lunes, noviembre 10, 2008

TU CUERPO EN EL MAR

Fotografía de Max Stan
Modificada por Jorge Antonio Díaz Miranda
Reproducción sin afanes de lucro sólo con fines informativos
BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008
He caminado noches enteras por caminos de sombra, en montañas solitarias y costas desafortunadas, tras la huella de pensamientos tenebrosos. Fui más allá de la soledad en medio del insomnio y la desesperación. Anduve caminos extraños donde sólo pisaba la desolación. Vengo desde la lejanía de un corazón solitario, con mi silencio a cuesta y la amargura de años en que deshabite el amor. Después, tuve entre mis manos una perla viva con ojos de mar y cuerpo de sirena. Tomé de sus labios el consuelo de la ternura. Su cuerpo fue la casa de mi cuerpo. Aprendí el hechizo del amor por la consolación de sus senos. Me brindo la marea de su sexualidad que iba y venía sobre mi con sutil sensualidad. Tuve en su ternura, el fugaz atisbo de un amor errante, sin miedo de sombra, tristeza u olvido... Luego ella volvió al mar y yo a mi camino. Pero aún en esta oscura distancia llega su aliento vital, la canción de su alegría, su beso triste, el murmullo nocturno de su voz que me llama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me uno a este hechizo de muerte y soledad que cantas en tu cantar…

He soñado los signos del derrumbe, he visto en la cara de su mujer como se desvanecía mi antiguo anhelo, he hablado en mis sueños con gente desconocida para preguntar quien era yo; me contestaron que soy la sombra de un sueño nunca vivido. Hasta las playas se veían tenebrosas en mi lúgubre camino hacia las tinieblas.
En mi sueño me alcanzaba la soledad en las palabras de su amada, en la mirada de su hijo, en su ausencia perenne, porque fue siempre ausente.

Entonces hasta en mis sueños he anhelado morir, para darle sentido a mi propia historia. Estaba nadando en mis sueños, en el Mar de los Sargazos, nadando contra corriente en un pantano algoso. Debe ser esta la metáfora del amor que quise vivir. No hubo movimiento en donde no hay cambios. Ni habrá cambios en donde no hay movimiento.

Me uno a este hechizo de muerte y soledad que cantas en tu cantar… porque nada he de dar en donde nada ha habido, ni nada puedo dar en donde no tengo cabida.

…En mis sueños están los signos del derrumbe…