FUTBOL MEXICANO: SICALÍPTICOS Y DESINTEGRADOS
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008
No hay nada más delirante que las declaraciones de dueños de equipos, psicólogos, director técnico y futbolistas de la selección olímpica mexicana de fútbol soccer, sobre todo considerando la ausencia de inteligencia y la consiguiente incapacidad para explicarse qué sucedió en el terreno de juego donde todo mundo parecía estar de paseo frente a un rival desestructurado como de hecho lo fue Haití. No me consta pero imagino que la comparecencia de Hugo Sánchez Marquéz ante la Comisión de selecciones (por decirle de algún modo a la mafia que regentea el joggo bonito en este sufrido país), ha de haber sido algo así como un soliloquio de autistas o un ágape de neandertálidos belicosos, que se dedicaron a un fuego cruzado de oligofrenia compulsiva.Por favor señores menos camiseta y más mesura, en un país donde 8 de cada 10 personas sienten adhesión por el soccer deberían de proceder con más respeto reduciendo sus pretensiones y pifias elitistas, donde todos menos uno tienen responsabilidad como en una feria de pueblo donde se juega a pegarle al negrito. En pocas palabras más de lo mismo, superficialidad y veleidad empoderadas tomadas de la mano del poder y las explicaciones simples.
Pero lo mismo les pasa a los expertos: sus ocurrencias y medianías suelen ir acompañadas de verdades parciales y puntos de vista tan irreales como los comentarios de los impresentables periodistas (es un decir) de la telera (televisa y tv azteca). Cómo es posible que se considere a la motivación como la herramienta central para lograr alto rendimiento deportivo, por qué deberemos creer que las técnicas (¡?) de relajación lograrán focalizar la mente de los jugadores para obrar el milagro de ganarle a un disminuido Brasil.
Por otro lado, a quién se le puede ocurrir que la empatía que puede despertar una figura señera como de hecho lo es Hugo Sánchez puede impulsar por una especie de contagio emocional, la fuerza y la determinación de un equipo supliendo carencias de todo: técnica, maduración, motivación y presiones de todo tipo. es innegable que si esta pobre perspectiva movió a la comisión de selecciones nacionales y a los dueños de los equipos cuando decidieron contratar a Sánchez Marquéz, se pone de manifiesto su pobreza conceptual o bien, una demencia senil a la altura de su soberbia.
Sin duda la psicología del deporte se ha estancado desde hace años en teoría inservibles, sobrerepresentaciones, reduccionismo y comercialización. Distorsionado por la ausencia de un trabajo serio de investigación y sometida a las demandas de mercachifles que no les interesa ni el desarrollo del deportista ni el medio que los rodea la ciencia del deporte se ha envilecido de lugares comunes e improvisaciones que a cambio ofrecen pobres resultados.Un medio donde rifa el temperamento testicular de un primitivo Jorge Vergara, la bipolaridad de Emilio Azcárraga Jean o la estulta vulgaridad de un Ricardo Salinas Pliego...no es de extrañar la profunda mediocridad, la corrupción y el desfile de desfiguros y dislates cuando les da a estos hombres de poder manipular lo deportivo en harás del negocio fácil. En un entorno lesivo para el deporte y enajenante para el deportista, basta y sobra con una pizca de talento, un ego del tamaño del mundo y el cinismo, pero eso sí: nada de críticas, nada de poner en duda la capacidad de los jefes, nada de contradecir los dictados de los dueños porque entonces se desencadena para el pobre jugador una cacería de brujas que lo pone en jaque.
En un medio donde las televisoras y el comercio son el verdadero rasero de la eficiencia deportiva no nos extrañe el estado de las cosas, donde el fútbol siempre estará en el segundo plano.Si lo anterior no es cierto, confróntese la situación de dos equipos hepercomercializados: América y Chivas. Ambos son los casos paradigmáticos que confirman que, en condiciones extremadamente artificiosas, las excepciones son mayores que las reglas y la realidad más que contundente no obstante los esfuerzos de desinformación y corrupción que sostiene estos meganegocios de la veleidad metrosexual. Sí el mensaje es el medio, la desinformación es la guerra contra la realidad por otros medios: la verdad es que ambos equipos proyectan en la filosofía de la individualidad las más caras ilusiones hegemónicas de los grupos financieros al que pertenecen, auque la realidad tirana no se cansa una y otra vez de derribar estos edificios simbólicos con cimientos de barro.
El club América cumple ya cerca de 10 años en crisis, crisis de jugadores, de directivas de técnicos, de visión, de deseo, se articulación, de garra y fibra, más allá de liguillas mediocres y un campeonato logrado tan sólo porque los demás equipos fueron más mediocres aún, poco hay que comentar del conjunto y mucho del digno papel de sus jugadores-institución tales como el controvertido Cuauthémoc Blanco (que ahora milita en el Chicago Fire), el guerrero Salvador Cabañas, el guardameta Memo Ochoa y el defensa imbatible Germán Villa.
El caso de Chivas es el caso de una institución que cuenta en lo deportivo con una base sólida: dinamismo, transición y juego de conjunto, además, donde alma y cerebro parecen estar articulados. Sin embargo, basta que su dueño, el inefable y multicitado Sr. Vergara intervenga para dar con el traste el trabajo de técnicos y asistentes. No olvidemos que un sólo berrinche bastó para deshacerse de su mejor delantero el Bofo Bautista y no está lejos que por el mismo motivo el talentoso Omar Bravo tenga que irse también. Los efectos de una sobreexcitación extra futbolística se ponen de manifiesto cuando después de casi golear al enemigo acérrimo, es decir el América, Chivas se desploma en una espiral que por poco le cuesta el que le arrebatarán el triunfo. En la edición del clásico más reciente el número 200, la zona media de chivas se desploma y en seguida la defensa, ambas estructuras débiles a la hora de que los delanteros se cansaron de atacar.
Algo debe andar mal ahí donde las mayores instituciones presentan crisis de irregularidad o padecen ciclos de cúspide y ciclos de oscuridad. Pero esto sólo es una muestra del conjunto, la norma del fútbol en México es precisamente la irregularidad: una mezcla explosiva de mediocridad, desmedido cinismo y dinero fácil, donde los torneos son diseñados de acuerdo a las necesidades de la industria y la fiesta más grande es la liguilla donde una vez más se venden a precio de oro espejitos y cuentas de vidrio.
Si tenemos en cuenta todo lo anterior no se extrañe los fracasos sistemáticos en competencias internacionales, la falta de brújula, el extravío de jugadores que no están donde deben estar, la indecisión de los técnicos, la incapacidad de psicólogos y preparadores físicos, la simulación de presidentes de equipos y la voracidad insaciable de dueños y promotores. El fútbol es un campo de guerra para disputar intereses económicos, prebendas, favorcitos, y los jugadores lleva en su sino la marca del bando al que pertenecen porque son o deben ser gente sometida, obediente, presta a obedecer lo que su patrón le demande.
Desde Menotti no se ha tenido un sólo timonel que se encargue de construir un grupo estructurado, coherente, multidimensional, versátil, ofensivo, inteligente, controlado, resistente, con una mente flexible que le permita adaptarse a situaciones adversas, el equipo que fue a Alemania y empató con su selección campeona del mundo que en ese momento despedía a una de sus figuras de todos los tiempos Rudi Voëller y que alineó a Thomas Haëssler, Lothar Matheus, Jürgen Klinsmann y otros.
Desde Mejía Varón, Hasta Hugo Sánchez pasando por el indefinible y soberbio Lavolpe todos parecen estar de acuerdo en que el ímpetu y la fuerza lo es todo. Por supuesto, sin duda Menotti no hubiese tolerado los desplantes de los Craks aztecas que triunfan en Alemania, España o Francia y hubiese tenido el tino de bajar los humos de un decepcionante Rafael Marquéz que se cree más de lo que es. Pero la responsabilidad directa de esta autonomía indisciplinada de los jugadores que logran una proyección nacional o internacional es otra vez del medio comercializado en el que se mueven: la propaganda necesita mistificaciones y héroes, superhombres, metrosexuales y top models que puedan lucir en un comercial de telefonía celular, ropa de marca, pan ácimo, gaseosas envenenadas, comida rápida, automóviles, multivitamínicos de dudosa efectividad o promocionales de beneficencia pública que sólo beneficia a los consorcios.
Para eso sirve el soccer y por eso en toda la discusión pública estará excluido su verdadero desarrollo, lo cual anuncia que en el futuro seguiremos los espectadores padeciendo pobres competencias llaneras, simuladas, fraudulentas, con equipos medianos y liguillas histéricas. Quizá una buena recomendación sea alejarse de los monitores que trasmiten el torneo regular de futbol mexicano y acercarse a otros destinos para disfrutar de este deporte, tal vez Sudamérica o preferentemente Europa, sin embargo pasarás años antes de que nosotros los espectadores podamos establecer una sana distancia de la feria de los dislates nacionales.
Por tanto, señores dueños de equipos, ¿no sería la hora de buscar alternativas de negocio y dejar de una vez por todas que el Fútbol Soccer en México se desarrolle adecuadamente logrando calidad verdadera y consistencia?, no sería el momento de dejar su comodidad y su sino reaccionario para buscar el negocio fomentando una real competencia y un crecimiento cualitativo del deporte profesional. Después de todo en Europa, Sudamérica y los USA los clubes de primera línea sostienen negocios multimillonarios y ello no está peleado conque cada futbolista tenga su independencia intelectual y hagan crítica.
1 comentario:
Yo creo, porque no se mucho, que el fútbol de los grandes equipos de México (América, Cruz Azul, Chivas, etc.) dejó de ser un deporte para convertirse en espectáculo, en farsa, en negocio y sus jugadores renunciaron a ser deportistas para transformarse en sujetos dedicados a la explotación de su imagen al servicio de la mercadotecnia. Ahora se cuenta con equipos que no juegan en conjunto, desprovistos de talento, de creatividad, de dinamismo, de técnica, de estrategia, de disciplina, de regularidad, cuyos involucrados (jugadores, técnicos y principalmente los representantes del fútbol de “primera división”) encarnan la mediocridad y la soberbia. No obstante, el fútbol seguirá siendo el deporte de nuestra elección, el único, se dice, que libera de tensiones, que apasiona y del cual se reclama (sobre todo a la selección nacional) la heroicidad y el dominio de sus jugadores con respecto a sus rivales para restaurar, al menos, el honor y la confianza extraviados en los suburbios de la vida cotidiana. Es pues el fútbol el negocio más lucrativo del país y nosotros los mejores y más fieles consumidores, ¿hay por qué enojarse?
M.D.G.
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