Belisario (Circa 490-565). El destino despiadado del célebre general del Imperio Bizantino, ofrece pistas históricas tempranas acerca del absolutismo y la ingratitud. Después de haber dirigido las devastadas tropas del emperador Justiniano, salvando a la ciudad de Constantinopla de la destrucción a manos del imperio Otomano, formidable rival de Levante, Belisario aparece ciego en las calles, obligado a mendigar el sustento, extendiendo su propio casco de combate para recibir la limosna del populacho. De esta forma Justiniano se venga en uno de sus súbditos más celebre y adictos a su propia persona. Los historiadores coinciden en que no hay por parte del emperador Justiniano ningún motivo que justifique su despiadado proceder más que el celo y la envidia, la sospecha y el deseo de humillar, la voluntad implacable de un poder que se ejerce sin reconocer más merito que el de su propio fuero.
BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
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