DEMOCRACIA.COM
By Jorge Antonio Díaz
Miranda
Martes 24 de abril de 2012
La
nomenklatura de la politiquería nacional hace eclosión de pura vulgaridad y
presenta sus grandes ofertas de temporada con rebajas de demoscopia electorera
y fuerte tufo de anacronismo populista.
Como
en los mejores tiempos de la “dictadura perfecta” vuelven las fuerzas vivas, el
mangoneo de las masas, el carrusel, la cargada, el corporativismo, el ratón
loco, y todos los productos sectarios de una edulcorada farsa democrática para
revivir el presidencialismo de cuates, pero
esta vez ornamentado con aladas gaviotas cedidas generosamente por TELEVISA
entertainment. Ya veremos en el futuro cómo el erario pagará las cuentas de la
prolongada luna de miel del gallo encopetado. Mientras tanto los caudales de
dinero de fuentes oscuras fluyen incontenibles hacia la candidatura de sangre y
oro, edificando flamantes proyectos de desarrollo comprado a precio de salvaje
endeudamiento público. Las devaluaciones se erigen como sombras amenazantes, al
igual que el entreguismo y las relaciones carnales con Washington aunque muy
condimentadas con especias nacionalistas. La nostalgia hace presa de la
población que reconoce al PRI como un partido de transas aunque “ellos sí te
dejaban algo para irla pasando”. La falta de un proyecto de transformación
social aunado a la adicción por la imagen, harán las delicias del próximo
gobierno priísta, quien se re inaugurará con un golpe mediático espectacular,
quizá -suponen los entendidos-, con la cabeza de la secretaria general del SNTE
que debe al partido tricolor tantos y tan dolorosos agravios. Una actualización
del quinazo salinista al más puro estilo de un junior del cretácico
tardío.
En
la esquina confesional las ratas abandonan el barco ante los signos inequívocos
de prematuro naufragio. Muerte electoral programada por oscuros acuerdos de las
cúpulas revelando hasta el final el verdadero tamaño de la presidencia espuria
a cuya cabeza se haya un pigmeo cerebral de predecibles taras políticas y
deontología ideológica reblandecida. La guerra sucia pasó a la historia porque
hoy por hoy esa inestable pieza de artillería puede ser usada en contra de la
dama de triste armadura y flaco jamelgo blanquiazul. La campaña no alza el
vuelo y no es por los adversarios de las otras franquicias políticas que
compiten con esta por el podio de las mediocridades. Más bien se debe a la
falta de materia gris para generar mínimamente un discurso coherente en cada
foro donde la flamante candidata se presenta. Pura parafernalia en la
desesperación de saberse abandonada por el poder, rodeada de mentalidades
minúsculas y una logística sistemática para desorganizar, desinformar y
producir el mayor número de ridículos de género de los que se tenga memoria en
la historia pre-electoral de este país.
La
llamada nueva izquierda no está mejor. De hecho está en el trance del peor de
sus momentos. El ansia de mostrar una imagen conciliadora -amorosa la llaman
sus panegiristas-, ha restado credibilidad a sus propuestas de transformación
social. Pero más allá de los brazos abiertos a las televisoras y las disculpas
lastimeras a los pontífices de la desinformación comercializadora, AMLOVE
recorre el mismo trasiego de los errores del pasado, centralizando en su figura
la campaña mediática de una izquierda escindida. Apelando a su “autoridad moral”
para imponer una visión de unidad que está lejos de ser real, olvidando los agudos
problemas sociales de México para no lastimar el velo de seda de las élites que
lo siguen viendo con recelo y un peligro para sus privilegios y “abusos
legales”; devaluando la ideología en pos de la demoscopia, tendiéndole la mano
a los enemigos y dándole la espalda a los aliados, lanzándose a una campaña de
unidad sin haber escindido del seno de la izquierda el cáncer
arribista-separatista de chuchos, amalios y zavaletos. Hoy por hoy la nueva
alianza hereda la simulación como signo de identidad y la demagogia como sostén
ideológico. Hoy por hoy, en medio de la sangre, la izquierda tiene los días
contados porque incuba el germen de la sospecha, el burocratismo y la dispersión.
Pero
el negocio de la democracia sigue. Es rentable, barato y está cooptado por el
duopolio televisivo. Es redondo pues se requiere casi nada de inversión y su
ganancia es segura multiplicada factorialmente, en relación a la generosidad
del erario y los mares secos de la ley que legalizan el abuso. Las cuentas alegres de las encuestadoras
proyectan crecimientos inimaginables en medio de una crisis económica que
paraliza a otros sectores productivos desvinculados del carnaval de la
democracia.com. Aunque el body count de la muerte siga aumentando dígitos y los
problemas reales del país se apilen como estadística en las secretarías de
estado, las promesas danzan alegres alrededor del incendio, la pobreza y el
desempleo. Y aunque sea tentador atribuir a la amnesia democrática el
previsible triunfo del engallado copetín, es menester reconocer que en muchos
estados de nuestra sufrida república ven en este enano con sancos la
posibilidad real de detener la masacre y el odio. Aunque ya veremos cómo se
cobra toda esa “generosidad” el dinosaurio antropófago.
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