Sería injusto pasar por alto las notables mejorías en el juego de conjunto de los once de Aguirre. De hecho debo reconocer que el nuevo rostro que perfiló la llamada "selección del sí se pudo" (según la feliz denominación de mi querida mami-amiga), me emocionó y me hizo levantar cierta optimista ilusión. Sin embargo, me temo, que es aún prematuro echar las campanas a vuelo porque en este juego la estadística también es un indicador significativo: 15 partidos previos hacen una tendencia y un partido por arriba de la norma media de desempeño no es más que una insólita dispersión. Pero no obstante lo anterior, la mejoría mostrada fue cualitativamente notable y quizá esta sea la clave para vencer cualquier pesimismo justificado, cualquier efecto indeseable de las variables extra futbolísticas que siguen siendo nefastas, de los efectos de demasiadas cabezas inflamadas que se distraen y cometen errores garrafales. Ante Italia el TRI lució gallardo, atrevido y temerario e hizo lucir al campeón del mundo como una tropa envejecida y desdentada de pretorianos bien peinados. El calcio en su versión decadente se mostró macilento, displicente, orgulloso y sin garra, ante unos arietes que sacaron de quicio los goznes de una de las mejores defensivas del mundo, humillando a Buffon con alarmas continuas que pasaban rosando con fuego la meta azzurri. La combinación Gio-Vela fue fulminante sobre todo por el toque mágico y la explosión del ataque. Más tarde, la combinación Blanco-Medina o Barrera desestabilizó una defensa italiana que se atrincheró en la autocomplacencia y la molicie de aparador. Ahora sí los selecionados mexicanos demostraron poseer el Know How combinatorio que abre sagas aparentemente invencibles, adelantando líneas poniendo a Márquez como un medio de contención, posicionarse con relevos escalonados, trasladar verticalmente sin regresar o recurrir al trillado como infructuoso toque lateral, construir la defensa desde el ataque y asaltar explosivamente la ciudadela del oponente asestando con magia y buen toque el golpe definitivo. Por supuesto que fallar en muchas ocasiones ante Italia es igual a perdonar al verdugo, por tanto tendremos que aprender a matar sin miramientos porque en verdad los europeos lo harán sin vacilar como el TRI lo hace por momentos. Es cierto que la selección italiana viene agotada después de un larguísimo torneo de altísima competencia, también lo es que en su versión actual Italia no es la misma que la de hace seis años y que algunos de sus campeones no estuvieron presentes, además de que no los estamos enfrentando en el marco del cercano mundial de futbol donde ellos son reconocidos como potencia y favoritos a campeones. En fin todo esto habrá que tomarlo en cuenta. Pero aún así el TRI ya encontró una forma de jugar emocionante, contundente explosiva. Y en ello reside el gran mérito de Aguirre quien ya encontró la combinación correcta de una tríada interesante en la saga de ataque: traslado vertical, movilidad profunda y ataque explosivo. Bien por él y sus once pues de jugar así por supuesto que la primera fase se presentará sin mayores problemas.
Jorge Antonio Díaz Miranda.
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