El director Shion Sono nos propone considerar una realidad paralela en la misma vida, entre dos extremos de tensión que crean malestar y despersonalización: el trhiller es eminentemente psicológico y juega con la mente desde las apariencias y el desengaño. El opus nos ubica en un sitio incierto de emociones disueltas por las contradicciones de la vida, y luego con la moral a cuestas que cobra su cuota de sangre, sudor y lágrimas.
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