lunes, mayo 04, 2009

ESCATÓLOGICOS PERO INTEGRADOS

ESCATOLÓGICOS PERO INTEGRADOS CACOFONÍA DECIMONÓNICA EN UN SOLO ACTO BY JORGE DÍAZ MIRANDA MAYO:2009
La situación se desarrolla en una central de abasto de la Ciudad de México, ubicada en la conocida colonia popular de las Trazas, en uno de los interiores del callejón Sal si puedes, que funge como letrinario público. Estamos a finales del siglo XIX. Participan tres personajes, el primero dedicado al oficio de evangelista[1], el segundo de oficio tendajero[2], y el tercero de oficio arriero[3], marginalmente pueden interceder otros personajes como el tripero[4], el mondonguero[5] o el tlachiquero[6], pero sólo para apoyar o reprobar las interjecciones de los protagonistas.
Evangelista :
¡Carísimo prelado mesonero,
Que sea leve por hoy el afán de su humilde ministerio¡
Permitidme convocar los oficios de su grey
Ante la urgencia traicionera de una bilis
Que me quema por dentro con filosa guadaña,
Pues el menudo que insensato he consumido
De las hoyas fulgurantes de una moza
En mugroso estanquillo de insalubres rincones,
Me ha resultado en seguidillas dolorosas,
¡Dejadme pues en prenda el uso de algún de vuestros cubiletes
Para que esta urgencia bochornosa pasé de largo
Sin mancillar mi noble plumaje aristocrático¡
Tendajero:
No sea tan ceremonioso Don Juan trinquetes,
Que bien conozco el antro donde surtió la perversa colación
Y casi le aseguro que junto al menudo,
La buena solitaria allanó El caserío incauto de su voluminoso mondongo,
Pero enseguida me guardo
Mis fútiles reseñas,
¡Pase usted buen anciano al pasillo de su diestra¡,
Aunque el congal se vea destartalado
A él acuden en desflemada reyerta
Mollejas de renombre, que apuradas disputan
Los escasos bacines de esta casa,
De modo que, tome su estropajo y espere un poco
A que algún buen peregrino
Se apiade de las premuras ruidosas
De sus atormentadas vísceras.
Evangelista (entrando en la zona de letrinas):
Hermanos míos, hijos de María,
Camaradas todos en las baldadas desventuras de la mesa,
Gulatrices de probadas apetencias,
¡Apurad al nalgatorio a volcar sus falegas
Que este pobre peregrino por muy poco
Revienta sus desbordadas trojes¡
Tripero:
No entiendo los mugidos engolados,
Ni los exhortos contumaces que salen
De vuestra extraña jerga de cura,
Porque si es una mentada lo que anuncia,
¡Primero la suya Roto maestrito de mis sandalias¡
Mondonguero:
¡Calla supino cuachimalfas¡
Que el alcahuete es un letrado de prosapia
¿Acaso, sois ciego a su innegable fuero
Que sobresale en esta turbia melé de vapores?
Así que guarda tu viperina lengua
Y apura la deposición pedestre de tu ignorante tripa
Con su procaz ventolera.
Tlachiquero:
Ese culantro lo conozco
Por los suspiros que avienta al bostezar,
Se ve que lo trae bien fruncido
De tanto juerza contenida
Pa´ no desatar los zopilotes
En el sitio proscrito de la insolencia.
Evangelista:
¡Terminad ya hermanos, vuestra burla¡
¡Piedad compañeros
Que se me desata el tafanario¡
Y los cuadriles me tiemblan,
Pues se acercan en andanadas de violencia
Los miasmas pútridos
Que hasta mis corvas se arredran,
¡Salid ya del mínimo cubil, por misericordia¡
Mondonguero:
Ya casi termino Don Juanito,
Que su arenga sostenida
Me ha cortado la inspiración fementida,
Pero no alcanza para nada el estropajo
Así que pídale más a Don Justino
Y páseme lo suyo sin malicia.
Tripero:
Yo no tengo estropajo bandolero
Pero si una tabla con clavo,
Porque usted lo que quiere,
Es un nabo bien plantado
Para su invertida estirpe, ¡majadero¡.
Evangelista:
¡Salid ya bellacos¡
Que tengo las posaderas desenfundadas,
La prisa se acumula en mis entrañas
Y ya la hidra asoma sus tentáculos terribles
Y por ello mi ano sufre cual vil soquete,
La tensión inclemente de mis pecados.
¡Salid ya con prestancia y heroísmo
Convocados por los hados pestilentes
Que se me salen del aflojado introito,
Tengan caridad de esta dignidad que se humilla
Suplicando su fina comprensión de mulos.
Arriero:
Acérquese aquí 'compagre', a este volcado estercolero
Que he terminado la tarea,
No vaya siendo que se quede súpito de andar
Guardando tanto tiempo la pólvora en el hiato
Evangelista:
Ya no tengáis pendiente
Camaradas y atorrantes lacras,
Pues he de notificaros mi desgracia,
Seguid libando pues de la molicie insana,
Que por más súplicas que os hice
La materia se impuso ciega sobre el fino decoro,
Y ya el tendajero me ha prestado sus avíos
Para trapear la marmaja de mi torturado mondongo.
Arriero:
En verdad me apena la desventura
De su devaluada vestimenta,
Pero la regla del silabario Corominas
Prescribe sacudirse la cotija
Con los aleros levantados y sentado de aguilita,
Poniendo ligas en los dobladillos de las enaguas
Para que no se delate la innoble batea.
Evangelista:
Gracias por el educativo reflujo,
Más en mi caso no aplica las recetas de la guía,
Pues no hay solidez en la materia aludida
Sino líquido copioso que se escurre por los pliegues.
Ya estaba dicho:
De este lance yo no saldría bien librado
Y ahora me iré por los baldíos
Ocultándome del bullicio
Tras los matorrales
¡Sea por dios¡.
Notas
[1] Persona que en el siglo XIX y principios del XX se encarga de escribir las cartas de la gente del pueblo que no saben leer ni escribir.
[2] Encargado dependiente del negocio.
[3] Encargado de cuidar ganado vacuno, llevándolo a distintos lugares como aguajes, solares o corrales.
[4] Vendedor de globos elaborados con tripas de res o de cerdo.
[5] Vendedor de tripas de res o cerdo para consumo alimenticio humano.
[6] Persona que extrae el licor producido por el maguey directamente del corazón de la planta.

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