jueves, octubre 24, 2013

TROPA DE ELITE 2



JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA

Octubre de 2013





Menos intensa que la primera parte, la continuación Tropa de Elite no tiene desperdicio. No cabe duda que en su segunda entrega Jose Padilha amplió perspectivas e hizo que su mirada apuntara más alto, hacia la perspectiva de conjunto y sobre todo hacia esa parte institucional, gubernamental y política que utiliza al crimen para hacer prevalecer sus intereses de poder. La violencia institucional con todos sus amarres políticos hace empequeñecer a la violencia de los narcotraficantes de Río, pues es capaz de cooptar con su “legitimidad” a medios de comunicación, sectores enteros de la economía (legal e ilegal) y sustituir –cuando así le conviene- a bandas criminales para que policías corruptos operen en su lugar con todas las facilidades, y sobre todo con la “aprobación” de las clases medias. Padilha nos ofrece su propia radiografía del Sistema, con sus engranajes, bandas de transmisión, cilindros y motor, los cuales funcionan con armas, dinero y sangre (inocente y no); en donde todas las piezas son sustituibles e incluso aquellas que pretendidamente dirigen, pues el system no tiene centro gravitacional, es difuso en su estructura (sectorizada y diferenciada) y omnipresente (funciona para todos los niveles). Con lenguaje cinematográfico, excelente dirección, actuaciones elocuentes y fotografía precisa, Padilha arma todo un alegato sociológico en contra de la simulación del gobierno en un aspecto que lesiona a la sociedad brasileña de su tiempo, la seguridad, que es utilizada por la clase política para subir o bajar ministros, elegir legisladores o hacer posible la reelección de gobernadores. 

En esta ocasión nos encontramos al Coronel Roberto Nascimento (interpretado por Wagner Moura) que ha vuelto al BOPE después de su divorcio, encabezando el asalto a una prisión de alta seguridad en la que una de las narco-organizaciones se ha amotinado, ayudada por “la milicia”, una sociedad secreta de policías en activo que explotan el comercio de estupefacientes y el mercado negro en las favelas. En medio de la refriega, emerge la figura de un defensor de los derechos humanos, al que, por ironías crueles, la ex esposa del atormentado Nascimento ha escogido como pareja sentimental. El defensor negocia una tregua para el asalto a instancia de que los amafiados entreguen las armas y el control del reclusorio a la dirección, pero una vez más el BOPE demuestra su músculo y aplasta en sangre el motín manchando la camisa del ombudsman con sangre del líder asesinado. El escándalo mediático no se hace esperar pero lejos de ser dado de baja del servicio, es ascendido por “conveniencia política” a la subdirección de inteligencia en el cual se alojan los expedientes secretos de figuras públicas y no tan públicas de Rio de Janeiro. Tres vuelcos inesperados tiene la historia que hasta ahí no cuenta algo desconocido: la muerte de André (ex alumno y amigo de Nascimento en la BOPE), el asesinato de una periodista que investiga los nexos entre el cinturón de amigos del gobernador y “la milicia”, y, que el hijo del propio coronel Nascimento es herido en un atentado dirigido por la mencionada “Milicia”. Esos hechos revelan al flamante subsecretario de seguridad de Rió, el citado Roberto Nascimento, un hecho incontrovertible: que los enemigos están en el mismo gobierno para el que trabaja, y los cabecillas intelectuales son íntimos del gobernador y que actúan bajo la férula de éste con el único propósito de asegurar su reelección. Acostumbrado a combatir fuego con fuego el subsecretario vuelve al uniforme “Calavera” y arma distintos dispositivos tácticos para desactivar la estructura de la “Milicia” en todos sus niveles comenzando por “los de arriba” y de ahí se precipita una vorágine nada alentadora que da lecciones de miseria humana y fuerza…



El carácter de la historia en esta segunda parte, tal vez dé para una tercera e incluso una cuarta, aunque desde esta segunda parte Padilha nos anticipa un pronóstico desalentador: el sistema no se destruye solo se reconfigura mediante la selección natural de lo peor compitiendo con lo peor. 

                 




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