LA
PITONISA DE AGUAPRIETA
DE
SUSANA PAGANO
Jorge
Antonio Díaz Miranda
Mayo
2014
En
estas letras vive un fragmento de tus alas,
Susana Pagano
El retorno del hijo
primogénito al pueblo que lo vio nacer, después de una accidentada travesía por
caminos ignotos, forma parte de uno de los motivos literarios más fecundos en
la narrativa mexicana. No obstante, en la novela de Susana Pagano, no es el
centro de su relato sino un hecho meramente incidental que desencadenará una
serie de desencuentros entre Otoniel (el hijo pródigo que regresa), su hermano menor Próculo y su madre Severina.
La disputa por el alma espiritual de Aguaprieta (enclavado en una zona rural de
Michoacán), sólo puede zanjarse con sangre. Cada reminiscencia, cada nuevo
giro, cada matiz agregado, va perfilando en crescendos simbólicos un cinturón
de violencia que se irá cerrando en torno de los personajes hasta asfixiarlos. Aunque
mortalmente enfrentados, Severina y Otoniel son parecidos en sus posturas
extremas. Ella no es la figura femenina que elogia el folclor dominante de
México, dócil, obediente, pasiva frente al macho abusivo y tomador. Ella es
feroz, renuente a someterse a cualquiera que quiera ser su dueño, que quiera
ocupar su vida y controlarla. Al padre de sus hijos lo corre de su casa a punta
de escopetazos. Reniega de los chismes. Se burla de la hipocresía. Sagaz y
astuta ejerce el oficio de pitonisa que adivina el futuro de sus paisanas
apocadas. Otoniel es también radical
pero en un sentido fundamentalista, un pastor manipulador que dirige la fuerza
de sus anatemas para que la gente del pueblo que lo vio nacer linche a su
hermano y a su madre, argumentando el fin del mundo y la salvación del pueblo
con la expulsión de la bestia apocalíptica y su esbirro sodomita... Otoniel,
como su padre fue expulsado de su casa por su madre, después de que éste
castiga a su hermano menor con la castración, por ser un contumaz invertido. Los
años pasan y vuelve al pueblo para conjurar su venganza. Pero hay un personaje que oculto en las
sombras es el verdadero poder. Próculo,
el hermano menor, que tiene el talento primoroso de elaborar hermosos bordados,
llenos de color, complejas combinaciones de puntos, cuyas figuras y paisajes
resaltan por su intensa vitalidad. Los bordados que Próculo hace para la gente
del pueblo sirven a su madre para ver en ellos visiones del futuro, trágicas o
no. Las líneas del bordado son las líneas del futuro que Severina sabe leer y
darles un sentido. Otiniel es un Pastor, Severina la clarividente y Próculo un
oráculo. Entre ellos una guerra encarnizada por el sentido de los días. El
desenlace es inesperado, de una crudeza inaudita.
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