No lejos de ahí, Yared de 11 años yace encerrada en el sótano de la casa de su familia. Una noche, mientras su papá manejaba su camión de regreso a casa, con sus hijos alojados en la caja de redilas, fueron detenidos en un puesto de vigilancia del ejército invasor de Israel y obligados a bajar para una inspección. De pronto una bala trazadora vino desde un edificio cercano hiriendo a un joven conscripto y entonces los guardias abrieron fuego a discreción hacia todas direcciones. Su padre se metió de bajo del camión y les gritaba a los niños que se protegieran, Yared quedó sentada y algo le cayó encima golpeando violentamente su cabeza. Tal vez sólo transcurrieron breves segundo cuando ella despertó y encontró a su hermano Hassid de cinco año, recostado en sus brazos con una mirada perdida y una herida en el pecho que mostraba costillas astilladas, tejidos y músculos internos amontonados y sangre, mucha sangre. Lo último que Yared le oyó decir a su hermano fue "no voy a llorar, papá". Desde ese día Yared se refugia en aquel búnker improvisado y no puede borrar de su mente la mirada de su hermano muerto.
Hassad tiene trece años. Toda su familia fue asesinada. Se aloja en las instalaciones de la Universidad islámica de Gaza, que ha sido tocada por algunos proyectiles y bombas, pero a pesar de ello fue habilitado como un centro de refugiados administrado por la Media Luna. Casi todos los niños como él presentan síntomas de angustia, hiperventilación, pesadillas y un cuadro similar a la psicosis de guerra. Sí bien el sitio ha sido respetado por las unidades de combate de HAMAS e Israel hasta aquí llegan los rumores de la guerra. El vuelo rasante de los aviones F14 que rompen la barrera del sonido y crean ruidos que rebasan el umbral de dolor (>140 decibeles). Las ondas de choque de las bombas que de vez en cuando sacan el aire de los pulmones y las columnas de humo rojo que dejan como huella quemaduras de segundo y tercer grado. El olor asfixiante de la pólvora, los golpes repentinos de calor, las balas que llegan hasta los refugios, el olor a muerte qu se levanta por encima de este inmenso infortunio de la ciudad exterminada. Diariamente llegan hasta el refugio más niños que nadie sabe de qué familia provienen y tampoco que les espera con la ciudad en sitio. Escasea casi todo. alimente, agua y medicamentos. Hassad sabe que en algún lugar de las instalaciones del refugio hay una parte donde se almacenan pilas de muertos, niños, mujeres, hombres, ancianos, todos mezclados en desorden porque no hay lugar para nada más. Él ayuda a los médicos y a las enfermeras en tareas sencillas, y no entiende por qué un ejército poderoso hace blanco en niños provocándoles heridas salvajes pero que nos los haces morir inmediatamente, sino después de una larga y dolorosa agonía.
Los niños de Gaza han sido puestos por Israel entre el martillo y el yunque, castigados como cualquier soldado regular, perseguidos, asediados, asesinados por las armas de alta tecnología, la sed, el hambre y las enfermedades. Este crimen de lesa humanidad inflamará aún más el odio y la ira en contra de Israel. Pero más grave aún será el trauma permanente en las mentes de las nuevas generaciones palestinas que crecerán bajo la sombra de una amenaza de muerte...en un mundo unipolar donde los estadounidenses y sus aliados no les importa el destino de los oprimidos porque ellos sencillamente no están dentro de la esfera de intereses estratégicos.
1 comentario:
Hola.
Después de leer esta publicación con impactantes relatos e imágenes; embargada por una gran pena cerré la página de internet para seguir mi día como de costumbre, en la comodidad de mi oficina.
No pude evitar recordar lo reconfortante que es, saber que mas tarde llegare a casa; a un espacio que puedo llamar mío. Donde mis hijos pueden dormir con un porcentaje alto de que no amanecerán muertos.
De inmediato nace la interrogante.
¿Qué es lo que me ofendería más si estuviera en la situación de las personas de Gaza?
1.-Qué el mundo conozca como matan a mis hijos, hermanos, padres, etc. Y digan… lastima o que pena; cierren la página y sigan con su vida.
2.- Qué exhiban a mis muertos en fotografías por todo el mundo y nadie haga nada por remediar nuestra situación al instante.
3.- Qué se llenen la boca diciendo que tenemos Derechos Fundamentales o universales (CNDH) y que hay organizaciones que velan por la paz en el mundo (ONU), pero la diplomacia es primero.
4.- Qué digan que la muerte de mis conciudadanos es inevitable por la lucha contra el terrorismo.
Según mi ideología: Me ofendería mucho que nos exhiben para el morbo de unos y beneficio de otros. Pero estaría más preocupada por sobre vivir.
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