Pecadores de ingenuidad todos aquellos que creyeron que nunca más habría en el sitial de los santos católicos otro pontífice simoníaco, corruptor y amigo de depredadores-delincuentes. Juan Pablo II es una vergûenza para los católicos de todo el mundo, aunque sea ungido como santo por el dinero de los legionarios y la influencia del opus dei. El encubrimiento de los pederastas de todo el mundo, principalmente los de México, es un hecho que debiera mover a la indignación y sobre todo a la movilización para llevar a la cárcel a los responsables por omisión, encubrimiento...Lástima que la justicia esté dormida en estos tiempos aciagos y que el cinismo se imponga en todos lados. Pero ni así podrán borrar décadas de porquería y deshonor.
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