos y por puertas
electrónicas abiertas de par en par, hasta que llegó al estacionamiento interno
de la cárcel, donde había un solo hombre de guarida. Como en las mejores
películas de acción estadounidenses, el Chapo salió del carrito y se introdujo
en la cajuela de una Chevrolet Monte Carlo. El Chito lo arrancó y lo condujo
hacia la libertad. El Chapo había pagado su fuga a punta de billetes dentro de
la cárcel, pero gracias a esta fuga hollywoodense se convirtió en un héroe, una
leyenda. Sólo había pagado 8 años de los 20 a los que había sido condenado, y
ese día se convirtió en uno de los hombres más buscados, y no sólo de México.
La
confirmación de la captura del Chapo fue casi tan emocionante como la captura
misma. Al principio sólo se trataba de algunas indiscreciones no confirmadas:
la noticia la difundió a las 9:54 la agencia Associated Press, que había recibido la primicia del arresto de un
funcionario estadounidense que permaneció en el anonimato. Pero las autoridades
mexicanas no la confirmaron por horas. Mientras tanto, las voces sobre el
arresto del Chapo comenzaron a dispersarse por sitios de todo el mundo. Una
conferencia d prensa anunciada por las autoridades mexicana para las 11:30,
hora local, fue anulada por el secretario de Gobernación, cosa que llevó a
pensar que la persona arrestada no era de verdad el Chapo. Pero comenzó a
circular la foto de un hombre con el torso desnudo, con bigote, conducido por
un militar vestido de camuflaje. Sí se parece a él, pero ya pasaron 13 años
desde la última foto oficial, y tal vez se trate de alguien que sólo se parece.
La espera de la confirmación de la captura del Chapo provoca que todos mantengan
la respiración. A las 12:08 el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, anuncia una nueva conferencia de prensa para las 13:00. ¿Desmentirán o
confirmarán? Las dudas se despejan cuando a las 12:33 las autoridades mexicanas
confirman a CNN la captura del Chapo. A las 13:20 su foto desaparece de la
lista de más buscados de la DEA. Es la confirmación de Estados Unidos. Se
adelanta unos minutos a la mexicana, que ofrece el presidente Enrique Peña
Nieto, que con un tweet expresa su
gratitud por el trabajo de las fuerzas de seguridad. En realidad es auto celebración
por el golpe más importante de inicios de su mandato. A las 14:04 un
helicóptero de la policía federal aterriza frente a los periodistas reunidos en
el hangar de la Marina. En una conferencia de prensa las autoridades ratifican
lo que ya todo mundo sabe: el Chapo ha sido capturado. Explican dónde y cómo se
produjo el arresto. El procurador general de la república hace una lista de las
personas arrestadas y de los bienes incautados: 13 personas, 97 armas largas,
36 armas cortas, dos lanzagranadas, 43 vehículos, 16 casas y 4 fábricas.
Pero
falta sólo un detalle: el protagonista. Y aquí, a las 14:11, hace su entrada en
escena: los fotógrafos le inmortalizan al cruzar la plaza para llegar en un
helicóptero de la Policía Federal. Negros jeans, camisa blanca, el pelo y el
bigote bien recortado. Parece un poco cansado y no se ve en absoluto arrogante,
mientras los soldados de la Marina de guerra, de camuflaje, le sujetaban por
los brazos, él bajó la cabeza.
No
se hace ninguna presentación a los medios, sólo estas pocas imágenes para
confirmar el arresto. A las 15:00 se da la noticia de que El Chapo se ha
ingresado al penal del Altiplano, la cárcel que se encuentre en Almoloya de
Juárez, en el Estado de México, pero no se puede excluir una inminente
extradición a Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses ya anunciaron que
la solicitarán. Es lo que más temen los narcos.
Aquel
que usa túneles para pasar coca y seres humanos a Estados Unidos tiene dos
hijas con un pasaporte estadounidense en regla. En agosto de 2011 la joven
Emma, ciudadana americana, dio a luz a dos gemelos que nacieron con toda
tranquilidad en una clínica de Lancaster (cerca de Los Ángeles), seguida por la
policía antidrogas que no podía hacer nada porque sobre la joven, en ese
entonces de 22 años, no pesaban cargos. Estaba acompañada por los hombres del
Chapo. Como única precaución, la joven dejó en blanco el nombre del padre sobre
el acta de nacimiento de las niñas. Pero todos saben quién es. La crónica de la
captura del Chapo es un acontecimiento que México recordará para siempre. Para
el país, y no sólo para él, esta captura puede significar un cambio de época.
No sólo porque la captura del chapo podría hacer esperar el inicio de una nueva
época en la lucha contra los cárteles del narcotráfico, sino porque seguramente
señala el fin de una época: la de los padrinos, la aristocracia del
narcotráfico, de los cárteles basados —como la mafia italiana— en valores como
el honor y la lealtad frente a sus miembros. Tal vez el Chapo es el último
heredero de la vieja generación de narcos, que ahora abre paso a la nueva, la
del “narco 2.0”, de la violencia abusada y ostentada, tanto en la calle como en
internet; el narcotráfico de los jefes que no duran más que unos meses,
eliminados después por rencillas internas o por su propia arrogancia.
Tras
la tan esperada confirmación, junto a los mensajes de alegría de las
autoridades mexicanas y estadounidenses, sobre las redes sociales también
aparecieron mensajes de personas comunes que veían al Chapo como un héroe, un
benefactor, un dios mexicano. La reacción más difundida fue la incredulidad “El
Chapo es demasiado listo para dejarse atrapar”. También yo creo que es imposible
que el poder del Chapo, en un momento en que tiene tanta fuerza, pueda ser
bloqueado por su arresto. Hay muchas hipótesis; tal vez decidió que era buen
momento para dejarse capturar porque intuyó que es el único modo de que el
cártel siga haciendo negocios, pues ahora es demasiado “relevante
políticamente”. O tal vez entendió que estaba por romperse un feudo: su fiel El
Mayo había soltado —según algunas indiscreciones— una extraña declaración de
inacción, afirmando que las nuevas generaciones del cártel de Sinaloa estaban a
punto de tomar el poder. Es como decir: o les dejamos espacio o ellos se lo
apropiarán. Tal vez que el Chapo se haya dejado capturar es una forma de
hacerse a un lado sin que lo mataran. O tal vez es más simple y su gente lo
vendió. El Mayo (que últimamente ha perdido a mucha gente) temía ser asesinado,
se decía en voz baja. Algunos sostienen que el Chapo quería hacerlo arrestar
para tener menos presiones sobre él, pero el Mayo se le adelantó. Los
periodistas se esperaban la captura del Mayo, y en cambio llegó el Chapo. La
única certidumbre es la ambigüedad. Resulta difícil cree que este arresto sólo
sea fruto de una acción policiaca, porque, todos lo saben, en Sinaloa no sucede
nada si no lo quiere el Chapo. El rey ha muerto, viva el rey.
(Artículo
publicado originalmente en La Reppublica/ traducción de Maya Miret)