COLOSALES E INEXCUSABLES OMISIONES
by Jorge Antonio Díaz Miranda
2012-05-28
“Los
políticos mexicanos viven de la mentira y la simulación. Mienten al decir que
defienden la democracia y las instituciones republicanas. Simulan ocuparse de
los problemas de este país apelando por cambios que en los hechos no cambian
nada. Lo único que les interesa es el dinero del que dependen por imperiosa adicción.
El pueblo y sus problemas aparecen al principio y final de los sexenios como
buenos motivos de campaña política, pero nunca ni por equivocación se avocaran
a resolverlos. Cuando llegan a la silla presidencial, todos los problemas que
flagelan a la sociedad que gobiernan, se hacen humo y se olvidan en el fragor
de lustrosas horas nalga para ningunearlos o desaparecerlos con sofismas y
artilugios estadísticos. La gente ya no cree en los políticos, y más si sus
colores son blanquiazul, tricolor o amarillo; pues sólo recuerdan males
endémicos como el capitalismo de renta y el oscuro gobierno de cuates”
Los verdaderos problemas están fuera de la órbita de
interés de los presidenciables. Sus guiños al orden establecido y la
continuidad por otros medios, es visible cuando vamos al fondo de qué tan
diferente son sus “propuestas de desarrollo”. Sea que incluyan a los padrinos
políticos amafiados como es el caso de Peña Nieto, a las hadas veleidosas del
género y la “equidad y dignidad de las mujeres” según Josefina Vázquez Mota, o,
la reconciliación en la “república amorosa” de Andrés Manuel López Obrador; la
visión es la misma, parca, de corto alcance, discreta, sobrada de demagogia y
escaza de conocimiento. Como si las soluciones para los problemas de éste país sólo fueran resultado del exceso o
ausencia de buena voluntad política. Como si las soluciones fueran recetas que
en automático produjeran indicadores sostenidos de bienestar. Como si las
soluciones se abrieran al marcar una opción en una boleta electoral límpida e
inmaculada. Hace rato que este esquema dejó de funcionar para la sociedad de
México. Hace rato que los problemas se apilan mientras los políticos se
desentienden y se separan de ellos. Hace rato que los profesionales de la
política cerraron las vías para que la sociedad se interese en eso que ellos
llaman democracia constitucional, participativa y representativa. Hace rato que el progreso y el desarrollo no se
asoman por las calles, los suburbios, los pueblos y las rancherías de poco más
de 60 millones de mexicanos. Hace rato que las fuentes detrabajo estable se
agotaron sustituidas por espurias relaciones laborales “flexibles y liberales”,
que lo único que hacen es facilitar al patronato el despido masivo de
trabajadores o sostenerlos con la
contracción de prestaciones y jornadas intensivas de producción en un esquema
de trabajo compulsivo. Hace rato que la violencia hincó sus garras de sangre y
fuego, golpeando a los más débiles, cobrando la friolera de 80 mil muertos,
diez mil desaparecidos y cien mil desplazados. Hace rato que los hospitales se
están cayendo por la falta de medicinas, equipo y el peso del financiamiento
para su alta burocracia. Hace rato que la educación se asfixia en modelos
impropios que los maestros deben cumplir puntualmente sin verificar si eso
realmente le permite a los niños y jóvenes aprender, aplicar conocimientos y
resolver los problemas que a diario le plantea un orden social más exigente. Hace
rato que la educación universitaria dejó de ser una opción viable para lograr
un trabajo decoroso, calificado y
remunerable. Hace rato que lo único visible en el país es el ascenso y el poder
de una dirigente sindical con la que los gobiernos negocian y obtienen precarios sostenes de
poder. Hace rato que el no futuro se cierne como
una sombra que traslada el financiamiento del gobierno y los poderosos
intereses grupales (financieros), al sector social recortando presupuestos que
se obtienen de muchos (no de todos) para obturar las perdidas del sector
privado, en un esquema de regenteo o padroteo donde las perdidas se hacen
públicas y las ganancias privadas. Hace rato que la crisis del campo ha hecho inviable
la producción agrícola, ganadera y pecuaria; con la paradoja de trasladar los
pocos recursos estatales a intermediarios, gestores e industriales a quienes
les sale más barato traer de Estados Unidos los granos que promover el cultivo
del campo mexicano. Hace rato que en México la democracia no es democracia al
ampliarse la brecha entre ricos y pobres, y ser los primeros quienes posean las
riendas de poder de este país. Hace rato que el petroleó ya no es de los
mexicanos y que los sectores estratégicos como el de la producción
hidroeléctrica corrió con el mismo destino de las comunicaciones, es decir,
caer en manos de particulares que las explotan a un costo oneroso para los
ciudadanos de este país.
Esa es la triste verdad de nuestro país, que con
todo y sus desastres aún mantiene a una recua de vividores y padrotes que,
todavía, con el cinismo de su desmemoria, se presentan como la opción más
“justa y rentable” para que este país salga adelante. Como si los ciudadanos
fuéramos descerebrados.
Por último queremos decir que aunque el Sr. Quadri
no se mencione en este escrito como parte de esa corriente dominante de
comprobada simulación política, eso no quiere decir que él está exento de la
crítica, porque además de ser una opción viciada de origen, el autor de estas
líneas lo considera un personero improvisado, bufón y lacayo de Elba Esther
Gordillo, por decir lo menos.
Sólo falta por aclarar que todo lo anterior no es en
modo alguno una apología de la anulación del voto, antes bien, es lo contrario,
aunque eso tampoco significa confianza absoluta en las autoridades electorales.
Y sí, Mi voto será por Andrés Manuel López Obrador, la única opción que falta
por examinar en el ejercicio del poder ejecutivo de este país.
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