En la ciudad vieja de Bratislava (distrito V)los cafés y bares están abarrotados, y los ríos de cerveza corren enfebrecidos ante la el triunfo de la selección nacional de Eslovaquia ante su par de Italia. En medio de un ambiente fascinante de comunión y rebobinado nacionalismo Bratislava celebra la golpiza y el bombardeo que el desdentado campeón del mundo padece frente a la oncena de casa. La llamada Dieta eslovaca fue comandada brillantemente por il emparatore Robert Vittek quien marcó primer gol y participó en todos y cada uno de los traslados ofensivos que oradaron y quebraron la ferréa defensa azzurra. Por mucho, quizá, esta sea una de las pocas sorpresas agradables que un equipo emergente ofrece a los fanáticos del futbol de todo el mundo, por su juego alegre y decidido, frente a la evidente disgregación y decadencia de las llamadas potencias europeas que han quedado al margen con un pobre futbol y una anemia de creatividad y garra. El encuentro intenso y trabado fue creciendo en aperturas ofensivas en las que Eslovaquia respondió con orden y contundencia, desbandando vergonzantemente a los once de Lippi que veían estupefactos como su equipo naufragaba. La defensa de Italia recapitulo el clásico de Rosellini y se comportó como una Citta Aperta duramente bombardeada. Así el campéon de va con una derrota aplastante aunque con un cierto aire de honor y dignidad...
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