NYMPH( )MANIAC
DE LARS VON TRIER
Jorge Antonio Díaz Miranda
Agosto 2014
“Estábamos
dispuestas a combatir
una
sociedad obsesionada con el amor…
Para
mi el amor solo era una mezcla adictiva
de
ego, sentimentalismo, posesión y celos,
que
te llevaba a ninguna parte.”
Pienso que los lectores –cualquiera
que sea su género- pierden su tiempo leyendo esta reseña. En lugar de ello
deberían ir directo a ver la más reciente película de Lars Von Trier y
exponerse a ella con su propia experiencia y su particular criterio. La única
recomendación que he de aceros, es que se consigan los dos volúmenes y los vean
con calma, pausadamente, dispuestos a escuchar y ver, haciendo un esfuerzo para
posponer conclusiones apresuradas y dejar hasta el final la colección de
etiquetas que utilizaremos para restablecer nuestras certezas –o ignorancias-
de género. Disfrutando la historia exuberante, las soberbias actuaciones y los
diálogos que tienen momentos estimulantes por la riqueza de imágenes que evocan
en una asociación poética.
Creo que esta película vale la pena porque no
prescribe, no pontifica, no proscribe. Describe la experiencia sexual de una
mujer, que se auto define como ninfomana militante, y, trata de plantear, a
través de ocho viñetas o capítulos, un marco reflexivo general de sus vivencias,
las cuales abarcaran, narrativa-mente hablando,distintas etapas vitales desde su
infancia hasta su madurez. Se trata de una mirada retrospectiva sobre el uso de
los placeres y las peculiaridades de las relaciones humanas, enfocándose en
aquellas partes que la doble moral suele
ocultar tras la etiqueta de perversiones, pero sin ensalzarlas o
pontificarlas, antes bien puntualizando los aspectos sórdidos, violentos, oscuros,
míticos, sensuales, irrefrenables, instintivos, etc; integrados a la conducta
humana. No es como en Sade, por un lado las desventuras de la virtud y por el
otro las recompensas del libertinaje. No es como en Foucault, una distribución
tripartita aunque escindida del uso de los placeres en la geografía de los
saberes, la voluntad de poder o las tecnologías del yo. No es como en la
religión católica una división teologal entre virtus y luxuria, pathos e
hybris…Si es que entendí bien, Von Trier propone que las dicotomias racionales
vinculadas a la sexualidad son parte de una falsa conciencia porque el deseo y
su objeto está integrados y condensados en la misma persona: el bien y mal
atados a una misma voluntad, el sadismo y el masoquismo entrelazados
armónicamente a la misma pulsión, la culpa y la redención unidos en inflamadas
nupcias a los violentos furores de la carne, y, finalmente, la razón y la
sinrazón dialogan cordialmente a través del instinto. Acercamientos conceptuales
de una dirección aguda que interroga inteligente-mente al deseo en sus múltiples
manifestaciones, porque la belleza de la vida humana no procede tan sólo de la
unidad en la pluralidad, sino también de la pluralidad en la unidad.
Tres pensamientos quedan en mí después
de ver la turbulenta película del talentoso director de origen danés:
1) Antes de la muerte, la sensualidad es un mediador poderoso
para estar en el mundo, vivirlo, sentirlo, representarlo y recrearlo, actuar
para transformarlo.
2) Andar distintos senderos, oscuros y claros, para
reencontrar la curiosidad y la alegría de la infancia, sin miedos ni sombras…
3) La tensión entre el deseo y su realización es más
significativa en términos de naturaleza humana que la artificiosa e hipócrita
tensión moral entre virtud y perdón.
Amén
Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario