viernes, abril 24, 2009

EL “VASCO” JAVIER AGUIRRE Y LOS PERIODIFASTROS

EL “VASCO” JAVIER AGUIRRE Y LOS PERIODIFASTROS[1]
BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA (MÉXICO: 20 ABRIL 2009)
No sólo en el medio de la política se padece la plaga de los periodifastros, sus tentáculos incluye también a la prensa del espectáculo y últimamente con más frecuencia al del futbolitito nacional. ¿Pero que es un periodifastro? En primer lugar, trabaja para una gran corporación como Televisa, MVS Radio, Excelsior, Grupo ACIR, TV Azteca, Grupo Fórmula, Reforma, Etc. En segundo lugar, le es impuesta una línea editorial. En tercer lugar, mezcla intencionalmente el quehacer informativo con la defensa a ultranza de los intereses de la empresa para la que trabaja. En cuarto lugar, y derivado de los puntos dos y tres, esta subespecie de periodista o reportero, no parte de una posición de objetividad ni de neutralidad, por tanto su opinión está sesgada. En Quinto lugar, suelen auto proclamarse líderes de opinión o representantes del “sentir” de las mayorías (me imagino que se refieren al ratting). Y en sexto lugar, pero no menos importante, siempre se presentan a las entrevistas con un cuestionario previamente “negociado” para que se evite a toda costa filtrar preguntas incómodas, y tal negociación corre a cargo de ejecutivos y publirrelacionistas que no tienen ni idea (ni les importa tenerla) del verdadero quehacer periodístico. Así las cosas, no es de extrañar el bajo nivel de las entrevistas a personalidades, celebridades o representantes que dominan el limbo de los pontífices de la imagen. Poniendo a parte la incultura y el pobre nivel informativo que poseen los periodifastros, las entrevistas de cóctel a la que concurren, se desenvuelven en un clima estival de buena onda, complicidad y solapamiento que hacen pensar en un dialogo de cuates o de “gitanos que no quieren leerse la mano. En la más reciente presentación del flamante nuevo director técnico de la selección nacional de México, el “Vasco” Javier Aguirre, la plaga mencionada se hizo presente con la complacencia de dueños, federativos, ejecutivos de la FEMEXFUT y las televisoras, que ahora sí, de acuerdo con Justino Compéan, defenderán la “dignidad de México potencia del fútbol”. Cabe precisar que, los periodifastros acreditados por invitación (es decir con el visto bueno) de la federación, se presentaron ante el Vasco como seguidores del self man made, que ya salvó en el pasado a nuestra selección nacional del desastre de no asistir al mundial Corea- Japón. Por supuesto, estos fansies de petatiux olvidaron olímpicamente (por ignorancia o intencionalmente), los errores y pifias de conducción táctica que el mismo Aguirre cometió más tarde dentro de la justa mundialista, en el partido disputado frente a Estados Unidos, que eliminó vergonzosamente a los ratones verdes, dedicados a defenderse desordenadamente y a esperar un milagro ofensivo que nunca ocurrió. Por su parte el “vasco” Aguirre utilizó sus tablas de comunicador y su capacidad de responder con franqueza a dos o tres preguntas que se acercaban (aunque muy de lejos) a temas tabú, desviando la discusión hacia la centralidad de su responsabilidad o hacia el supuesto monopolio que él tiene de disidir quien va y quien no (desde la peña se dejaron escuchar sonoras cornetilla al recordar el caso de los jugadores-imagen que le fueron impuestos en el pasado, en la vieja crítica de que no estaban todos los mejores y se escogieron a los que tuvieron el apoyo de las todo poderosas televisoras). Con todo, Aguirre fue mesurado en sus respuestas y contundente denegador de los “milagritos” que gratuitamente le trataban de endilgar sus cuates de la prensa: él dijo que hay demasiada expectativa en alguien que sólo viene a sumarse a un esfuerzo de conjunto, recordó que el técnico es solamente un asesor y quienes deciden el tipo de juego y la forma de atacar son los jugadores. Habló además de que había una falta de actitud de los seleccionados, lo cual es responsable en parte de los descalabros altisonantes en la zona de CONCACAF. Por supuesto los chicos de la prensa olvidaron preguntar a De la Torre o a Decio de María, presentes en la primera entrevista del “Vasco” como DT de la selección, cómo se había decidido que Aguirre fuese la persona indicada, quién puso el voto de calidad y bajo qué criterios opera la FEMEXFUT para valorar cualquier propuesta. Tampoco se hizo público ningún diagnóstico de la problemática estructural de las selecciones de fútbol y menos aún un programa –por lo menos preliminar- de lo que se hará en el futuro inmediato. Pero cabe decir que todo mundo entiende lo que pasa y porque se niegan los dirigentes a hacer público todo lo anterior: el futbolitito nacional es un negocio privado, y ello pese a que muchos equipos durante el torneo local y la misma selección mayor reciba apoyo financiero de fondos públicos, o utilicen instalaciones deportivas que de inicio fueron construidas echando mano de fondos públicos. Por su parte Aguirre nada mencionó acerca de la influencia de dueños y la presión de las televisoras para configurar la lista final, aunque eso sea tan evidente para el público y sea un verdadero estorbo para él. Y por cierto nadie le preguntó al “vasco” ¿Por qué esperaríamos algo distinto a lo que paso en el mundial Corea-Japón, si su estilo de juego sigue siendo medroso en lo ofensiva aunque bien ordenado en las líneas de defensa y media?.
Notas [1] Se trata de un neologismo inventado por quien escribe estas líneas y aglutina las palabras periodista y filosofastro, para identificar una nueva subespecie de seudoreporteros y seudoperiodistas que tienen en común deformar, tergiversar, componer y vender “información”, acorde a los intereses de corporaciones privadas, para inducir creencias en la opinión pública. La idea para formar este neologismo, se inspira en las ideas de Karl L. Young y Peter Sloterdijk, acerca de la llamada “segunda revolución del periodismo de masas” (que inicia en la década de los noventa, con la censura militar impuesta por Estados Unidos durante la primera guerra del golfo); periodismo que se basa en los juicios al vapor de la demoscopia, la venta por catálogo de “verdades a medias” y la manipulación mediática de la política (trocada en una pasarela de vaudeville cutre, con sobredosis de chantaje sentimental).

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