Fotografía publicada en http://www.flickr.com/photos/l4ur4/262170659/
Reproducción sin afán de lucro sólo con fines informativos.
En el hecho de ser hombre hay tanta pudredumbre que al pensarlo me cuesta mantenerme en pie. Levantarse cada día con el peso de una coraza insoportable, con la miseria de parecer gallardo cuando por dentro uno está quebrantado. Actuar siempre en la contradicción y simular, y olvidar con el cinismo de una cansada impostura. De todas las posiciones que se toman tarde o temprano la realidad tirana ha de desalojarnos, y ello sin comprender el significado de la derrota... La soledad acompaña a la par de la enajenación. Mientras más estoico, épico o reactivo se acentúa en el ser lo peripatético. Como ménade risible, sátiro histérico o pene descerebrado, cruzamos espadas con el destino en un pleito desigual. Soldado de paja con un cerebro intoxicado de adrenalina, triste carne de cañón saturada de testosterona, aislados en medio de una guerra cruel que siempre estará perdida. Sólo por hoy se debe renunciar a ser hombre como se supone que se deba de ser. Mañana ya veremos qué más se puede sumar o restar de esa ecuación del absurdo.
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El hombre invisible*
De los manuscrito encontrados en una botella
2008
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