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JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
MARTES 01 DE FEBRERO DE 2011
Había escuchado ya de esta película documental y sin embargo todas las versiones quedaron muy atrás de lo que en realidad es. Es cierto lo que dice James Nachtwey: "las revistas son un espejo en el que sólo se filtra una mínima porción de realidad", sobre todo cuando de temas polémicos se trata. Uno ve las fotografías del horror de la guerra o la miseria o la enfermedad o el hambre y siente que las cosas pasan muy lejos, fuera de la frontera de seguridad personal. Más aún, el lector de revistas y periódicos se pierde en divagaciones y sólo entiende sin sentir lo que está sucediendo en el mundo. Cosa contraria a los periodistas y fotógrafos como Nachtwey que están en la escena, arriesgando su vida para documentar el Armagedón que se adelantó a ciertas zonas del planeta donde el ángel de la muerte desciende sin compasión para niños, mujeres, ancianos y hombres como Ud. y yo que estamos trabajando en las oficinas, talleres o fábricas. Más de 25 años de carrera ha pasado James Nachtwey documentando con imágenes duras el suplicio humano, en áfrica, Europa del Este y Asia. La guerra no es el único frente de batalla, lo son en proporción el hambre y la miseria que matan en conjunto alrededor de 6 millones de humanos anualmente. Lo vesánico de todo esto, nos dice Nachtwey es que "tenemos grandes avances sociales y la revolución tecnológica enriqueciendo a unos cuantos, mientras la inmensa mayoría vive en el atraso y la escases de casi todo". La película dirigida por Christian Frei, recibió la nominación del Oscar al mejor documental en el año 2001, es sólo una pequeña muestra de la vasta obra fotográfica de Nachtwey y está focalizada en la guerra de los Balcanes en la zona de Kosovo (1999), la intifada en Ramhala, Palestina (2000), los enfrentamientos en Sudáfrica (1997), y el trabajo esclavo de Indonesia(2000). Un plus de esta extraordinaria película es la música compuesta por Eleni Karaindrou, David Darling y Arvö Pärt, producida en su conjunto por el fascinante Manfred Eicher. A pesar de los años esta película sigue siendo actual y posee la virtud de presentar la guerra en su dimensión menos mediática: la del dolor.
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