JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Febrero 2014
Es el cambio de letra más cotizada de la historia institucional de México, que costará a los mexicanos 1000 millones de pesos. La reciente reforma Política-Electoral aprobada por el congreso vino a cambiarlo todo: el IFE se convertirá en INE, flamante Instituto Nacional Electoral. Y aunque sólo sea un aparentemente -nimio- cambio de letras, significa un cambio en la imagen de todo el padrón electoral, cambiar la papelería y fechada de las 32 juntas locales, 300 juntas distritales, 800 módulos de atención al público y 818 vehículos oficiales. Además desde luego modificar la nueva imagen de las credenciales electorales de 87 millones 908 107 personas, en los próximos 10 años a un costo bruto actual (sin incluir inflación, ni IVA) de 870 millones de pesos. A lo que se deben sumar otros mil millones por concepto de nuevos spots televisivos y radiales para colocar al nuevo instituto electoral.
Las preguntas cándidas son obvias: ¿cuál es el objetivo de cambiarle el nombre a un instituto sesgado y errático?, ¿sobra el dinero?, ¿qué hará de nuevo el INE que el IFE no hacía?, y, lo más importante, ¿a quién beneficiará tanto dispendio?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario