El suave rompimiento de una voz que decanta dolor, tensión en la incertidumbre que se mira desde una atalaya de pura fragilidad, las lágrimas fluyen hacia una esperanza desesperada, ajena a todo, cuando el ángel de la ausencia pasa revista a la desolación... y la gente se aleja y todo se aleja, como un mar que se lleva el deseo a puertos extraños.
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