lunes, diciembre 08, 2008

A SESENTA AÑOS DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: ABU GHRAIB Y OTRAS ABERRACIONES JURÍDICAS

BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008
¡Cuán ciegos sois

Vosotros los asoladores de ciudades, los que entregáis

Los templos a la desolación, los que arruináis

Las tumbas, los no hollados santuarios en los que yacen

Los antiguos muertos; pronto también vosotros estaréis muertos¡[1]

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en el contexto del nuevo “orden” internacional. Cuánto daño hicieron al Derecho Internacional la cínica sonrisa de la mujer soldado Sabrina Harman y la soberbia displicente del sargento Charles Graner, ambos adscritos a las fuerzas armadas de los Estados Unidos desplegadas en Irak, al posar en una fotografía donde además de estos aparece un iraquí muerto por las torturas de la CIA. Mariano Kairus del rotativo Página Doce nos sugiere no sólo considerar los cientos de imágenes que la prensa ha difundido en todo el mundo respecto de la tenebrosa prisión estadounidense en Irak, porque lo que no se ve es más pavoroso, con todo y que George Bush impuso castigos ejemplares a estos pobres "charales" castrenses ufanos de su "superioridad". Doble discurso del aún inquilino de la Casa Blanca pues en definitiva ha impuesto un veto imperial para que sus fuerzas militares no sean juzgadas en tribunales internacionales por crímenes de lesa humanidad. Esto es lo que no se ve y a lo que alude Kairus: el abuso de poder de una potencia que no está dispuesta a someterse a la jurisdicción internacional, sembrando con ello el profundo retroceso que, en nuestros días, manifiestan todos los ordenes vinculados con el respeto a los Derechos Humanos Universales. Eso es lo que está en la base de las violaciones, torturas, humillaciones, laceraciones, traumas, masacres, destrucción, invasión y asesinatos masivos en Irak y Afganistán a manos de las tropas norteamericanas: un poder que se cree imperial y por tanto fuera de toda restricción legal, un poder abusivo que hace jugosos negocios con el caos humanitario que sus propias armas desencadenan. La raíz del profundo desbalance en los 60 años de existencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (en adelante DUDH), es una expresión de la función del imperio y su crecimiento geométrico - expansivo que impone efectos de magnitud inconmensurables a la soberanía de las naciones en el sentido de constreñir cualquier expresión de la libertad y los derechos. Quino Petit describe la situación actual de devaluación y letra muerta con el insano limbo ideológico en el que se encuentran los principios de la DUDH sin poder bajar aún al entorno real de vida de la gente común. En otras palabras la existencia de DUDH no se ha traducido en mayor democracia o en una distribución equitativa de recursos, tampoco en un instrumento capaz de detener acciones bélicas de una nación contra otra, y menos aún en una norma efectiva asociada con el mejor Desarrollo Humano posible. Proclamada en 1948 por la naciente organización de las Naciones Unidas y suscrita por los países miembros –incluso Estados Unidos-, DUDH se ha convertido en indicador crítico de retroceso en la mayoría de los países. Un factor coligado a esta situación de desprecio es el monopolio del Estado para dirigir contra sus propios ciudadanos acciones de control a través de la represión selectiva. Otro factor es el poco oficio que demuestran los Estados soberanos para dirimir por vías no violentas la resolución de los conflictos. Situación que, si miramos más a detalle, hace blanco en grupos identificados como minorías, es decir sujetos sin derechos ni prerrogativas, marginados, perseguidos políticos, mujeres, niños o ancianos. La máxima amoral que caracteriza este despliegue punitivo de fuerza liberada a sus propias leyes sería Inter arma silent leges: cuando las leyes hablan callan las leyes[2].

¿Por qué nos odian tanto?. La desopilante frase pronunciada por un desconcertado George W. Bush frente a la algarabía de una parte del mundo respecto del ataque perpetrado dentro de territorio norteamericano, evoca sin intención la imagen de un niño asustado por lo que él mismo ha provocado. Pero en el caso que nos ocupa demuestra una desmesurada ignorancia de la historia estadounidense en sus poco más de 200 años de existencia y hace crecer en magnitud la afirmación de Ralph Waldo Emerson de que el ciudadano común de los Estados Unidos es un gran ingenuo que tan sólo es capaz de admitir verdades a medias o mentiras piadosas. En su más reciente libro Terry Eagleton[3] describe el imaginario estadounidense como un credo idealista anti trágico sin que esto tenga que ver con la realidad de sus acciones. El poder norteamericano, como todo poder, despliega un doble discurso y una doble moral, defiende los derechos y la democracia pero también es capaz de sabotearlos cuando sus intereses se ponen en peligro. El compromiso del gobierno de los Estados Unidos con la democracia sólo es a un nivel puramente metafísicos y nada tiene que ver realmente con lo político [4], pues esto último implicaría la admisión de restricciones sujetas al derecho. La realidad es que, sí bien la violencia no es sólo ejercida por los Estados Unidos, es este país quien ha ejercido la violencia de forma sistemática como estrategia de política exterior. Eagleton no duda en atribuir el cuño del termino terror como una noción ideológica a la cultura burguesa, elitista, fundamentalista y conservadora de los Estados Unidos. Después de la Gran Guerra del siglo XX (1914-1945), Estados Unidos se ha involucrado en más de trescientos conflictos armados de distintas magnitudes en regiones diversas del mundo, además de provocar indirectamente conflictos regionales significativos que introducen desequilibrios entre las naciones exacerbando la violencia, el odio y la venganza. Robert Fisk atribuye a los Estados Unidos y a su lógica expansionista los desequilibrios incendiarios en Medio Oriente. El lingüista y politólogo Noam Chomski señala que la guerra es el único argumento que sabe esgrimir la potencia norteamericana a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y ello por la razón instrumental de que la guerra provee excelentes negocios que alimentan el mesiánico American Way of Life. Fue Gregorio Selser quien identificó la política del Gran Garrote del Tío Sam con la Pax Americana, lo cual, por supuesto, implica un matiz semántico muy interesante que concierne a la supremacía de los intereses norteamericanos –económicos y políticos- sobre las necesidades de las demás naciones. James Petras nos recuerda al respecto la formula definitiva con la que los yanquis fundamentalistas se relacionaran con sus vecinos: Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses. Por lo anterior no es de extrañarse que esa nación poderosa sea la que antepone una oposición más declarada a cualquier tratado internacional sobre derechos humanos porque es la nación que más los viola en su propio beneficio. Recordemos que el año 1948 no es sólo el año en que nace DUDH, es también el año en que la política unilateral de los Estados Unidos hace implosión haciendo sentir sus efectos devastadores, apoyando la desmesurada anomalía que constituye de origen la fundación del Estado de Israel. Acción ilegal llevada a cabo con el acuerdo de la ONU, con la que Estados Unidos instala en Medio Oriente una pesada cuña occidental de importancia geoestratégica, con la que pretende anticipar el dominio de Levante, de los riquísimos yacimientos petroleros y de las rutas comerciales marítimas del Golfo de Ormuz. En este esquema de posicionamiento geoestratégico Israel nace como una potencia militar antagonista natural de sus vecinos Egipto, Líbano, Arabia Saudita, Irán, Irak, Turquía. Con la imposición del Estado de Israel Estados Unidos toma de nuevo la estafeta de la guerra de Occidente contra el Oriente haciendo esta vez un blanco poblacional más específico: los árabe de mayoría musulmana.

El vuelo incendiario del águila sobre la presa. Algunos historiadores son remisos en aceptar que la política unilateral de los Estados Unidos no inició con la guerra contra el terror declarada por esa nación a partir de los ataques a las Torres Gemelas en New York, en aquel fatídico 9/11/2001. Pero las evidencias de la historia estadounidense del siglo XX es ilustrativa en ese sentido. El inicio de la mega soberanía estadounidense va incluso más atrás del nacimiento del Estado de Israel. Podemos decir con precisión que su origen está con el surgimiento de un político llamado J. Edgar Hoover y la fundación del FBI, hacía finales de la década de los “fabulosos veinte” del siglo XX. Hoover es un gris político que apenas puede hablar en público, no obstante es astuto y sabe elevarse hasta el sitial del círculo interno del presidente Calvin Coolidge al que le susurra un plan secreto sobre una agencia de inteligencia extraterritorial, plenipotenciaria, sin restricciones y capaz de establecerse en el mismo territorio enemigo para revelar sus planes de ataque contra Estados Unidos. Su misión será en primer instancia combatir a la mafia dentro de territorio estadounidense y en segundo lugar defender los intereses de los Estados Unidos de Norteamérica en un plano pannacional. Hoover es un futurista brillante, el primero en comprender las dimensiones intermésticas del crimen organizado: los tentáculos de la mafia saltan de continente a continente y se filtran en todos los niveles de las sociedades alcanzando incluso las estructuras de gobierno.

El otro dedo que forma el puño de hierro estadounidense, aparte del FBI, el ejército, la marina y la fuerza aérea, es la CIA. La Agencia Central de Inteligencia (CIA siglas en inglés) fue creada en 1947 por el presidente Harry Truman, con la pretensión de resguardar las costas y litorales de los Estados Unidos de ataques externos. En sus primeros años la CIA era denominada en clave secreta el campus por tener entre sus fundadores a egresados de las universidades de Yale y Harvard. Truman, a instancia del general Dwight Einsenhower (a la postre presidente de los Estados Unidos), solicita a la CIA el diseño de escenarios de máxima confrontación con los enemigos de Estados Unidos dentro y fuera de su territorio, y ello en virtud de los tiempos aciagos que corrían en una loca carrera de armamentos, período negro que se conoce como Cold War. De acuerdo con Eisenhower era necesario -desde su óptica particular- preparar dispositivos de reacción inmediata ante la amenaza soviética, así fue como concibió de forma anticipada la distribución de bases militares estadounidenses en todo el hemisferio occidental con sus aliados y en aquellos países satélites que dependían de Estados Unidos.

La visión de Eisenhower y Hoover confluyeron hacia una misma fórmula de consolidación del poder estadounidense: vincular la política, los negocios, la milicia, la industria y la investigación científica, todos ellos factores críticos para configurar lo que sería a la postre el Complejo Militar Industrial de los Estados Unidos. Ronald E. Powaski sugiere que le guerra fría anticipa muchas de las estrategias de penetración e influencia política-económica que caracteriza el orden mundial de la moderna globalización, estrategias que sí bien no son desplegadas desde la óptica militar sí tiene equivalentes propósitos de control y dominio. Eso ha permitido hasta nuestros días la continuación del intervencionismo de baja intensidad revestida de ayuda militar y económica con fines supuestamente humanitarios. Con el FBI y la CIA, Estados Unidos institucionaliza la política exterior paranoica de la sospecha y establece de facto en el interior de su territorio un estilo de gobierno basado en lo que Franklin Delano Roosvelt definió como “la libertad del temor”.

Estas dos superagencias estadounidenses son las responsables junto con su gobierno de la estrategia de terror preventivo, intimidación, ataque contra objetivos civiles en distintas partes del mundo, secuestro, tortura y desaparición de civiles. Sus actividades abarcan a todo el mundo y ha arrasado países como Corea, Vietnam, Cuba, Chile, Panamá, Libia, Irán, los Balcanes, Afganistán e Irak entre muchos otros países.

El silencio de los inocentes en el pozo de la tortura

De acuerdo con Chalmers Johnson[5] la historia de los Estados Unidos a partir de la segunda mitad del siglo XX es la historia de la multiplicación descontrolada y la diseminación del imperio con el establecimiento de más de 700 bases militares. El esquema de su establecimiento responde al despliegue de acciones preventivas (250 bases), reacción inmediata y apoyo logístico (150 bases), neutralización o encarcelamiento ( 100 bases) y guerra activa (234 bases). El costo actual del mantenimiento de estas bases militares se aproxima, de acuerdo a información reunida del Base Structure Report 2007, al billón de dólares. El reporte sobre el personal desplegado hacia el año 2005 puntualizaba una magnitud del orden de los 250 mil efectivos asignados, cifra que no considera la eventualidad de las intervenciones en Afganistán e Irak, lo cual puede hacer que la cifra alcancé 750 mil efectivos. La recopilación de la información de las sedes de las bases militares en los distintos países y sobre todo en Europa tropieza con el silencio, el secreto y la complicidad de las naciones. Lo anterior fue reconocido por el mismo Parlamento Europeo, dentro de su texto resolutivo 2006/20027 INI, que trata sobre la “Supuesta utilización de la CIA de instalaciones militares enclavadas en países de Europa”. Un capítulo negro en los registros militares y civiles del uso que Estados Unidos hace de sus bases militares concierne a los procesos penales que derivan en torturas, encarcelamiento y penas capitales, aplicadas a supuestos terroristas islámicos. Estados Unidos admite tener actualmente una población de prisioneros cercana a 26 mil personas, no obstante la cifra se puede elevar a 80 mil si consideramos aquellas detenidas arbitrariamente desde 2001 y que a través de diversas fuentes la oficina jurídica de Reprieve ha conseguido documentar. Los nombres de Guantánamo y Abu Ghraib son paradigmáticos de violación sistemática de los Derechos Humanos Universales, pues ilustran convincentemente el proceso gradual de perversión y adulteración de atribuciones extraterritoriales en el marco de una legalidad ausente, alejada del dominio público[6]. En el mismo tenor de indefinición jurídica[7] están las 20 prisiones clandestinas o centros de tortura que la CIA mantiene en territorio de Afganistán, en ciudades como Kandahar, Kabul en lugares no identificados dentro de la provincia de Zabol. La injustificada cruzada antiterrorista dirigida por la CIA a partir de 2001 fue planeada mucho antes del atentado de los atentados contra las torres Sears de Nueva York y constituye un salto al vacío jurídico en el que cabe todo de parte de un Estado que se erige como juez y parte, monopolio y monopsonio del terror. Por ello entendemos que cuando el gobierno estadounidense castiga a soldados de rango menor de su propio ejército simula el ejercicio de la justicia encubriendo ideológicamente un hecho real: la prepotencia imperial que impone a ciudadanos de otros países la detención secreta y la desaparición forzada no posee ningún respeto por el derecho internacional y menos aún por el apartado que concierne al Trato Humanitario de Prisioneros. Los cientos de fotos extraídas de la cárcel de Abu Ghraib son ilustrativas de la afirmación anterior: violaciones de mujeres, golpizas a prisioneros, humillaciones diversas diseñadas con heces fecales, perros furiosos, cepos, armas punzo cortantes, acoso psicológico, aislamiento, privación perceptiva, sesiones interminables de música escabrosa[8], interrogatorios, traslados aéreos arbitrarios, privación de alimentos, hacinamiento, promiscuidad sexual, lesiones y muerte provocada por estrés postraumático. Todas las prácticas enlistadas fueron aplicadas directamente a hombres y mujeres, pero también y de manera ostentosa a ancianos, adolescentes y niños[9]. El puenteo de prisioneros desde el espacio aéreo de países europeos es un punto a aclarar en esta larga lista de aberraciones jurídicas y perversiones que distan mucho de la pretensiones humanitarias. La complicidad continental europea no tiene ninguna justificación y abona más evidencia a la alineación de los aliados con el mandato del poderoso imperio estadounidense, lo que en definitiva desmiente el compromiso del parlamento europeo con sus propios estatutos fundacionales[10].

Prisiones flotantes. Otro rubro en la vergonzante devaluación de los DUDH es la existencia de lo que el periodista José María Irujo denomina Guantánamos Flotantes. Se trata de 17 barcos de guerra de la Marina de los estados Unidos empleados como cárceles y centros de tortura. Desde antes de 2004 el Military Sealift Command (MSC) dependiente del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos ha modificado navíos para dotarlos con capacidades adicionales de “apoyo a la lucha global contra el terrorismo, lo cual incluye cualidades secretas como módulos de encarcelamiento, telecomunicaciones, pistas de aterrizaje y otras. Las operaciones de modificación estructural ascienden a cien millones de dólares. La lista de las embarcaciones se incluye a continuación es el resultado de las investigaciones consignadas en el Informe Reprieve[11]. La situación jurídica de los prisioneros alojados en estos barcos es peor de la de aquellos ubicados en bases terrestres pues el trasiego de las naves de guerra norteamericanas se hace la mayor parte del tiempo en aguas internacionales, es decir no sujetas a ninguna jurisdicción nacional. El traslado de prisioneros en estas condiciones es totalmente violatorio de los acuerdos internacionales sobre Derechos Humanos sin que hasta la fecha la Unión Europea o la organización de las Naciones Unidas se hayan declarado contrarias a estas prácticas genocidas.

[1] Eurípides, Las troyanas, Barcelona, Planeta, 1986. Escrita por Eurípides, esta saga troyana por excelencia fue escrita inmediatamente después del shock que supuso en la antigua ecumene helénica la conquista de Melos. La intención de Eurípides fue subrayar las consecuencias negativas de arrasar a un pueblo soberano y someterlo por la fuerza al suplicio de la matanza y la esclavitud.

[2] El filósofo Judío- norteamericano Michael Walser nos advierte en este sentido que el silencio de las leyes no implica ni su cancelación ni su desaparición. Lo que si opera es una redimensión de su significado y de su aplicación, no como normas inmutables, infalibles e incuestionables, sino como formas de reflejar el mundo y decidir cómo actuar dentro de una determinada contingencia como la guerra. En este sentido las nociones de estrategia y moral pueden equipararse como dos formas de reflejar el mundo desde un orden preestablecido. Michael Walser (1977) “Against Realism”. En Just and Unjust Wars, Nueva York , Basic Books, 3ª ed. 2000.

[3] Terry Egletón (2007) Terror Sagrado. La cultura del terror en la historia, Trad, U. Complutense de Madrid. Editorial Idem, Madrid:2007.

[4] La distinción compromiso metafísico/compromiso político es del Filósofo Hilary Putnam, proviene de su ensayo denominado “A Half Century of Philosophy, Viewed From Within”. Ahí Putnam describe la ética normativa de Rawls como un sistema de principios naturalizados que se alejan de la discusión epistemológica para situarse en una discusión de tipo instrumentalista, desde el qué hacer y sus consecuencias sociales. En ese sentido la teoría de la justicia de Rawls – nos dice Putnam- manifiesta un compromiso político, no metáfisico.

[5] Chalmers Johnson (2007) NEMESIS: The Last Days of the American Republic, pp.104 y subsiguientes.

[6] Letra muerta de leyes y tratados internacionales que se hizo evidente a partir de la Proclamación del Acta Patriótica (USA PATRIOT Act), que aprobó el Congreso de los Estados Unidos meses después del 11 de septiembre de 2001, cuyos artífices fueron George W. Bush, Donald Rumsfeld y el vicepresidente Dick Cheney, la cual restringió derechos ciudadanos alimentando la angustia y el terror de los ciudadanos para que espiaran a coetáneos y extranjeros sospechosos de terrorismo.

[7] Sobre el argumento filosófico-histórico concerniente a la exclusión del Derecho ante un Estado de Guerra, véase Alfonso Ruiz Miguel (2004) “Guerra, Justicia y Derecho Internacional”, En ISONOMIA, No. 20/Abril de 2004. Pp. 59-72.

[8] Con Metálica Britney Speers y Plaza Sesámo como cabezas visibles del hit parade de la tortura psicológica.

[9] Vea el anexo fotográfico que se incluye al final de este ensayo.

[10] Me refiero a la Proclamación de la carta de los derechos Fundamentales de Unión Europea, signada por todos los países miembros a través de sus representantes parlamentarios, en noviembre del año 2007 y ratificada el 14 de diciembre del mismo año.

[11] http://www.statewatch.org/news/2008/feb/uk-usa-reprieve-submission-FASC.pdf

[12] El material fotográfico abunda en la red y éste en particular fue tomado de distintas direcciones electrónicas que recogen denuncias, críticas y desacuerdos con la política bélica de George W. Bush. Para evitar cualquier suspicacia de la tendencia o proclividad en la elección de estos materiales se han dejado fuera aquellos recogidos por la prensa árabe como Al-Jazeera o fuentes periodísticas del Este de Europa. Sólo se ha seleccionado una pequeña parte del inmenso material publicado por blogs de organizaciones y ciudadanos tanto estadounidenses como británicos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bien logrado el artículo. felicitaciones

Anónimo dijo...

Hola!!


Enterarse de estos sucesos y ver estas imágenes es inconsolable, te deja un vuelco en el corazón, te hace sentir vergüenza de pertenecer al mismo género humano. Y lo más grave es, saber que esto no solo ocurren en los conflictos bélicos, ni son casos aislado; Situaciones similares se escuchan todos los días en diferentes partes del mundo, muchas personas se enfrenta a estos ultrajes, donde el mas fuerte somete al mas débil.

Lamentablemente estos actos no son exclusivo de la estados U.E. , el mismo país de oriente escudándose en su religión comete actos similares; y muchos otros países no quedan excluidos de arbitrariedades semejantes .

Lo único que se me ocurre pensar es que en 70 años de existencia de los Derechos Humanos, algo no ha quedado claro; ya que parece que es una competencia en ver quien viola con más frecuencia estos derechos.



Te agradezco esta información, y aunque interesante no deja de ser escalofriante.