No es muy complicado. Los que quieran hoy destrozar al panismo de Felipe Calderón y sus operadores, por la derrota en Michoacán, encontraran el terreno llano. Dentro de esos, habrá quienes ligaran ese hecho a otros que tienen alcances más amplios, vinculados con la gravosa situación del país, y más específicamente, con los errores cometidos por el gobierno calderónico al desplegar una fallida estrategia de combate a la delincuencia. Habrá otros que diran, que la derrota de La Cocoa nada tiene que ver con la situación del país y atribuiran el episodio a errores del panismo estatal que dirige el gris Germán Tena, por no haber sopesado con antelación el peso real del priísmo en la entidad. Pero, "haiga sido como haiga sido", la derrota de la ex cándidata Luisa María La Cocoa Calderón, existe, es tangible, innegable, dura en su mensaje y tajante en su proyección de lo que vendrá en el corto plazo. En términos estratégicos, ha sido el último gran error del calderonismo por introducir una fórmula legaloide que disfraza la reeleción por otros medios, el nepotismo y las dobles intenciones de imponer, por los medios que sean, a parientes cercanos a quienes en el fondo no les interesa el desarrollo de Michoacán. En una perspectiva más amplia, éste último y disparatado ejercicio de medir fuerzas con el priísmo, deja muy mal parado al presidente Calderón pues desnuda las internas de su debilidad. Sea cual sea la decisión que habrá de tomarse en las próximas horas, de todas formas la derrota no se podrá borrar: si los abogados del PAN deciden impugnar la elección y revierten el resultado quedándose con la gobernatura, perderá Felipe; si el tribunal electoral del poder judicial emite un dictamen del tipo que le dió a Felipe Calderón el acceso jurídico a la presidencia en 2006, también perderá Felipe. La tentación de hacer sentir el poder del Estado y desatar la tragedia sobre Michoacán, debe ser grande, sin embargo, esta vez, no se golpeará a algún cabecilla de cártel de medio pelo, sino al priísmo que se ha mostrado ágil y eficaz a la hora de armar su ofensiva electortera, moviendo las palancas adecuadas de la maquinaria sistémica que bien conoce.
El golpe a Felipe también ha dado en otros blancos, por ejemplo al perredismo chuchista que se retrae con este revés que devalúa su regenteo. Devaluación de la que el cardenismo ha sido cómplice activo y agazapado promotor. En la última hora, el perredismo, o lo que queda de él, abraza a AMLO como tabla de salvación, lejos de la arrogancia de Marcelo, Dolores y Rosario.
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