sábado, agosto 09, 2014

EL EFECTO TEQUILA




EL EFECTO TEQUILA

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Agosto 2014

Recordar la crisis mexicana de 1994 hace bien a la memoria histórica, pero hace mal a la salud mental. La hoguera de las vanidades aún arde con las cenizas ardientes de la fragua que templo el desencanto de los mexicanos con respecto a la clase política. El final del salinismo fue una opereta de asesinatos, traiciones, arrestos, venganzas y codicia… el año de Hidalgo que dejó casi muerto a este país.

Efecto Tequila es una película olvidable porque está llena de los lugares comunes de la corrupción mexicana, irradiada a las oficinas corporativas de una empresa de inversiones financieras especializada en especular en el mercado de valores con capitales ficticios. 


Lo destacable de esta película, empero,  se ubica en las viñetas históricas que va mostrando en forma paralela el final del sexenio de Carlos Salinas de Gortari con la aprehensión del hermano incómodo, los escándalos en Suiza por las cuentas de Paulina, el dinero del narco fluyendo a las cuentas de los políticos pertenecientes a esa dinastía u otras del cercano Atlacomulco, el asesinato de Ruiz Massieu, los demonios sueltos evocados por su hermano procurador, la Paka declarando dónde estaba la osamenta de un diputado desaparecido, el FOBAPROA,  la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, la emergencia del ejército zapatista en Chiapas, el advenimiento del subcomandante Marcos, la escucha telefónica que gobernación le pone en Almoloya a una conversación de los hermanos incómodos liándose a gritos por el dinero, el asesinato de otro hermano de Salinas, el exilio de Dublin, la sana distancia, la concertasesión, la mega devaluación de la economía mexicana tras quitarle al peso los tres ceros, la sombra el fraude, el asesinato del cardenal Posadas Ocampo, la primera aprehensión del Chapo Guzmán, la enésima comisión especial para revelar los crímenes del pasado, la verborrea de los políticos que llegaron a la antesala del cinismo y más linduras tenebrosas de la “polaca” mexicana que sólo de recordarlas provocan arcadas, lumbago, cólicos, diarrea, vómito, jaqueca, vértigo y la sensación de que el pueblo señorial que habita México no es más que un hiato de pendejos gobernados por una camarilla de ratas, hueseros, tlacuaches y culeros…como hasta hoy que seguimos atrapados en esa misma perversa circularidad, que las elites definen como un “paraíso de acuerdos democráticos”.

Revísese pues esta película que contiene los antecedentes más directos de las reformas estructurales que hoy se sobrepujan como una cara moneda para lograr la modernidad.    


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