viernes, julio 04, 2008

LA GEOGRAFÍA DE VENUS

Fotografía y composición de Jorge A. Díaz (2004)
LA GEOGRAFÍA DE VENUS

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008

* Ensoñaciones del coño. Así es como se caracterizarían las anónimas de construcciones de la web que diariamente son legión: un cúmulo de pruebas irrefutables del retiro lento pero inexorable de los alucinados usuarios de la red del naturalismo de la carne y sus olores, hacia la asepsia rotunda y estéril. Esta especie de sustitución de la carne por la imagen constituye un giro lingüístico que nos muestra el poder del miedo y el grado de imposición onanista de los nuevos hermafroditas cibernétikos.

* Sin embargo ninguna construcción intelectual podrá imponerse a los meandros de la realidad. Cada coño encierra un misterio y un hechizo que seguirán estimulando la curiosidad. Con SIDA o sin él la geografía de Venus sigue siendo un reto para cosmólogos, espeleólogos o fisiólogos y personas corrientes como Usted y yo -con excepción manifiesta de ginecólogos- para buscar respuestas expeditas sobre las dimensiones del placer, el dolor y estados intermedios.
* El libro Coños del español Juan Manuel de Prada (Valdemar:1995) constituye un intento más o menos exitoso en los esfuerzos por configurar el primer diccionario metafórico Coño-Español / Español-coño. Según la feria de cada quien y los humores de la temporada, las fluxiones retóricas del niño Juan representan una clara tendencia literaria que, desde un Edipo galopante, se desgrana en máximas y epígrafes, retruécanos y tropos para acercar a los lectores la esencia, tan cacareada como mal entendida, del coño. El acierto de Prada es de naturaleza nominal pues le pone al coño nombre y apellido. Como todo buen doctor en leyes, Juan Manuel no oculta su pasión de perito al exponer los generales del objeto, los atenuantes y agravantes de su naturaleza, los posibles móviles, las dimensiones procedimentales, las normas, los términos de su despliegue. Sabio en el reconocimiento de las limitaciones del imperio de la ley adelanta un dictamen absolutorio para el coño pues después de todo no tiene presencia en el catálogo de figuras jurídicas del Derecho Romano por su sino ciego aunque sensual e instintivo.
* El coño es la herramienta y el aprendizaje, del amor su gesto, de la libertad su instrumento. En las justas aúlicas es el centro que irradia poesía y sostiene el edificio imposible del amor cortés. Piedra filosofal de la estética pagana grecorromana, su influencia fértil se hará sentir en todo el Occidente europeo y las zonas de influencia colonial. Católicos y protestantes no podrán eludir el influjo lúbrico de su sombra y aunque desde la inversión de los afectos, erigirán indirectamente altares para su adoración. El coño sobrevive a la oscuridad y será objeto de versos místicos, de sublimaciones, de desplazamientos literarios que no podrán ocultar la fascinación y encanto por él; en una sola celebración por la posesión de la amada:
Yo entré en mi jardín, hermana mía, novia mía; recogí mi mirra y mi bálsamo, comí mi miel y mi panal, bebí mi vino y mi leche... Las curvas de tus caderas son como collares, obra de las manos de un orfebre. Tu ombligo es un cántaro, donde no falta el vino aromático. Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
No tardará el día en que estas alusiones irrumpiran desbordantes en los estratos de labriegos y campesinos para convertirse en el nuevo centro plurisecular de la cultura popular.
* Concebir un manual de uso del coño es tan disparatado como pretender saber qué significa ser un murciélago. Sin embargo podemos pensar en algunas lineas generales de cómo proceder ante él y con él. El paso número uno requiere paciencia pues se trata de una tarea de mera contemplación. Pero no se trata de ver sino de mirar. Se trata de grabar en nuestro cerebro la forma -fondo y figura- y la tridimensionalidad -relación del todo con sus partes-, pero lo anterior no con un sentido analítico sino sintético-estético-sensual. El paso número dos requiere un ejercicio preciso de respiración, aspirando profundamente y sorbiendo pausadamente la esencia del coño en sus variedades terrestre, acuática o anfibia. El tercer paso concita curiosidad y debe dirigirse en última instancia a establecer perceptivamente la textura y temperatura del coño, pasando la yema de los dedos suavemente por encima del bosquecillo de Venus, las hendiduras marinas y los corales rosados. El cuarto paso requiere destreza y un don de lenguas para dialogar silenciosamente con todos los nichos bioquímicos del coño; la lengua debe posarse sobre el nido y recorrerlo, en la primera vez, de Norte a Sur - no al revés - y de Este a Oeste. Con este último paso se hace un registro gustativo de todas las micro regiones del coño, para detenerse indefinidamente en la corola del clítoris y sacudir levemente su copa hasta hacer caer su precioso polen.
Según consta en las memorias de sabios, adelantados y libertinos, todos estos pasos pueden ejecutarse simultaneamente después de atesorar experiencia significativa, sin embargo, el autor de estas humildes líneas cuestiona cualquier postura omnisciente o de autoridad sobre el coño, ateniéndose a la máxima de que cada coño es un universo en constante cambio.

*
Quiero tu coño cada mañana para besarlo dulcemente,
Para mimarlo con leves caricias, para envolverlo con mis manos,
Me gusta tu coño, su olor de heno fresco, coral, ámbar, golpe de espuma,
Mis labios desean su íntima miel, flor del desierto, molusco encendido...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta creación literaria merece un monumento al idilio que instauras entre tu percepción y los dulces manjares que te brinda esta delicada zona femenina.

Lo que tú relatas en versos y en prosa sobre el "coño", llena de húmedas fragancias a cualquier mujer que se sienta amada.

Pero, lo que es extremadamente dulce, encierra también lo más amargo. Tal como lo decía Shakespeare, lo más bello encierra lo más horripilante, y viceversa. ¿Qué pueden sugerir tus dulces palabras a aquellas mujeres que de alguna forma han tenido una relación conflictiva —cuando no violenta—con sus entrañas?
Lo que quiero significar con ello es que el coño tiene más historias de vejaciones, de escarnio, herejía, injurias, invectivas, que de exaltación y elogio.
Por lo tanto, tu estimación es un panegírico que debe llenar de júbilo al sexo “débil”… Y es una bendición para los hombres (que cómo tú) logran, pese a todo, gozar del “fruto prohibido” de su (y/o) sus mujeres.

Ahora y siempre cualquier “Eva” desea este “Adán”.

Molusco marino.