UN
NÚMERO DE LA FAMILIA BURRÓN
Jorge Antonio Díaz Miranda
Junio
2014
Visitando a don Susano
Cantarranas y a su “panzona mujer”, la divina Chuy, matrimonio que vive en la
colonia de paracaidistas “El Lodazal”.
El entrañable Gabriel Vargas nos introduce a un
bosquejo de la Ciudad de México, que, demagogia
habemus, no existe más que en
el recuerdo. No obstante, el incansable caricaturista, hoy lamentablemente
desaparecido, desgrana las penurias económicas de la familia de dos Susano que
aplastado por la carestía y el desempleo, improvisa acciones desesperadas de
sobrevivencia en el asentamiento irregular donde muchos como él, sin patrimonio
ni empleo, han caído, alentados por “líderes populares”, a cambio del voto y un
moche, al estilo de moda de los panistas. Pero ahí no terminan las
tribulaciones de la familia, pues ha llegado el rumor de que el gobierno de la
ciudad reclama los terrenos de la colonia para realizar una megaproyecto de
plaza comercial y ha hecho saber a los vecinos que en breve recibirán órdenes
de desalojar el predio. Por ello los vecinos de la colonia popular están
inquietos, haciendo el recuento de lo que han gastado para construir sus casas
y las cooperaciones que han realizado con la delegación para regularizar su
asentamiento, y de las innumerables promesas electorales que han recibido de
los políticos de proveerles de los servicios de agua, luz, drenaje, piso firme,
urbanización, etcétera.
Pero mientras llega el
desalojo don Susano y su esposa trabajan en habilitar el gallinero donde crían
desnutridos pollos con gallinas patizambas y enfermas que una granja cercana
les regaló.
Una semana después
llegan las grúas, los buldozer y las excavadoras para arrasar con la colonia. De éste modo,
los Cantarranas se verán despojados de su mínimo hogar y obligados a vivir en
una de tantas vecindades que aún existen en las colonias populares de la
capital justo donde habita la familia Burrón.
Más no por mucho
tiempo, pues la renta y los chismes de las vecinas, presionan a Don Susano y a
su esposa, la estrambótica Chuy a volver al camino para buscar un páramo dónde
construir su hogar y lo encuentran junto a un relleno sanitario o basurero. El
predio se llama “La Gusanera” o “El Mosquero”. Y permite a este matrimonio
continuar su propia saga en el perenne éxodo y la marginación galopante.
LA
FAMILIA BURRÓN, POR GABRIEL VARGAS, AÑO XVIII 1504 – REVISTA SEMANAL – 02 DE
JULIO DEL 2007
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