En tiempos de escándalo y ridículo, pifias y verdades a medias, TELEVISA salva generosamente al máximato felipista, concediéndole un horario estelar para exhibir los operativos que la Policía Federal realiza con lujo de tecnología, espectacularidad y violencia. En el aro tele novelero, el argumento se ceba en el consabido San Benito de la dicotomía de los malos y los buenos, evitando quirúrgicamente tocar los tumores malignos de la ineficacia institucional, la corrupción y la impunidad. Con un argumento espurio, capítulos predecibles y malas actuaciones saturadas de clichés y sangre, la teleserie resuelve en quince minutos, a golpe de pretextos y mentiras piadosas, el laberinto de la soledad de la policía federal en los tiempos aciagos del jefe G. García Luna. Es obvio el sentido propagandístico y ello suscribe la grandilocuencia de las acciones, abaratadas por la pobre actuación y el lenguaje paupérrimo de los protagonistas. Como todas las historias de televisa, los capítulos de El Equipo son parcos en el detalle de aspectos polémicos y extensos en veleidades mediáticas. La verdad es que se trata de una mega producción hueca de contenido y saturada de efectos especiales, que sólo añaden pitorreo, petardo y onanismo a la debacle nacional.
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