EL
EFECTO TEQUILA
JORGE
ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Agosto
2014
Recordar la crisis mexicana de 1994 hace bien a la memoria
histórica, pero hace mal a la salud mental. La hoguera de las vanidades aún arde con
las cenizas ardientes de la fragua que templo el desencanto de los mexicanos
con respecto a la clase política. El final del salinismo fue una opereta de asesinatos,
traiciones, arrestos, venganzas y codicia… el año de Hidalgo que dejó casi
muerto a este país.
Efecto
Tequila es una película olvidable porque está llena de los lugares
comunes de la corrupción mexicana, irradiada a las oficinas corporativas de una
empresa de inversiones financieras especializada en especular en el mercado de
valores con capitales ficticios.
Lo destacable de esta
película, empero, se ubica en las
viñetas históricas que va mostrando en forma paralela el final del sexenio de
Carlos Salinas de Gortari con la aprehensión del hermano incómodo, los
escándalos en Suiza por las cuentas de Paulina, el dinero del narco fluyendo a
las cuentas de los políticos pertenecientes a esa dinastía u otras del cercano
Atlacomulco, el asesinato de Ruiz Massieu, los demonios sueltos evocados por su
hermano procurador, la Paka declarando dónde estaba la osamenta de un diputado
desaparecido, el FOBAPROA, la entrada en
vigencia del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, la emergencia
del ejército zapatista en Chiapas, el advenimiento del subcomandante Marcos, la
escucha telefónica que gobernación le pone en Almoloya a una conversación de
los hermanos incómodos liándose a gritos por el dinero, el asesinato de otro
hermano de Salinas, el exilio de Dublin, la sana distancia, la concertasesión,
la mega devaluación de la economía mexicana tras quitarle al peso los tres
ceros, la sombra el fraude, el asesinato del cardenal Posadas Ocampo, la
primera aprehensión del Chapo Guzmán, la enésima comisión especial para revelar
los crímenes del pasado, la verborrea de los políticos que llegaron a la
antesala del cinismo y más linduras tenebrosas de la “polaca” mexicana que sólo
de recordarlas provocan arcadas, lumbago, cólicos, diarrea, vómito, jaqueca,
vértigo y la sensación de que el pueblo señorial que habita México no es más
que un hiato de pendejos gobernados por una camarilla de ratas, hueseros,
tlacuaches y culeros…como hasta hoy que seguimos atrapados en esa misma
perversa circularidad, que las elites definen como un “paraíso de acuerdos
democráticos”.
Revísese pues esta película
que contiene los antecedentes más directos de las reformas estructurales que
hoy se sobrepujan como una cara moneda para lograr la modernidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario