Los oficios eficaces de la comunidad europea se despliegan en medio de la crisis del gobierno de Muhammar al-Kadafi, encomendando reconciliación y cambios en la oprimida sociedad de Libia. La sombra de los bombardeos humanitarios se cierne sobre Tripolitania y sobre el dictador que le fue impuesto al país por las mismas potencias occidentales que hoy lo condenan. Qué lejanos estan los días en que Kadaffi era un destacado líder para los europeos, en el sucio papel de contener el malestar árabe. Armado y encumbrado por Estados Unidos y la OTAN, el dictador-profeta del desierto, optó recientemente por la disidencia y la Jihad, pasandosé al eje del mal que los estadounidenses abominan, con Siria e Irán a la cabeza. No pasó mucho tiempo desde que la hipocresía occidental se volvió causa de misioneros oportunistas y mercenarios acomodaticios. A un tris estamos que los negocios de la zona euro (con Alemania e Italia como cabezas visibles), se vengan abajo con la caída del dictador libio.
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