PAÍS DE JÓVENES
Jorge Antonio Díaz Miranda
2012-05-24
“Miran desdeñando los poderosos desde sus torres blancas de egoísmo, más no entienden lo que pasa y declinan prestar oídos. Ningún miembro de de sus pomposas cortes anticipó esta rebelión anti sistema, y hoy en un prurito de hipocresía, miran perplejos, interrogan y se mean. No pasará, por esta trinchera, la cargada de chingaderas que el abuso de poder prepara para dejar sin país a la gente, para dejar sin futuro a la patria…”
Como en aquel lejano 1989 en que los muros del telón de acero cayeron, la clase interpretante ha quedado rezagada y perpleja por la celeridad y la contingencia de los hechos. Sin embargo está lejos de que las manifestaciones de los estudiantes sean muestras improvisadas o sólo se traten de “fuerzas oscuras” inflamando corazones impresionables. Una cualidad definitoria de las manifestaciones es su postura lejana a cualquier preferencia electoral actual. Otra cualidad es la edad de los participantes, todos jóvenes entre 14 y 25 años, a pesar de la aparición en escena de algunos rucos escritores e intelectuales que se abrogan en su soberbia la dirección y la autoría intelectual. La última cualidad pero no menos importante, es que los jóvenes de este país han sido los más golpeados por la estrategia absurda del calderonismo en su empresa beligerante, nada menos que el 90% de las víctimas que han caído corresponden al rango de edad apuntado líneas más arriba. Han sido los jóvenes el sector más golpeado por el desempleo y el no futuro. Han sido los jóvenes quienes han sido obligados a abandonar sus estudios ante la presión de la necesidad y el intenso proceso de deterioro de la economía familiar. Han sido los jóvenes a quienes ha golpeado la ola de irresponsabilidad del Estado al declarar una guerra y no preparar a la población para afrontar los daños colaterales. Han sido los jóvenes y sus escuelas y universidades las que han sentido el golpe letal de los tiroteos y luego los entierros masivos de compañeros. Han sido los jóvenes los que han visto diezmados las filas de sus compañeros porque un comando criminal los confundió con otro bando; y han sido esos jóvenes los que encima, padecen la jactancia del presidente al describir los asesinatos como “ajustes entre bandas de criminales”. Han sido los jóvenes de éste país los primeros en ocupar el deshonroso sitial de la generación NINI, condenada a la indefensión del no futuro, del hartazgo, de la falta de oportunidad y de la marginalidad; y ante eso obligados a tomar la ruta de la insurgencia criminal y a ser torturados en las formas más crueles, asesinados y luego humillados exhibiendo sus cuerpos en la sangrienta nota roja periodística. Han sido los jóvenes de este país los que padecen la criminalización y la persecución policiaca, los que absorben el impacto de un Estado que prefiere la parálisis social ante el horror a la protesta pública. Han sido los jóvenes y el futuro de esos jóvenes, pisoteados, ninguneados, expulsados de todo esquema de desarrollo social. Han sido los jóvenes los que han sido olvidados por la clase política.
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