viernes, enero 17, 2014

SOFLAMEROS, POMPOSOS E INEFICACES

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Enero 2014


Lo evidente es materia de lo innegable. Aunque en política se trate de negar este principio o restarle esencia con interpretaciones espurias. Y aunque los gestos tiendan un perímetro de opacidad para no ensuciar el plumaje dudosamente impoluto, o disfrazar lo que es con  desinformación, verdades a medias (que son mentiras completas) y operativos soflameros para "demostrar" que la violencia sigue siendo monopolio del Estado; ni así ha podido la camarilla Atlacomulco ocultar su idiocia y lentitud, la falta de imaginación para no amontonar "juanes" o "gendarmes" en un despliegue que hasta este día no ha dado ningún resultado positivo. Cuarenta mil niños sin escuelas, cientos de negocios cerrados, estado con supresión de garantías, fuentes de empleo extintas, campos sin labranza, clase media golpeada y ciudadanos a merced de Templarios, militares, policías y hasta los excesos de algunos sectores de las guardias comunitarias sublevados por tantas pendejadas de Fausto y sus presidentes municipales. El hecho es que como se ven las cosas, el espectro de Fausto "Yoda" Vallejo y la cauda de mandarines perredistas ex mandatarios de Michoacán han acumulado tanta podredumbre y concentrado poder en los delincuentes que ayer fueron sus promotores electorales, caciques dilectos, compradores de votos y valedores del control social. Según los indicios informativos que se han ido acumulando, (longitudinales y transversales), la política local ha sido beneficiaria activa de las fundaciones caritativas templarias o familiares siempre dispuestas a dar una mano "generosa" a nulidades políticas para cobrar a la postre onerosas cuotas de infiltración y cooptación violenta de la vida civil. Pese a 12 de años de alternancia el cínico minimato panista no se detuvo a la hora de ajustar cuentas para reorganizar el mercado del delito, exigiendo a los extorsionadores locales la iguala 10% para las arcas de los flamantes nuevos ricos que emergían de la cantera blanquiazul. El triste legado de Felipe Calderón es haber dispuesto de tantas fuerzas federales para hacerle la guerra a los fantasmas que su hipocresía detestaba, pero que, a la hora de los bisnes hizo de la vista gorda a pesar de policías federales y militares que caían en emboscadas traicionados por sus propios compañeros; a pesar de que la violencia en contra de civiles fue desmesurada al grado de lanzar granadas en plena festividad septembrina del grito. Pero de eso nada, ni una palabra. Ninguna imputación por negligencia en un país donde el fuero lo es todo, y la corrupción y el cinismo y la mediocridad. Ahora está un nuevo virrey Atlacomulco que concentra un poder plenipotenciario a pesar de que formó junto con su ex jefe Basbas un sainete tragicómico en el que no pudo dar con el cuerpo de la niña Paulette...Quizá sea una ironía involuntaria del peñanietismo que un gris burócrata de semejante talante sea el encargado de la seguridad del más que martirizado estado, para, precisamente, NO ENCONTRAR LOS CUERPOS DE LOS CIVILES MICHOACANOS QUE IRÁN CAYENDO EN SU CRUZADA DE BALCANIZAR MICHOACÁN. 

Por otro lado tal vez sea una verdadera tentación especular sobre la velada cercanía del general Naranjo, quien ha desaparecido de la palestra mediática: aunque la evidencia de su paso se asocie con la solución final de milicias paramilitares armadas por el gobierno para combatir grupos criminales indeseables que no se quieren poner con su respectiva comisión.  

Ojalá que en este punto la bola de cristal se equivoque pues de ser ciertos los funestos vaticinios, la colombianización en su sentido más siniestro estará en marcha con los Estados Unidos más que puestos a intervenir en la soberanía del violentado vecino.                   

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