Gráfico de Paul Emile Becat (1865), Las novias de Cristo (colección).
Más conocido en su tiempo como la trinchera política de Restrepo, esta extraordinaria recopilación recoge una muestra singular de la cultura finisecular y novosecular de Colombia. Si bien es cierto que muchas de las rimas y coplas fueron escogidas por el compilador para desatar verdaderas andanadas contra sus adversarios ideológicos en la Colombia convulsionada de finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, El Cancionero de Antioquía (en adelante el Cancionero) descubre una rica veta literaria en la cultura auténticamente popular y por ello consubstancialmente regional. El hallazgo de Restrepo fundó escuela a través de la vasta sensibilidad y un método de registro sencillo, directo, que abreva de fuentes primarias: la de campesinos que no son remisos a compartir la extensa tradición literaria que conservan como legado oral.
El Cancionero fue publicado en 1929 dentro de uno de los períodos históricos de Colombia caracterizados por la reconstrucción nacional y el mutuo reconocimiento de las distintas culturas que confluyen en la ecúmene colombiana. Las posteriores ediciones de el Cancionero, recopilado y anotado por Restrepo, han demostrado, de acuerdo con el estudioso Nicólas Bayona Posada[2], algunas deficiencias del trabajo original como lo son incluir coplas repetidas o aquellas rimas que no son originalmente de la región de Antioquía, además de un estudio filológico incompleto de las voces y los contextos denotativos a los que se aplican; pero con todo, se mantiene el valor fundacional del trabajo que configuró esta antología, tanto desde el punto de vista del método empleado en el registro, como desde el punto de vista de la sensibilidad estética que se abrió a la cultura popular de Colombia en medio del predominio de los estratos aristocrático-terrateniente.
Afortunadamente para las generaciones de nuestro tiempo el Cancionero vuelve a reeditarse, y en su más reciente versión ha recibido en tributo el perfeccionamiento y la recomposición crítica de estudiosos que, año con año, se han dado a la tarea de corregir lo que Restrepo por omisión o comisión cometió como errores flagrantes. Un estudioso particularmente incisivo y crítico con la compilación de Restrepo, es Benigno A. Gutiérrez, antioqueño como aquel y fervoroso admirador de la visión intelectual que inauguró el estudio de la cultura popular de Colombia a través de sus voces regionales, canciones, trovas y coplas; es él quien se encarga del trabajo de curaduría, estudio filológico y notas históricas, que hacen de la última edición del Cancionero un trabajo corregido y aumentado, enriquecido y contextualizado, único y peculiar.
Para los lectores del Bestiario dejamos en consigna una pequeña muestra del vastísimo material literario que contiene El cancionero antioqueño afamado, para su disfrute preliminar e interés postrero, nótese el matiz humorístico, sensual, doble intencionado, hiperbólico, realista, metafórico, desaforado y sarcástico.
Ω
Yo soy el quenredo pita
y vuelvo a dedenredar,
yo soy el sambo que pongo
los hombres a desvariar,
las mujeres a querer,
las muchachas a llorar,
los perros a poner huevos,
las gallinas a ladrar,
los burros a decir misa,
los curas a rebuznar…
¡Caña¡
Ω
El cura de la parroquia
no me quiere confesar,
porque le puse a una niña
la paleta en su lugar
Ω
El buey suelto bien se lambe
y vuelve al amarradero;
así se tamba muchachas
el que se queda soltero.
Ω
El amor de las mujeres
es como el del alacrán;
ven al hombre sin cuartillos,
paran la cola y se van.
Ω
Te di pandequeso y dulce
por un abrazo y un beso;
me diste anoche el abrazo,
me debes el pandequeso.
Ω
Si tu mujer es celosa
y techa harta cantaleta,
arrástrala del cabello
y dale duro en la jeta.
Ω
Una vieja se peyó
detrás del altar mayor.
El cura salió corriendo
pensando quera temblor.
Ω
Tantas veces te he pedido
lo que no me quieres dar,
que si lo aflojas por fin
no lo sabré aprovechar.
Ω
La guabina se baila
de dos en fondo
y en llegando la noche
¡armas al hombro¡
Ω
Entre Melín y Melambas
mataron una ternera;
Melín se llevó la cola
y Melambas la trasera.
Ω
Dame lo que te pido,
que no te pido la vida;
de la cintura pabajo,
de la rodilla parriba.
Ω
Al aguardiente de caña,
nacido de verdes matas,
al hombre de más valor
le hace andar en cuatro patas.
Ω
Ayer pasé por tus puertas
y estabas moliendo arepas.
Me dio tentación de risa
de verte voltear las tetas.
Ω
Anoche dormí con ella,
ni siquiera la besé;
por la mañana me dijo:
¡ah, pendejo que es vusté¡
Ω
El pajarito voló
de la sala al aposento,
¿qué hará la señora
con el pajarito adentro?
Ω
Señora, yo le dijera,
pero ya vusté sabrá:
yo quisiera ser su amante,
pero ya vusté tendrá.
Ω
Una muchacha me dijo
que comiera y que callara,
que siempre me daría
conservita de guayaba.
NOTAS
[1] Antonio José Restrepo, El cancionero de Antioquia, coleccionado y anotado por…(Colección Popular de Clásicos Maiceros, III). Medellín, editorial Bedout, 1955. 546 págs.
[2] Nicolás Posada Bayona (1958) “Reseña del libro de Antonio José Restrepo, El Cancionero de Antioquía. En THESAURUS, Tomo XIII, números 1,2 y 3, Medellín, 1958.
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