ISILDUR
DE
BRIAN K. CRAWFORD
Jorge
Antonio Díaz Miranda
Junio
2014
Al actualizar algunas
aplicaciones de mi correo gmail y desechar de cada bandeja spams
encubiertos, descubrí un mensaje de una
persona llamada Marlene Valeria, fechado el 26 de septiembre de 2007. Por
alguna razón que sólo entendí hasta el 5 de junio de 2014, es decir casi seis
años después, alojé el correo en los asuntos de importancia, es decir aquella
bandeja flotante entre el olvido y el nunca… el correo de Marlene contiene un
breve saludo, una felicitación, una invitación para ponernos en contacto y un
archivo adjunto. Por exagerada prudencia o franca descortesía, jamás respondí
al correo de esta persona amable, y ahora, seis años después, quiero dedicarle
estas líneas a modo de disculpa, sin esperanza de que ella alguna vez sepa de
ella, así correspondiendo con su indiferencia –voluntaria o no-, a mi
inexcusable falta de educación.
En el archivo digital
adjunto encontré un PDF que contenía una novela cuyo título llamó
inmediatamente mi atención, ISILDUR. La
autoría estaba atribuida a un tal Brian
K. Crawford. Abrí el archivo y encontré un texto de gran formato con 494
páginas y tipo de letra Comic Sans MS. El contenido estaba distribuido en un
prólogo, 13 capítulos, glosario, notas y agradecimientos. Volví al principio y
verifique el apunte de la autoría y en efecto no era de J. R. R. Tolkien a pesar de que la historia se desarrolla en la
Tierra Media que él creo en sus extensas
sagas El Silmarillion, El Hobbit y su
monumental trilogía literaria El Señor
de los Anillos. Volví al prólogo de Crawford y encontré la justificación de
haber escrito este texto inspirado completamente en la obra de Tolkien y
publicarlo de forma libre sin esperar regalías o algún tipo de beneficio
económico; escrito sólo para que su pequeño hijo Nathan se quedará un poco más
de vacaciones en la Tierra Media.
La narrativa de Crawford
versaba sobre muchos importantes acontecimientos de la historia antigua de Arda en la que se vieron involucrados
Elfos y Hombres en la guerra que libraban contra Sauron, dentro de Mordor, a
los pies de la terrible Baraddûr (la
Torre Oscura), cuartel, almacén, fortaleza, sede de la más temible fuerza
destructora jamás concebida, hogar del señor oscuro que fabricó los anillos de
poder (siete para los señores enanos en las casas de piedra, nueve para los
hombres mortales, tres para los hermosos señores elfos, y, un anillo único para
encontrarlos a todos y atarlos a las tinieblas, en la tierra de Mordor donde se
extienden las sombras). De acuerdo con Crawford
su historia se desarrolla tres mil años antes del nacimiento de Bilbo y Frodo (portadores del anillo del poder en la saga de
El Hobbit y El Señor de los Anillos), antes
de la aparición de la orden de los magos (a la que pertenecen Radagast, Saruman
el Blanco y Gandalf el Gris), cuando los señores elfos están mucho más activos
en los asuntos del mundo y los Dúnadan son más numerosos y dirigen el ataque
contra los terroríficos Ulairis (los Nâsgul) y orcos, que han invadido Gondor
por el norte…
Impulsado por la
curiosidad, me di a la tarea de imprimir el texto de la novela y solicité la
ayuda de mi colega Claudia Lándin a quien debo mucha solidaridad cuando se
trata de realizar formatos de ediciones digitales para tal propósito. Contra
todo pronóstico y a pesar de su abultada agenda, Claudia me entregó el texto dividido en dos engargolados
con arillo metálico, menos de una hora después de haberle hecho mi solicitud, y
sin ningún costo pues ella sabe los terribles apuros económicos que estoy
pasando en estos momentos (por lo cual también consignó aquí mi agradecimiento
hacia su generosidad de siempre). En posesión de los ejemplares me dispuse a
leerlos. Y así lo hice durante la madrugada del seis, siete y ocho de junio.
En verdad el libro de Crawford me atrapó con su estilo sobrio y
triste (maravillosamente similar al de Tolkien), su intensidad narrativa y los
golpes de efecto que logra magistralmente cuando hace aparecer en escena la
flota blanca de los elfos, la terrible maldición de los hombres de Erech, el
gran concilio del Oeste, el sitio desesperado de Gorgoroth, la salida de Sauron
para recuperar los anillos elficos (de tierra, fuego y viento), la batalla
final en las gargantas del Orudruin (Monte del Destino), el daño de Isildur y
su triste final en la Tragedia de los Campos Gladios… El texto de Crawford realiza la hermosa tentativa de
aclarar, precisar, ubicar, reunir, ordenar, contextualizar e interpretar un
conjunto de hechos que en la obra original de Tolkien aparecen dispersos y
desordenados, quizá porque la muerte lo atrapó cuando El Silmarillion aún estaba incompleto. Justo en esto reside el
valor de esta “narrativa paralela”
escrita por Crawford inspirada
directamente en la obra de Tolkien y la gran guerra de los anillos. Porque hay
un lenguaje épico que exalta el argumento, pero también, como en Tolkien, un
trasfondo de compasión y pesimismo sobre las acciones heroicas y sus
consecuencias nefastas. La comprensión de la maldad no se basa en una división
maniquea entre buenos y malos sino en una comprensión humana de su complejidad
y sobre todo, de la forma inesperada en que ocurre. Al final, como Tolkien, Crawford nos da la visión de grandes acciones que en su desesperación y
desatino, son batallas amargas con triunfos estériles en contra de la maldad
que siempre golpea desde dentro de los corazones bien intencionados…
No sé porque razón
demoré tanto en conocer esta novela pero tengo una hipótesis: en el fondo de mi
soberbia soy un soberano lerdo que aprende lentamente el significado de regalos
esplendorosos. Desde estas líneas envío
mi más que tardío –y tal vez inútil- agradecimiento a Marlene Valeria por esta
joya que cayó en el antro más desmemoriado de una saurda de orcos.
Sólo me resta invitar
al lector o lectora para que también lea esta fascinante novela de fantástica
que está disponible en la web http://www.anarda.net/index.html o pueden solicitar al correo murakamiyoshimoto@gmail.com el archivo
digital adjunto en formato PDF.
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