lunes, julio 30, 2007

NECRÓLOGICA


HA MUERTO INGMAR BERGMAN

Lunes 30 de julio de 2007. El Director de cine de origen sueco Ingmar Bergman murió éste lunes 30 de julio a la edad de 89 años, desde éste espacio lamentamos este desgraciado suceso, doloroso en vista de la enorme contribución de éste artífice a la cinematografía mundial. La pérdida se antoja irreparable, el hueco que deja Bergman es inmenso. Desde aquí un humilde homenaje en memoria del caído.


VISIONES PERIODÍSTICAS

México, D.F., 30 de julio (apro), PROCESO.- El director y guionista sueco Ingmar Bergman falleció hoy en su casa de la pequeña isla báltica de Faro, al norte del centro turístico de Gotlandia, Suecia.Murió mientras dormía.Tras someterse a una cirugía de la cadera en octubre pasado, Bergman, quien nació en Upsala el 14 de julio de 1918, no llegó a recuperase totalmente. Su hija, Eva Bergman, y Astrid Soderbergh Widding, presidenta de la Fundación Ingmar Bergman, confirmaron el deceso, aunque no precisaron la causa.
Considerado uno de los mejores artistas del cine en la época moderna, la comunidad cinematográfica mundial está consternada por la muerte de Bergman. El director y actor británico Richard Attenborough dijo que “el mundo ha perdido a uno de sus más grandes cineastas. Él nos enseñó tanto a lo largo de su vida.”El realizador danés Bille August lo comparó con Akira Kurosawa y Federico Fellini. Otros directores destacaron su influencia internacional.
El primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt, dijo en un comunicado: “Su obra es inmortal, y espero que su herencia sea cuidada y desarrollada durante muchos años”.
Bergman dirigió más de 100 obras de teatro, docenas de programas de televisión y cerca de 60 largometrajes. Creció en un ambiente religioso y autoritario que marcó su carácter y su obra. Su padre, pastor luterano, lo castigaba encerrándolo en un armario, y el cineasta se vio obligado a combatir el entorno represivo de su hogar creando un mundo de fantasía, según explicó varias veces. Bergman estudió arte y literatura en Estocolmo. En la década de los cuarenta y cincuenta, junto con cineastas ya establecidos, como Gustav Molander, Alf Sjöberg y Sjöström (jefe de producción de Svensk Filmindustri), Hampe Faustman (realizó dramas sociales); Edvard Persson (se especializó en comedias); Hasse Ekman (abordó el tema del suicidio en La marcha de los jacintos), y Arne Mattson (rodó en 1951 Un solo verano de felicidad, que escandalizó con una escena de sexo interpretada por Folke Sundqvist y Ulla Jacobsson al desnudo), se afirmaron talentos como Vilgot Sjöman, Arne Sucksdorff e Ingmar Bergman.
En los años siguientes, el panorama fílmico sueco estuvo dominado por la figura de Bergman, proyectada internacionalmente con una obra continua y una visión coherente de su universo propio, donde se repetían sueños, nostalgias, actores (sus preferidos fueron Liv Ullmann y Erland Josephson), paisajes y preocupaciones.En los años cincuenta y sesenta, las películas de Bergman eran casi sinónimo del “arte cinematográfico” entre la inteligencia del mundo, saturada de tanto Hollywood. Para gente más cínica, eran simples estudios neorrealistas de amores frustrados.Pero siempre en sus películas aparecen Dios, el demonio, la muerte, la vida, el dolor y el amor. Los personajes en sus películas, en general, son adultos, salvo el caso del niño de El silencio. La inquietud que sienten los personajes es más o menos latente, pero progresivamente irá revelándose ante el espectador produciendo un efecto devastador. La transmisión de estados en conflicto interno de sus personajes originan historias angustiosas y lacerantes, como pocos directores de cine han podido comunicar a su público, y éste es el mayor logro del director sueco.En 1982 ganó el Oscar con Fanny y Alexander por mejor filme extranjero. Zarabanda fue su último largometraje. Lo realizó para televisión. Se proyectó en un canal público de su país en diciembre de 2003, año en el cual se retiró. El séptimo sello (1957) fue la película que conmocionó a los críticos y a los cinéfilos.En 1944 fue ayudante de dirección (dirigió las últimas escenas) de Tormentos (tortura). Luego siguieron Crisis, Llueve sobre nuestro amor, Mujer sin rostro, Barco hacia la India, Noche eterna, Ciudad portuaria, Eva, Prisión, La sed, Hacia la felicidad, Cuando la ciudad duerme, Esto no puede ocurrir aquí, Divorcio, Juegos de verano, Tres mujeres, Un verano con Mónica, Noche de circo, Una lección de amor, Sueños, Sonrisas de una noche de verano, El séptimo sello, La última pareja que corre, Fresas salvajes, El umbral de la vida.El rostro, El manantial de la doncella, El ojo del diablo, Como en un espejo, El jardín de las delicias, Los comulgantes, El silencio, ¡Esas mujeres!, Persona, Daniel, episodio de Stimulantia, La hora del lobo, La vergüenza, El rito, Farödokument 1969, Pasión, La reserva, La carcoma, Gritos y susurros, Secretos de un matrimonio, Misantropen, La flauta mágica, Cara a cara, El huevo de la serpiente, Sonata de otoño, Mi isla, Farö, De la vida de las marionetas, El rostro de Karin, Después del ensayo, Los dos bienaventurados, Documento Fanny y Alexander, De Tva saliga, La marquesa de Sade, Backanterna, Sista skriket, En presencia de un payaso y Bildmakarna. En 1951, Bergman hizo nueve cortos publicitarios del jabón “Bris” para AB Sunlight. La actriz sueca Bibi Andersson intervino en uno de ellos.

La Jornada, Martes 31 de julio de 2007.
Hacer películas es instintivo para mí, como comer, beber y amar, expresó alguna vez el sueco
Murió el cineasta Ingmar Bergman
Falleció "tranquilo y suavemente", dijo su hija Eva, aunque no aclaró la causa
"Lo más importante en mis cintas son las actrices. El universo de las mujeres es mi mundo", señaló el realizador

JUAN JOSE OLIVARES, AGENCIAS

Murió uno de los directores más importantes en la historia del cine mundial. Ernst Ingmar Bergman se fue a seguir a su amada Ingrid von Rosen (fallecida en 1995) a los 89 años, según informó su hija Eva. La muerte del cineasta se produjo "tranquila y suavemente", dijo, aunque no se precisó la causa.

Bergman esperaba la muerte en la solitaria isla de Farö, en el archipiélago de Gotland, Suecia. "A veces siento la presencia de Ingrid en este lugar", dijo alguna vez el realizador.
La noticia provocó numerosas manifestaciones en los medios locales y la televisión sueca interrumpió sus transmisiones regulares para brindar un homenaje. "Es difícil comprender totalmente la contribución que Ingmar Bergman hizo al cine y drama sueco", señaló en un comunicado, que difundió la embajada de Suecia en México, el primer ministro Fredrik Reinfeldt.
Por su lado, Cissi Edwin, directora ejecutiva del Instituto Sueco de Cine, señaló que la instancia planeaba realizar en una noche de agosto un homenaje, y que invitaría a historiadores de cine y colegas del mundo de la actuación para brindar sus respeto a Bergman.
Cansado de la ciudad.

Un día, cansado de la vida en la ciudad, y agobiado por la soledad, el realizador decidió vaciar su departamento y su oficina en el centro dramático, en Estocolmo, y se fue a su isla, donde, aseguraba, se encontraría con el espíritu de su amada Ingrid. "A los demonios no les gusta el aire fresco. Camino todos los días por la playa luego de desayunar. Después, escribo unas horas. Como a las tres de la tarde voy al mar. Para personas desorganizadas como yo, es necesario tener rutinas estrictas como esta", comentó en la última de sus entrevistas a Marie Nyreröd, quien realizó el filme documental La isla de Bergman, en la que el director muestra sus facetas desconocidas.

Bergman vivía muy solitario en la casa de "su isla", misma en la que dejó de respirar. Todos los días manejaba su camioneta hacia una pequeña sala de cine de 15 butacas en la que veía una cinta por día. Era lo que lo mantenía con vida. Aunque en los últimos días se le notaba agobiado. Ya en una silla de ruedas, presenciaba las actividades que la Fundación Bergman y el Instituto Sueco de Cine organizaron para el ciclo La semana de Bergman en Farö, tiempo en el que era visitado por sus familiares. La semana de Bergman es una celebración de seis días, en la que se realizan proyecciones y seminarios. La primera se hizo en 2004.

"En Farö nunca estoy solo. A veces paso el día sin hablar con nadie. Pienso: 'debo hacer una llamada', pero no la hago porque hay algo placentero en no hablar con nadie. Es algo que nos regala el silencio, que es maravilloso", comentaba Bergman, cuya obra fílmica (más de 60 años de dirigir, con postulaciones en los festivales más importantes y tres premios Oscar) es parte de la memoria de la humanidad de la UNESCO.

Ingmar Bergman y su soledad en la solitaria isla, que descubrió en 1960, cuando buscaba locaciones para el filme Through a glass darkly (Como en un espejo), el cual le dio su primer Oscar como mejor cinta extranjera. Encontró el set en la isla y en ese momento decidió que algún día viviría en ese lugar. A partir de ahí, rodó siete de sus largometrajes en el sitio. "Farö fue mi amor secreto", escribió Bergman en su autobiografía, Linterna mágica, al hablar del flechazo que sintió en la década de los sesenta por esa isla.

Bergman construyó en la playa una casa de 156 metros. Desde su ventana podía observar las lluvias otoñales, las aves, los animales típicos de la región. Se dice que el día nacional de Farö, es el 4 de julio, cuando normalmente llegan sus hijos, sus nietos y sus ex mujeres a tomarse fotografías con él. Sin duda, esos personajes aislados y solitarios son una constante en las historias del cineasta. Muchas de sus cintas se desarrollan en una isla. Ahora se sabe que es Farö.

Para Bergman "el cine y el teatro son trabajos muy eróticos. Hacer películas es para mí un instinto, una necesidad como comer, beber o amar". Decía siempre que todo es una evocación que se tiene de cuando se es niño: "Me gustaba ir a la casa de mi abuela, donde las reuniones navideñas eran inolvidables. Eran como puestas en escena".

En el intenso documental La isla de Bergman, el cinerrealizador y director teatral contaba lo que marcó su vida creativa. "Cuando era niño, en una celebración de la familia, una tía llegó con un gran regalo. Se trataba de un proyector; para mi sorpresa se lo regaló a mi hermano. A mí me dio un oso de peluche. Fue una gran humillación. Pero en la noche le dije a mi hermano que le cambiaba mi colección de soldados de plomo (unos 150) por el aparato. Creyó que era una extraordinaria idea; aún conservo el proyector, y sirve".

Bergman creó su propio mundo cinematográfico. Un género en sí mismo. En una entrevista de 2001, Bergman dijo a Reuters que los demonios personales lo atormentaron e inspiraron a lo largo de su vida. "Son innumerables, aparecen en los momentos más inconvenientes y crean pánico y terror", señaló en ese momento. "Pero aprendí que puedo dominar las fuerzas negativas y arrearlas a mi carro, entonces pueden trabajar para ventaja mía."
En sus rodajes, intimistas y emocionalmente estresantes, Bergman usaba un equipo de colaboradores casi fijo, pero "lo más importante eran las actrices. El universo de las mujeres es mi mundo", decía. Nombres como los de Liv Ullman, Bibi Andersson, Ingrid Thulien o Harriet Andersson figuraban entre sus protagonistas, las cuales también en lo privado tuvieron una relación con el director. Bergman estuvo casado cinco veces.

Influencia en Allen
El director de cine estadunidense Woody Allen, quien se encuentra filmando en España, comentó: "Me entristeció la muerte de Ingmar Bergman. Era un amigo y sin duda el mejor artista cinematográfico de la época que me tocó vivir.
"Me dijo que temía morir en un día muy, pero muy soleado, y no puedo más que esperar que haya estado nublado para fuera como él quería". Allen nunca ocultó su admiración por el estilo cinematográfico de Bergman, y a menudo enviaba guiños con referencias al sueco en sus propias películas.

Leonardo García Tsao
Ingmar Bergman (1918-2007)

Aunque Ingmar Bergman estaba básicamente inactivo en el cine en el último par de décadas -su última película Saraband (2003) fue hecha para la televisión, como su otra media docena de realizaciones desde 1986-, con su muerte desaparece también una de las contadas instancias en que el cine ha explorado con profundidad los misterios del alma humana.

Para un cinéfilo adolescente que se acercó a la obra de Bergman por vez primera en los cineclubes sesenteros -donde su nombre era caballito de batalla- películas como El séptimo sello, Fresas silvestres (ambas de 1957) o El manantial de la doncella (1960), significaban la introducción a un universo totalmente apartado de la concepción que uno tenía del cine.
Aún para estándares del cine de arte de posguerra, la mirada del realizador sueco resultaba mucho más severa que, digamos, la de los otros dos autores que fueron una revelación internacional en ese mismo período, Federico Fellini y Akira Kurosawa. Hasta entonces, uno nunca calculaba que el cine pudiera ofrecer trascendencia metafísica. Reflexionar sobre la angustia existencial, la ausencia de Dios, la imposibilidad de la pareja parecía más propio de otras disciplinas artísticas más serias, la literatura y el teatro, por ejemplo. (Bergman fue también un notable director teatral. Recuerdo que el también fallecido Ludwik Margules se había maravillado de haber visto una de sus representaciones y afirmaba que sus logros cinematográficos palidecían en comparación).

La trayectoria de Bergman seguiría por caminos aún menos convencionales. Su periodo de los años 60, con obras maestras como Luz de invierno (1962), El silencio (1963) y Persona (1966), se prestaba tanto a la interpretación sesuda como al azote garantizado. Pocos títulos en la historia del cine han ostentado una belleza tan austera aunada a un pesimismo devastador, emanado en forma inexorable de su enigmático contenido. (Para encontrar otro autor de similares alcances uno tendría que acudir únicamente al ruso Andrei Tarkovski, a quien Bergman admiraba de manera explícita).

Esa perspectiva se atenuaría un poco hacia la parte final de su obra, en la cual se permitió celebraciones como La flauta mágica (1975) y, sobre todo, Fanny y Alexander (1982), su última obra capital, una emotiva revisión de tono autobiográfico sobre sus temas y preocupaciones primordiales.

Dentro de la fetichización del pasado, inherente a la cinefilia, uno se ha preocupado en conseguir en dvd los títulos de Bergman disponibles en el mercado. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con -otra vez- Fellini y Kurosawa, la visión repetida de las mismas no se antoja. Las películas de George A. Romero o Tobe Hooper, digamos, no me causan miedo. Las de Bergman sí. Una vez que uno ha rebasado el tostón de años, esa mirada inflexible sobre el vacío de la existencia, la soledad, la vejez y la muerte adquiere una resonancia aún más perturbadora. Ahora le toca a las generaciones nuevas de espectadores buscar esa obra fundamental y ahondar en sus incómodas verdades.
lgtsao@cinetecanacional.net
BBC_UK_EN ESPAÑOL

Adiós a Ingmar Bergman
Redacción BBC Mundo

El artista alentaba la capacidad creadora de los actores que trabajaban con él.
El legendario director de cine Ingmar Bergman murió a los 89 años de edad en Faroe, las islas suecas donde se había retirado desde 2004. Miguel Molina de BBC Mundo hace un homenaje a quien muchos consideran el mejor director de la segunda mitad del siglo XX.
Se murió Bergman.
El poeta del cine
Uno ve la imagen de un niño que nació en Uppsala el 14 de julio de 1918 y creció en un ambiente profundamente religioso (su padre era ministro luterano) en el que eran frecuentes los castigos en cuartos oscuros, y que le hizo perder la fe a los ocho años.
Uno ve la imagen de un estudiante de literatura y de arte que no terminó su carrera porque ya no podía quitar los ojos del escenario ni de la pantalla.

Envíe su recuerdo de Bergman

Uno ve la imagen de un artista que pasó casi medio siglo en las islas Faroe, donde filmó varias de sus películas, y desde donde anunció en 2004 que no volvería a salir.
Y de pronto las imágenes se agolpan y uno cree que tiene una visión más clara de Bergman y de su obra.
Y no ve los espejos que el artista fue poniendo en su obra hasta 1982, cuando anunció que Fanny y Alexander sería su última película y que a partir de entonces se dedicaría a dirigir teatro, aunque tiempo después hizo algunos trabajos para televisión.
Lea: Muere Ingmar Bergman
La naturaleza humana

Bergman ganó tres premios Oscar, el último por Fanny y Alexander.Bergman fue, como muchos clásicos, alguien a quien todos citan pero cuya obra muchos desconocen.
Las películas de Bergman, si alguien quisiera limitar los alcances de las metáforas, hablan sobre la fe, la existencia, la mortalidad, la soledad, es decir la naturaleza humana, en historias densas contadas en un estilo directo y ascético.
Los Comulgantes (1962), Persona (1966) y Gritos y Susurros (1972) son las películas de Bergman que Bergman consideraba más importantes.
Los Comulgantes cuenta la historia del pastor luterano Thomas Ericsson, en cuyo personaje podrían encontrarse ecos del padre de Bergman y del propio director, que ve derrumbarse su fe ante el peso de la realidad.
El reverendo Ericsson es un hombre que desfallece porque no puede comunicarse con Dios ni con los hombres.

Persona (Bergman dijo que por primera vez no le importaba qué pensaría el público) cuenta la historia de una actriz que perdió la voz durante una representación de Electra y se va a vivir a las Islas Faroe bajo el cuidado de una enfermera.
La de Bergman es una obra ambigua, metáfora de muchas cosas, pero quizá más que nada de la relación entre el artista y su público
Es una obra ambigua, metáfora de muchas cosas, pero quizá más que nada de la relación entre el artista y su público. Uno de los personajes de la película habla sobre el desesperado sueño de ser y de la dificultad de ver más allá de las máscaras que usamos y los papeles que interpretamos en nuestras vidas.
Gritos y Susurros cuenta la historia de tres hermanas. Dos de ellas van a visitar a la otra, gravemente enferma de cáncer, que vive acompañada por su sirvienta.
La película -en la que el rojo ocupa un lugar importante "porque simboliza el interior del alma- revela las verdaderas personalidades de las hermanas que sobreviven. Una de ellas sufre porque tiene problemas en su matrimonio y la otra no sufre ni vacila ante nada.
Como las otras dos películas importantes para Bergman, Gritos y Susurros explora la incomunicación entre las personas pero también la fe y la muerte, los grandes temas de su obra.
Libertad creativa
Para Bergman era importante ser crítico con el trabajo propio, aunque recomendaba no dejarse llevar por la emoción a la hora de juzgar el resultado.
Bergman hizo más de 40 películas, cuatro o cinco de ellas para televisión, pero además puso en escena innumerables obras suyas o ajenas, y trabajó también en producciones radiofónicas.
Su forma de trabajo -Bergman pensaba los guiones durante meses, a veces años, antes de comenzar a escribirlos- otorgaba plena libertad creativa a los actores, con quienes entabló relaciones profundas que duraron a través de sus películas, y a quienes alentaba a tocar su vena creadora haciendo que improvisaran sus diálogos.
El mundo recuerda sus trabajos con Max von Sydow y Bibi Andersson en su primera época, y con Liv Ullmann desde mediados de la década de los 60. Otra persona importante en el trabajo de Bergman fue Sven Nykvist, su camarógrafo desde 1953.

Ingmar Bergman. Uppsala, 1918-Islas Faroe, 2007.
Para Bergman era importante ser crítico con el trabajo propio, aunque recomendaba no dejarse llevar por la emoción a la hora de juzgar el resultado, y decía que no se preguntaba si era excelente o terrible sino si era suficiente o si había que filmar de nuevo una escena o una secuencia.
Bergman fue un hombre que amó a las mujeres. Se casó con Else Fisher, con Ellen Lundström, con Gun Grut, con Käbi Laretei y con Ingrid von Rosen, pero también tuvo una relación sentimental con Liv Ullmann. El artista tuvo nueve hijos, algunos de ellos directores de cine, actores y actrices.
Su última película fue Sarabanda (2003), que se filmó para televisión y se considera como secuela de Escenas de un matrimonio (1973).
Y uno ve la imagen del anciano de 89 años que se murió una mañana de lunes en su isla. Y luego nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo sobresaliente de las reseñas que tu publicas en este rubro se refieren a dos temas en los que podríamos ahondar más adelante. Cito textualmente:

"Los demonios personales lo atormentaron e inspiraron a lo largo de su vida". "Son innumerables, aparecen en los momentos más inconvenientes y crean pánico y terror". "Pero aprendí que puedo dominar las fuerzas negativas y arrearlas a mi carro, entonces pueden trabajar para ventaja mía."
DEFINITIVAMENTE BERGMAN PARTÍA DE SUS PROPIOS FANTASMAS Y SUS ANGUSTIAS PROFUNDAS PARA PLASMAR EN SUS FILMS LAS ESCENAS QUE DEJAN UNA HUELLA ENDELEBLE EN SUS RECEPTORES. AUNQUE HABRÁ QUE APRENDER DE ÉL A REVERTIR ESTOS TEMORES Y VOLVERSE ALIADOS DE NUESTROS PROPIOS FANTASMAS (O DEMONIOS).

LA OTRA CITA:

"Una vez que uno ha rebasado el tostón de años, esa mirada inflexible sobre el vacío de la existencia, la soledad, la vejez y la muerte adquiere una resonancia aún más perturbadora.

DEFINITIVAMENTE TIENE SENTIDO LO QUE DICE Leonardo García Tsao.
ES VERDAD QUE NO SE ANTOJA VOLVER A VER LAS PRIMERAS PELICULAS DE BERGMAN, PORQUE INCOMODAN LAS ESCENAS QUE SE COMUNICAN CON NUESTROS PROPIOS TEMORES SOBRE LA EXISTENCIA Y SOBRE LAS EMOCIONES: UN EJEMPLO LO ES EL FILM: "LAS TRES MUJERES", QUE EN MI RECUERDO ES ESCALOFRIANTEMENTE PERVERSA...Y AÚN HOY, AL RECORDAR LAS ESCENAS EXPERIMENTO UNA SENSACIÓN DE DOLOR FISICO.
AUNQUE EN "FANNY Y ALEXANDER" EL AUTOR YA TIENE UNA PERCEPCIÓN MENOS AUSTERA Y PRESCRIPTIVA DE LA VIDA...HAY PUES UN ALIENTO DE ESPERANZA...SÍ, CREO QUE LA PODRÍA VOLVER A VER...
Distinti saluti.
MARINA JULIA.

DUNCAN dijo...

Gracias una vez más. La verdad es que tus comentatarios han salvado a éste espacio de inanición pues ofrecen la posobilidad de ampliar y ajustar lo que se dice. Y por otro lado colorear esto que aveces se torna sólo gris o sólo negro...en verdad no es intención del autor sólo presentar su punto de vista, más bien trata en la medida de lo posible de seguir escribiendo inspirado en lo que otros reflejen de lo que escribe. En verdad que aprendo de ti cada día y de mis otras amables lectores.