Modificación y composición por Jorge Díaz (2008).
Reproducción sin fines de lucro, sólo con afanes de información.
Mientras la ecúmene occidental se sumerge en las aguas oscuras de la nueva entrega cinematográfica de Batman El Caballero de la Noche, y uno de cada tres ciudadanos norteamericanos opina que volvería a ver la película, nadie o casi nadie repara en el gran negocio recaudatorio en que se ha convertido este nuevo monstruo holiwoodense. De acuerdo a todas las evidencias, este siglo XXI está demarcado por las grandes dimensiones, y quizá, esto mismo nos impida ver el detalle. Así las cosas, la industria cinematográfica no escatima recursos y nos ofrece en cada nueva producción una sobredosis de violencia y un maremoto de efectos para atornillar al espectador a la butaca del cine. Sin embargo, sigue siendo para algunos tan importante el lenguaje de la actuación y las caracterizaciones que, no obtante toda la parafernalia, nos siguen conmoviendo. Y la verdad es que, con respecto al film The Dark Knight, los efectos y el super héroe protagónico quedan en segundo plano ante la vesanía, el shock y la glacial elocuencia de Joker caracterizado por el desaparecido actor Heath Ledger. Christopher Nolan, Flamante director, dirige la cámara y capta la mirada profunda del archienemigo circense de Batman, y desde ahí monta el argumento que ha de resaltar la violencia de las secuencias espectaculares, porque la mirada laberíntica del clown pormoderno está saturada de visiones apocalípticas. Como en casi todas las historias de los asesinos seriales, al menos de la raza caucásica, la infancia de Joker está poblada de oscuros pasajes y sistemáticos abusos, que, en la mente del adulto se arremolinan martilleantes como golpes atemporales y azarosos de pura maldad, nihilismo y terror. La risa fingida de Joker viene del pasado cuando su padre lo hiere con un cuchillo para que nunca deje de sonreír, a la manera de Victor Hugo y su Hombre que Ríe, pero no se detiene aquí el desfile de citas literarias. La mirada de Joker es un registro del paso de las cartas que desfilan ante él, en un orden obsesivo y a la vez azaroso, cada una cargada con un designio y un mensaje de terror que siempre está en pie de venganza. Y desde la diversión que le supone el caos del mundo, juega con la muerte, distorsionando cualquier lógica para que todo se precipite al abismo. La maldad que nunca duerme, instintiva, insaciable e implacable, se despliega en las coordenadas de la irrealidad, pero con todo capaz de subvertir el orden y la normalidad. Incluso, capaz de enfrentar a Batman con su propia impostación. Una actuación magistral la de Ledger, moviéndose siempre en el filo de la navaja, dentro de una frontera desesperada pero claramente trasgresora. Esa intensidad nos impele inevitablemente a reflexionar sobre el ser humano que estaba detrás, lleno de problemas, atrapado en una red sin salida, sofocado por una maraña de fantasmas que una noche le llevó a ingerir una sobredosis de medicamentos para terminar con penas y sufrimientos reales o imaginarios. Quizá, los problemas del actor imprimieron en el personaje la sólidez de la presencia, el vértigo y la sutileza que ostenta. No es el comediante bromista que encarnó Jack Nicholson, se trata del asesino grotesco que no puede medirse con parámetros humanos. Joker el psicótico malvado y mefistofélico, que es muchos a la vez. Se trata de un complejo camaleón humano, sutil, inteligente y multiplicado, adaptado al caos urbano de las modernas megaciudades del siglo XXI. Se trata del ángel derrotado de Milton que cayó furioso sobre las playas ardientes del infierno cincelado por Dante. Se trata del desventurado y sombrío Parsifal de las montañas tenebrosas. Se trata del Corazón de las Tinieblas de Conrad. Se trata del Hombre Invisible que es nadie al estilo de H. G. Wells. Se trata del Derrotado de Nerval. Se trata del Eterno Retorno de la maldad ciega y despiadada. Volviendo a la parte triste de la historia, cuando vemos a Jocker no podemos dejar de pensar en la muerte de Ledger y en todo cuanto acarreó a este film para alimentar el morbo o la curiosidad de los espectadores. Fijándose atentamente uno encuentra desde Brokeback Mountain (2005) algunos de los conflictos que el actor australiano experimentaba y que lo llevaron al extravío de perder su propia vida. En esa película le impusieron la caracterización de un personaje escindido, evasivo, contenido en su propia furia, desarraigado, invertido y ambivalente. Sin duda hay una línea de discontinuidades y rupturas reales en la personalidad del actor australiano que va desde el sílfide marica que nutre el secreto de la montaña hasta el payaso-kabukki de turbulento acting out que encarna en The Dark Knight . Tal vez, y aqui estoy especulando, el descenso existencial en que vivía Ledger hizó posible encarnar personajes de tan poderosa presencia y confeccionar con esto un epitafio soberbio dentro de una carrera artística tan vertiginosa como desgraciada.
1 comentario:
Muy poco se puede añadir a esta recensión de la última y multimillonaria producción de BATMAN, está simplemente completa en todos sus detalles. Quien lea tu escrito sin haber visto la película, podría imaginarse que hay cierto culto a lo horripilante, pero después de entrar en la vorágine sobrecogedora con la cual el actor “estrella” Heath Ledger te transporta y te cautiva por toda la duración de la película, entonces uno se da cuenta que en realidad has hecho una radiografía irreprensible de esta producción.
En el guión se revela, como bien lo dices, no sólo la inmediata relación que guarda con toda la literatura de este género, sino también el estudiado y preciso golpe de gracia que inflige al espectador, que se paraliza en la acción que ve ante sus ojos, al punto de no querer que el film termine jamás. Claro, que quedará en los anales del cine esta versión aterradora de este personaje con sus caras, sus máscaras, sus movimientos de lengua, el manejo de las manos, todo ello tiene una caracterización formidable que quedará en las pupilas del espectador, para llevársela en sus próximos sueños, o en sus más recientes insomnios. Por otro lado, la música del film, enmarca soberanamente las escenas. TODO, absolutamente TODO está elegido para paralizar al homo videns.
Pensándolo bien, todo lo que vuelve más atractiva esta puesta en escena es el darse cuenta que en el fondo nos estamos regocijando con la maldad que imprime el JOKER, mientras nos aburren sobremanera los intentos fallidos del antiguo héroe, y sus cómplices. Esto representa la verdadera novedad de este film: ya no es interesante lo que pueda lograr Batman, sino hasta donde puede llegar la fría y calculada inteligencia de su contrincante.
Esto obviamente va a marcar una nueva tendencia en el género holliwoodense: NO VOLVEREMOS NUNCA a ver a Batman de la misma forma, es decir, el bueno, ya no tiene ninguna razón de ser, solo el malo es el vencedor, el real protagonista de las aventuras que queremos mitificar. Tal vez muy pronto tengamos a otro héroe de las historietas revolcándose en su humana debilidad, y estaremos desdeñando al supuesto “enemigo” que no le venza con hazañas tan crueles como las que presenta esta cinta.
Baste esto para reflexionar sobre los cambios que nos depara el séptimo arte.
No me queda más que felicitarte por tus atinados comentarios.
Felicidades, hasta pronto.
Desde el abismo, te envío un espeluznante y estremecedor saludo.
Jolly & Joker.
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