sábado, agosto 02, 2014

NYMPH( )MANIAC



NYMPH( )MANIAC
DE LARS VON TRIER


Jorge Antonio Díaz Miranda
Agosto 2014


“Estábamos dispuestas a combatir
una sociedad obsesionada con el amor…
Para mi el amor solo era una mezcla adictiva
de ego, sentimentalismo, posesión y celos,
que te llevaba a ninguna parte.”


Pienso que los lectores –cualquiera que sea su género- pierden su tiempo leyendo esta reseña. En lugar de ello deberían ir directo a ver la más reciente película de Lars Von Trier y exponerse a ella con su propia experiencia y su particular criterio. La única recomendación que he de aceros, es que se consigan los dos volúmenes y los vean con calma, pausadamente, dispuestos a escuchar y ver, haciendo un esfuerzo para posponer conclusiones apresuradas y dejar hasta el final la colección de etiquetas que utilizaremos para restablecer nuestras certezas –o ignorancias- de género. Disfrutando la historia exuberante, las soberbias actuaciones y los diálogos que tienen momentos estimulantes por la riqueza de imágenes que evocan en una asociación poética. 


Creo que esta película vale la pena porque no prescribe, no pontifica, no proscribe. Describe la experiencia sexual de una mujer, que se auto define como ninfomana militante, y, trata de plantear, a través de ocho viñetas o capítulos, un marco reflexivo general de sus vivencias, las cuales abarcaran, narrativa-mente hablando,distintas etapas vitales desde su infancia hasta su madurez. Se trata de una mirada retrospectiva sobre el uso de los placeres y las peculiaridades de las relaciones humanas, enfocándose en aquellas partes que la doble moral suele  ocultar tras la etiqueta de perversiones, pero sin ensalzarlas o pontificarlas, antes bien puntualizando los aspectos sórdidos, violentos, oscuros, míticos, sensuales, irrefrenables, instintivos, etc; integrados a la conducta humana. No es como en Sade, por un lado las desventuras de la virtud y por el otro las recompensas del libertinaje. No es como en Foucault, una distribución tripartita aunque escindida del uso de los placeres en la geografía de los saberes, la voluntad de poder o las tecnologías del yo. No es como en la religión católica una división teologal entre virtus y luxuria, pathos e hybris…Si es que entendí bien, Von Trier propone que las dicotomias racionales vinculadas a la sexualidad son parte de una falsa conciencia porque el deseo y su objeto está integrados y condensados en la misma persona: el bien y mal atados a una misma voluntad, el sadismo y el masoquismo entrelazados armónicamente a la misma pulsión, la culpa y la redención unidos en inflamadas nupcias a los violentos furores de la carne, y, finalmente, la razón y la sinrazón dialogan cordialmente a través del instinto. Acercamientos conceptuales de una dirección aguda que interroga inteligente-mente al deseo en sus múltiples manifestaciones, porque la belleza de la vida humana no procede tan sólo de la unidad en la pluralidad, sino también de la pluralidad en la unidad.



Tres pensamientos quedan en mí después de ver la turbulenta película del talentoso director de origen danés:
1)   Antes de la muerte, la sensualidad es un mediador poderoso para estar en el mundo, vivirlo, sentirlo, representarlo y recrearlo, actuar para transformarlo.
2)   Andar distintos senderos, oscuros y claros, para reencontrar la curiosidad y la alegría de la infancia, sin miedos ni sombras…

3)   La tensión entre el deseo y su realización es más significativa en términos de naturaleza humana que la artificiosa e hipócrita tensión moral entre virtud y perdón. 

Amén


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