JORGE
ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Abril
2014
A unos meses de iniciar la
copa mundial de futbol Brasil 2014, el futbol nacional sigue enclaustrado en su
cápsula de negación. Ya se han delineado en esta columna algunos de los
problemas estructurales que básicamente pueden expresarse en los términos de
una híper-comercialización y demasiada televisión, y demasiado negocio, donde
lo que importa no es en sí el fútbol sino la plusvalía que genera su
explotación comercial. Tal situación lo único que puede derivar es entrenadores
cautivos y jugadores aún más cautivos de torneos mediocres que no aportan nada
nuevo a lo que ya se conoce y partidos que dan más de que hablar por lo que
pasa fuera de la cancha,con las declaraciones procaces de un enojado Jorge
Vergara, la bronca que monta la inchada o los abusivosmega operativos de
seguridad en los estadios… Así en medio de bostezos y tormentos televisados el
fútbol no avanza y si lo hace, aunque sea un ápice es para volver a caer al
ostracismo desde una altura mayor. Pero también es lo interno. La enfermedad
comienza con un desdén por las canteras, sigue con un descuido monumental de la
formación profesional y humana del futbolista, para terminar en una chapuza de
preparación técnica que sustituye la inteligencia, la comprensión y la técnica
de juego de conjunto con la individualidad, la obediencia debida y el
acondicionamiento físico.En la corta vida media de los técnicos ellos se
preocupan más por “conservar la chamba” que por formar jugadores. Así, en un
esquema de funcionalidad presidiario unos y otros están enfrentados a un dilema
que siempre, bajo cualquier circunstancia los lleva a lo mismo: ganar como sea
sin salir de la medianía de siempre. Lo peor es que ese ambiente de fracaso
repetitivo también se extiende a los jugadores competitivos que juegan en
Europa. Jóvenes que en torneos de verdadera competencia táctica se ven
dirigidos por técnicos profesionales que entienden mejor que nadie las
cualidades que poseen y las aprovechan en un circulo virtuoso de crecimiento
para los futbolistas. Pero al llegar a la selección a lo primero que deben
enfrentar es el aparato fariseo de la federación que les ordena “vender”
distintos productos en la televisióny atender repetitivas rutinas de
“concentración” que lo único que tienen de cierto es la vigilancia para que los
futbolistas no se “desbalaguen en la vida nocturna de los antros”.En ese
sentido, Brasil es una tentación tremenda donde ya se demostró que hasta los
“europeos” caen en las tentaciones de la carne descuidando peligrosamente su
preparación física y demostrando que el ambiente que rodea la selección
mexicana es de una calidad humana nefasta e intencionadamente corruptora. Lamentablemente,
los buenos deseos o las ganas del “piojo” Miguel Herrera o la probada
combatividad de su asistente Ricardo
Peláes (dúo dinámico cedido por corte$ía del monopsonio TELEVISA), son apenas
una vacilante alambrada contra el asalto comercial de los medios y federativo,
que como siempre, querrán sacar el mayor provecho sin que les importe aplastar
la dignidad de jugadores y cuerpo técnico, ensalzándolos primero y luego
defenestrándolos en los medios a los que ellos como dueño tienen acceso
preferente. Ya se ve venir cantidades ingentes de comentaristas que toman sus
pendejadas como genialidades, que no tienen empacho en seguir aportando pobres
e incompletos análisis sólo para defender el estatus de indefensión e
ignorancia de los principales protagonistas. Ellos, los comunicadores, debieran
estar analizando el juego de Croacia, Camerún y Brasil, adversarios
indescifrables para México en la primera etapa. Lo mismo que en estos momentos
debe estar haciendo –supongo- Miguel Herrera, poniéndole mucha atención a
Croacia, por la sencilla razón de que esta selección ha dado durísimas
lecciones de artesanado futbolístico con filigrana táctica a orgullosas
selecciones como las de Inglaterra y Alemania, en sus propios países, en el
marco de competencias de primer nivel como la mismísima Eurocopa. Sin olvidar
que, Croacia, por los problemas políticos que ha atravesado, primero por la
desintegración de Yugoslavia y luego con la guerra fratricida con Serbia, ha
tenido menos tiempo de juego de conjunto que México pero no obstante es mucho
mejor…si historia es destino entonces no debe ser sorpresa para nadie otra
muestra de mediocridad mayúscula de México en un certamen verdaderamente
competitivo, porque de ese tamaño monumental es el desinterés de federativos,
burocracia y dueños los anteriores cuatro años previos. Así las cosas, la
debacle de la ilusión nacional está cantada y que a nadie tome desprevenidos,
pues se anuncia en sus signos evidentes y circunstancias agravadas. Estáis
advertidos, conste.
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