miércoles, abril 03, 2013

ELECCIÓN DE AYUDANTES MUNICIPALES EN TEPOZTLÁN: SIMULACIÓN DE DEMOCRACIA E IMPOSICIÓN DE CONVENIENCIA




EL TARTAMUDARIO HAMBRIENTO
MEDIO NO OFICIAL DE LA TRANZA NACIONAL
CORRE LA VOZ

ELECCIÓN DE AYUDANTES MUNICIPALES EN TEPOZTLÁN:
SIMULACIÓN DE DEMOCRACIA E IMPOSICIÓN DE CONVENIENCIA

By Jorge Antonio Díaz miranda
18 de marzo de 2012

No es muy complicado. Los que quieran hurgar en las debilidades de nuestro federalismo, encontraran en el municipio su lado más vulnerable,justo ahí donde la columna vertebral del pacto federal, la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, es sustituida por leyes locales y poderes facticos. Cuando hablamos de leyes locales que pisotean la Constitución, hacemos referencia a la Ley Orgánica Municipal y a ese florilegio de aberraciones jurídicas denominado Bando de Policía y Buen Gobierno.Por poderes facticos, entendemos a grupos organizados (caciquiles, asociaciones civiles privadas, cámaras de comercio o empresariales), que sin haber sido elegidos para puestos de representación en los distintos niveles de gobierno (federal, estatal o municipal), son capaces de conculcar una agenda de gobernabilidad ad hoc a sus intereses. Poderes facticos y leyes locales alojan en la opacidad a los gobiernos municipales y a la egregia camarilla clientelar que los acompaña, anteponiendo en todo momento el beneficio personal al bien común.

En términos de la Realpolitik(forma de ejercer el poder político, carente de cualquier beneficio a la comunidad),el municipio es la estructura de gobierno más endeble del Estado de Derecho y por consiguiente, el sostén del Estado Fallido, vacío de leyes y justicia, “monstruo frío plagado de iniquidad”. En efecto, el fracaso de las políticas de desarrollo social sustentable comienza y termina en  la administración municipal. El nepotismo, el tráfico de influencias y la corrupción hacen sentir en este nivel de gobierno su fuerza e impacto verdaderos. La vigencia y sentido del autoritarismo y el centralismo se actualiza en cada trienio, con nuevas formas de desorganizar, desalentar y desactivar la participación ciudadana.Un principio para la disfuncionalidad del gobierno municipal es la relación asimétrica con las comunidades que gobierna. Asimetría no exenta de abusos, discriminación, simulación, control, represión e imposición.A la postre, los resultados de la gestión gubernamental (es un decir), terminan por ser una concentración masiva de recursos en la cabecera (sede del gobierno municipal) y un abandono programado de las comunidades.Una estrategia de control social, muy notable en los últimos 15 años, ejercida por los gobiernos municipales, ha consistido en imponer a las autoridades locales de las comunidades, poniendo titulares cuidadosamente elegidos por su escaso apego a su comunidad, evidente sentido oportunista e identificación militante con el partido político que ocupa la alcaldía. De ahí el interés por vigilar las elecciones locales y justificar el intervencionismo, alterando la jerarquía de las leyes como si la constitución política de México fuese una ley secundaria y estuviera subsumida por leyes locales. Esta estrategia de control electoral y vigilancia se multiplica a nivel nacional sobre todo en zonas de presencia indígena (con presencia de grupos étnicos u horizontes culturales de arraigo).

Desgraciadamente el municipio de Tepoztlán no está exento de esa situación de abuso,  centralismo y autoritarismo por parte delos gobiernos estatal y municipal, tal como quedó demostrado en las últimas elecciones de ayudantes municipales dentro de las comunidades, en donde una vez más, el intervencionismo y la simulación galoparon de la mano de poderes facticos e instrumentos legaloides que torcieron la ley para arropar inéditos procesos electorales: burocráticos, inequitativos, opacos. La desorganización social de las comunidades y su pasividad frente a la imposición del gobierno municipal, jugaron un papel central a la hora de inclinar la balanza: si bien hubo un registro histórico  de participación electoral de amas de casa y gente de la tercera edad, una representación significativa del sector de jóvenes decidió simplemente no participar.En todas las comunidades, la percepción de mayor participación de gente mayor y amas de casa se atribuye a la presión que distintos sectores, privados y públicos, ejercieron en estos dos estratos de votantes fuertemente vinculados a los programas de SEDESOL, Oportunidades y 70 y +.   

Este pulso sobre la organización potencial de las comunidades tepoztecas, servirá al gobierno de Graco Ramírez para medir el grado de resistencia social real ante los proyectos de modernización carretera que impulsa su gobierno, por eso pone atención especial a la desunión que impera al interior de las comunidades, la desorganización que predomina y sobre los sectores aliados de los que se puede valer para controlar, diluir o evadir intentos de oposición. En este punto, el gobierno estatal sabe que los recursos asistenciales serán críticos en el convencimiento de los indecisos, por su evidente necesidad de subsistencia y su vulnerabilidad social. 

En Santa Catarina, triunfó el gobernador y su “red ciudadana” GENTE X GENTE (GXG), al imponer a un candidato que fue arropado por apoyos, dinero y despensas. El gran perdedor fue el pueblo y su gente que ahora tendrán que esperar la factura de la “generosa ayuda desinteresada del gobernador de Morelos”.En otras comunidades tepoztecas la moneda está en el aire pero se ha logrado documentar “apoyos” y coyunturas políticas que refuerzan la percepción social de una intención manifiesta por parte del gobierno municipal por desconocer los usos tradicionales en aras de “fomentar la pacificación de las comunidades”. Sin embargo esta “pacificación” despliega indicios represivos pues emplea a grupos organizados privados para ejercer presión o cooptar el voto “libre y secreto”. Una aberración invocada en los comicios insiste en justificar a las autoridades municipales como juez y parte, operador y arbitro, o elector principal que decide cual es el mejor modo de votar para las comunidades, aunque se deje a un lado tareas sustantivas como la seguridad y la paz social: de acuerdo a un sondeo de percepción dentro del municipio, los índices de consumo de bebidas alcohólicas  se incrementaron en un 35 a 40% el día de las elecciones.

En San Andrés de la Cal, el balance de la jornada electoral, es, sin duda, de triunfo contundente para el gobierno  municipal de Tepoztlán, y de derrota contundente para la comunidad.En unas elecciones intachables por la elevada participación y la civilidad de los pobladores, salen a relucir,sin embargo, los vicios de siempre, tan conocidos, tan rancios de la política sucia: ahí donde los chismes y los prejuicios son incluso más importantes que los problemas reales, la hipocresía enseñorea, divide profundamente y paraliza cualquier acción en pro del bien común.

No obstante que la convocatoria publicada por el ayuntamiento de Tepoztlán, para la elección de autoridades auxiliares (léase ayudantes municipales),  se basó en un absurdo jurídico (según el cual, leyes locales estarían por encima de la constitución); la  alineación pasiva de las cuatro planillas participantes (verde, azul, morada y amarilla) a esa imposición sin fundamento, significó de parte de los líderes y seguidores, una falta de competencia en materia de derecho constitucional concerniente al reconocimiento de la cultura de los pueblos indígenas y por ende, una falta de visión y comprensión integral del contexto histórico-político y de actualidad del poblado.   La irregularidad más notable en el proceso de elección instrumentado por el ayuntamiento, fue la ausencia de una consulta pública a las comunidades, sobre sus usos tradicionales,para la elección de sus autoridades internas., para lo cual, sobra decirlo, no hubo ni un esbozo de reclamo u oposición, ni de parte del pueblo y menos de las planillas. Esa parálisis de acción opositora tampoco pudo contrarrestar la injerencia estatal y municipal, la cual se hizo de forma pública a través de gestores identificados con proyectos de modernización carretera, para que el gobierno de la llamada Nueva Visión, distribuyera  despensas y “apoyos financieros” con los que claramente intentó inclinar la intención de los votantes a favor de candidatos títeres.   

El posicionamiento, formación y consolidación de  dos planillas “apadrinadas”,introdujo en las elecciones locales inequidad, favoritismo inducido y chantaje dirigido a los votantes, promovido este último por facciones familiares bien identificadas tanto por sus conexiones gubernamentales como por su red de beneficiarios.El impacto de estas maniobras de inducción del voto y manipulación tanto internas como externas,se vio reflejado en el repunte de la participación de ciertos sectores de votantes, que fueron forzados a votar por una opción específica, so pena de perder su lugar en los programas federales como Oportunidades, 70 y Más o de apoyos al campo. En ese sentido fue evidente la receptividad y elevada participación de gente de la tercera edad y amas de casa.De modo que, la nula resistencia al autoritarismo y a la injerencia de los gobiernos estatal y municipal, también se reflejó en un ejercicio acrítico del voto, en el que triunfó localmente, el voto duro de tres familias y los compadrazgos adherentes, pero no la democracia ni la verdadera representación popular. Es decir, en términos del análisis de la política real, el “ganar” con solo una quinta parte del padrón real de votantes es considerado como signo de debilidad política, y una posición cuestionable para el establecimiento de una real interlocución.

Así pues, los dividendos de la realpolitik municipal arrojan cuentas alegres para la preeminencia autoritaria del ayuntamiento de Tepoztlán, y una devaluación significativa en la autonomía e identidad del poblado de San Andrés de la Cal. El mosaico de debilidades del poblado quedó al descubierto en cada una de las siguientes manifestaciones:

·          El hecho de que las dos principales planillas hayan sido apadrinadas, es signo de debilidad organizativa y orfandad de respaldo real.

·          El hecho de que la PLANILLA GANADORA haya basado su fuerza en el voto duro de familiares y conexos, sin rebasar una quinta parte del padrón real de votantes, es signo de su muy limitada convocatoria, y signo inequívoco de lábil representatividad.

·          El hecho de que las dos planillas principales hayan apostado por la compra del voto o su cooptación, es signo de  debilidad que los hará depender de las determinaciones del ayuntamiento, cargando con la cuenta del costo político ante medidas impopulares o del todo contrarias a los intereses del poblado.

·          El hecho de que las dos planillas principales hayan obligado a votar a gente de la tercera edad con evidentes dificultades motrices, o a personas con manifiestas limitaciones cognitivas, o a personas en situación de vulnerabilidad social o financiera; habla de insolvencia moral y también de signos inequívocos de nepotismo.

·          El hecho de que los jóvenes no votaran, es un signo de neutralidad política mal entendida y de su incultura sobre la historia pasada y reciente de su pueblo.

·          El hecho de que algunos jóvenes hayan querido intervenir en los destinos de su pueblo, desde el desconocimiento y la ambigüedad es signo de su orfandad ideológica, y de su resistencia a actuardesde una posición crítica, reflexiva y responsable.

·          El hecho de que los pobladores de San Andrés de la Cal hayan permitido que el ayuntamiento impusiera su modo de elección, es signo de un debilitamiento profundo de su identidad y la disolución sus valores, autonomía y dignidad.

·          Finalmente, el hecho de que los pobladores hayan tolerado la compra del voto por parte de planillas arribistas y acomodaticias, nos habla de una inconciencia ciudadana que apuesta por la dependencia hacia el asistencialismo del gobierno, lo cual, no genera riqueza pero sí el atraso social, injusticia y envilecimiento de la dignidad humana. Al final, tenemos un pueblo más polarizado y dividido, ante un ayuntamiento fuerte, centralista y autoritario que tiene el permiso de la pasividad para seguir marginando a las comunidades como San Andrés de la Cal de la inversión pública que le corresponde.

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