EL TEMPLO DESOLLADO

BY JORGE DÍAZ MIRANDA 2009

Que desoladas lucen las ruinas del Templo Mayor como un cadáver desollado con su piel expuesta al sol, Las murallas derruidas, las pinturas decoloradas, los puentes rotos y los caminos exterminados los gironés de la grandeza trocándose polvo, Ahí están amontonadas las efigies con sus formas rotas arrancadas violentamente de sus pedestales con sus ojos vacíos y sus yelmos mancillados, Águilas y tigres agonizando bajo un extraño sol admirados por huestes extranjeras, fascinadas por el señorío que ostentan aún en esta funesta ruina, Yo camino con la extrañeza de un extranjero en esta tierra donde yacen muertas mis raíces y siento pena por esta gente a la que pertenece en parte mi sangre, Cuántos siglos pasarán para borrar la soberbia de los edificios triunfantes la opresión de los nuevos ídolos que se alzan en el nártex de la Catedral corderos que tienen la piel de un zorro, garras de lobo, y sed de vampiro, Pero las sombras pululan bajo el desamparo de los fríos campanarios de templos que no tuvieron piedad, erigidos sobre el dolor y la sangre las lágrimas y la desesperación, en el triunfo absoluto de la rapiña y la guerra, Y no obstante sigue vibrando la memoria y la grandeza, del pasado indígena con su imperio de obsidiana, sus castillos de pulida roca, y sus casas adornadas, ¡la guerra aún resuena en los tambores y en la danza¡ Las piedras siguen hablando y los estandartes de flores aún flamean

en la cima de nevados volcanes, Tezcatlipoca aún camina entre nosotros con su señorío de alas, el tiempo de los mexicas ha pasado pero no su fuerza, ni su huella, Aún arde el fuego nuevo en cuevas ocultas, las ofrendas de jade y caracolas marinas las urnas de copal y los altares esplendentes, las lanzas de oro y los yelmos de plumas los mantos teñidos y las sandalias de piel de lagarto...

Templo Mayor, Ciudad de México, enero de 2009.