viernes, mayo 09, 2014

LA PITONISA DE AGUAPRIETA



LA PITONISA DE AGUAPRIETA
DE SUSANA PAGANO


Jorge Antonio Díaz Miranda
Mayo 2014


En estas letras vive un fragmento de tus alas,
nombrarte  es luchar con lo inefable.
Susana Pagano


El retorno del hijo primogénito al pueblo que lo vio nacer, después de una accidentada travesía por caminos ignotos, forma parte de uno de los motivos literarios más fecundos en la narrativa mexicana. No obstante, en la novela de Susana Pagano, no es el centro de su relato sino un hecho meramente incidental que desencadenará una serie de desencuentros entre Otoniel (el hijo pródigo que regresa),  su hermano menor Próculo y su madre Severina. La disputa por el alma espiritual de Aguaprieta (enclavado en una zona rural de Michoacán), sólo puede zanjarse con sangre. Cada reminiscencia, cada nuevo giro, cada matiz agregado, va perfilando en crescendos simbólicos un cinturón de violencia que se irá cerrando en torno de los personajes hasta asfixiarlos. Aunque mortalmente enfrentados, Severina y Otoniel son parecidos en sus posturas extremas. Ella no es la figura femenina que elogia el folclor dominante de México, dócil, obediente, pasiva frente al macho abusivo y tomador. Ella es feroz, renuente a someterse a cualquiera que quiera ser su dueño, que quiera ocupar su vida y controlarla. Al padre de sus hijos lo corre de su casa a punta de escopetazos. Reniega de los chismes. Se burla de la hipocresía. Sagaz y astuta ejerce el oficio de pitonisa que adivina el futuro de sus paisanas apocadas.  Otoniel es también radical pero en un sentido fundamentalista, un pastor manipulador que dirige la fuerza de sus anatemas para que la gente del pueblo que lo vio nacer linche a su hermano y a su madre, argumentando el fin del mundo y la salvación del pueblo con la expulsión de la bestia apocalíptica y su esbirro sodomita... Otoniel, como su padre fue expulsado de su casa por su madre, después de que éste castiga a su hermano menor con la castración, por ser un contumaz invertido. Los años pasan y vuelve al pueblo para conjurar su venganza.  Pero hay un personaje que oculto en las sombras es el verdadero poder.  Próculo, el hermano menor, que tiene el talento primoroso de elaborar hermosos bordados, llenos de color, complejas combinaciones de puntos, cuyas figuras y paisajes resaltan por su intensa vitalidad. Los bordados que Próculo hace para la gente del pueblo sirven a su madre para ver en ellos visiones del futuro, trágicas o no. Las líneas del bordado son las líneas del futuro que Severina sabe leer y darles un sentido. Otiniel es un Pastor, Severina la clarividente y Próculo un oráculo. Entre ellos una guerra encarnizada por el sentido de los días. El desenlace es inesperado, de una crudeza inaudita. 

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