La cruzada contra el hambre es
un mito genial orquestada por una hedonista dama de opereta que se llama
Rosario Robles Berlanga. Formada en el trinquete desde las filas de la izquierda
cardenista, esta dama ahumada suele presentarse con la etiqueta falsísima de defensora
de los marginados para seguir medrando del erario desde la SEDESOL. El último bodrio
burocrático que ha pergueñado tiene que ver con la conversión de las despensas
para algunos de sus amigos más cercanos como el gobernador de Veracruz Javier
Duarte. Sin pudor ni resquemores, la dama en cuestión se mueve en su puesto de
secretaria de estado con un sentido plenipotenciario y patrimonial, dando
cabida a la extensa clientela priísta en los programas federales que nunca
llegan a los pobres.
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