Jorge Antonio Díaz Miranda
Junio 2008
El análisis de los vínculos
existentes entre la noción de racionalidad que se admite en ciertos enfoques de
la teoría económica, los modelos humanos que –supuestamente- exhiben esa
racionalidad y la pluralidad de normas
jurídicas que establece un marco normativo en el que se inscribe esa expresión
económica de los modelos humanos productivos, se hace pertinente como base de
investigación a la hora de describir ciertos elementos analíticos para
intervenir y representar, esclarecer y ponderar los derroteros modernos de una
actividad como el fútbol. Desde hace por lo menos cinco años Andrés Roemer y
Enrique Ghersi se vienen ocupando de delimitar el ámbito de la discusión de
estos temas a través de técnicas sociológicas AED que unen al derecho y la economía con sus proyecciones al
ámbito de la cultura y específicamente al ámbito de la percepción social. Su
análisis sociocultural, el cual parte de una crítica político-económica y
normativa, pone de manifiesto hasta qué punto el fútbol moderno captura, en su
evolución comercial, en su despliegue jurídico, en la tensión y el drama
escénico que conjunta, las fuerzas que moldean el mundo capitalista actual.
Aquí el problema del realismo es de una importancia central pues se manifiesta
en concreciones que le dan tanto de un sentido de negocio y de un sentido de
instrumentación normativa. En el punto analítico donde confluyen derecho,
economía y cultura, encontramos la ética, y en tal encrucijada podemos formular
nuevas preguntas que sobre desplazamientos de la norma, tensiones sociales,
distinciones entre lo público y lo privado, derechos humanos, derechos
laborales, racismo, dopaje y la trata de personas. Me parece que en América
Latina tal perspectiva se ha dejado de lado, pero vaya que en Europa el
Parlamento de la Unión considera la importancia del fútbol desde el punto de
vista de su cometido social y educativo, como un instrumento eficaz de
inclusión social y diálogo multicultural. Por consiguiente, el Parlamento
europeo ha formulado distintas políticas que gradualmente han sido adoptadas
por sus miembros al margen de las reservas o ponderaciones que pudiera formular
la FIFA. Tan es así que en 2007 se inaugura en Bruselas Bélgica la exposición ¿Sólo un Juego?, que tiene como
objetivo mostrar al público en general hasta qué grado el fútbol nos puede
aleccionar para conocer la naturaleza humana. La exposición es accesible,
popular y diseñada para todas las edades –principalmente la infancia- y
centrada en su aspecto más humano, es decir, el espejo de la diversidad cultural
europea y su aspecto lúdico, inspirado este último en la bella y amplia
concepción acuñada hace más de cincuenta año por el humanista e historiador Johan Huizinga en su célebre libro Homo
Ludens.
Los aspectos de investigación
jurídica han aportado al fútbol, por fuera de las consideraciones de las
federaciones internacionales nociones como la del fair play que es una categoría no sólo ideal sino conculcante, es
decir, con sanciones para quien infrinja este principio, con atenuantes,
agravantes, valoraciones disciplinares e instrumentos de apelación y amparo. La
figura del árbitro, gracias a esta concepción, se ha visto obligada a su
profesionalización como autoridad máxima. Cabe reconocer, no obstante, que, en este aspecto todavía existen inercias
impuestas por los clubs y las empresas que los sostienen, pero la ley y los
acuerdos de observación estás definidos en términos de un marco amplio y
plural. A partir de este marco general, la FIFA está obligada a la trasparencia
en el proceso de formación, evaluación y asignación de árbitros, lo que, en
algunos países como Italia, Grecia, Rusia , Turquía y la comunidad de países
situados en los Balcanes, ha provocado tensiones pues ataca directamente prácticas
de soborno y corrupción. El parlamento europeo también ha dispuesto límites a
la intervención de corporaciones y grupos empresariales que participan en el
financiamiento de franquicias, lo que aún, es incipiente y por tanto ineficaz
pues no ha evitado los escándalos de cooptación y prácticas fiscales de evasión,
como las que recientemente fueron descubiertas en el club català Barcelona.
Los aspectos económicos
vinculados con el fútbol han sido investigados en un cúmulo de investigación
publicada en journals internacionales
y arbitrados, generados en los Estados
Unidos, Europa, y el cono sur de América.
Desde hace décadas, el fútbol soccer ha
servido como laboratorio natural para los economistas pues les permite
documentar en tiempo real, conceptos económicos como la globalización, la
plusvalía, la depreciación, la especulación financiera, las preferencias
endógenas, la discriminación, la corrupción, las variaciones de volumen en el
mercado, competencia económica legal e
ilegal, la fluctuación de activos financieros, la ruta del dinero, burbuja
inflacionaria, impacto de crecimiento o decrecimiento en la economía global, beneficios
laborales, etcétera. El modelo de la teoría económica también aprovecha la
teoría de juegos para predecir la factibilidad de nuevos modelos económicos. Diversos
autores han sostenido que existen por lo menos dos razones fundamentales por
las que los economistas se interesan en deportes como el fútbol. Primero porque
el fútbol soccer es un mercado natural que se expande o se contrae según las
regulaciones vigentes del mercado. En este sentido se puede caracterizar como
una economía de cártel, es decir una sociedad anónima que persigue beneficios
económicos. En segundo lugar porque las grandes ligas de fútbol en Europa, Argentina,
Brasil y México, aplican incentivos que generan comportamientos que en otras
industrias son considerados anti competitivos , enajenantes y cosificadores.,
como el draft, las cartas de transferencia, la manumisión de titularidades, las
transacciones del mercado de piernas no regulados en el nivel amateur, la
contratación de menores de edad, el monopolio, entre otras prácticas de jumping.
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