BRASIL
2014
RECUENTO
PRELIMINAR DE SALDOS
JORGE
ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Agosto
2014
Brasil no mejoró su desarrollo
social con la derrama turística del mundial. Su economía sigue siendo la de un
gigante con pies de barro, al menos en lo que concierne a la desigualdad
rampante, el desarrollo social casi nulo, la democratización, la salud, la
educación…Paulo Lins –autor de Cidade de Deus- dice que ya no se puede tolerar
una inversión pública para beneficiar a entidades privadas corporativas; no en
un país como Brasil donde hay escuelas miserables, hospitales desabastecidos de
medicamentos, niños que contraen enfermedades por falta de alcantarillado en
todo el país y un sistema de trasporte caro y deficiente.
Las alegres cifras que entregó
Lula al final de su mandato de siete años (2003-2010) en los que según las
estadísticas oficiales, se generaron 15 millones de empleos, 27.9 millones de
personas salieron de la pobreza y otras
35.7 millones se sumaron a la clase media, se desinflaron con la crisis financiera
mundial y la pésima gestión económica que realizó el gobierno de DilmaRousseff.
El milagro brasileño no lo
vieron los brasileños de las clases media y baja. Se desvaneció en un abrir y
cerrar de ojos y su vacío fue ocupado
por las protestas violentas, que fueron la respuesta del malestar social ante
el despilfarro millonario que asciende a poco más de 3700 millones de dólares,
gastados en la construcción de las instalaciones mundialistas.En el rubro de
infraestructura urbana y de trasporte para las doce ciudades sede, también se
registraron incrementos espectaculares que llagaron a la cifra final de 5800
millones de euros, en obra pública, transporte público y carreteras.
La inflación de costos de construcción
de estadios mundialistas, se realizóen medio de una sucesión de escándalos de
corrupción de funcionarios y empresarios cercanos al círculo presidencial, como
la guapa Joana Havelange, nieta de Joao Havelange e hija de Texeira.
Es un secreto a voces que la
dinastía Havelange sigue representando uno de los poderes fácticos más
tenebrosos dentro del fútbol a nivel internacional. A pesar de que el abuelo y
el padre de Joana fueran expulsados de la FIFA por prácticas contrarias al
deporte (específicamente, producción y tráfico de armas hacia países de África
ecuatorial) y están siendo investigados por corrupción, ella fue nombrada por Rousseff como Directora
Ejecutiva del Comité Organizador de Brasil 2014. Pero los antecedentes
dinásticos no sería la única nota periodística que daría Joana. En un exabrupto
de cinismo, la funcionaria más incómoda del gobierno brasileño, regaló a la
prensa una joya declarativa que causó escozor en los círculos políticos de
elite: “lo que había que robar, ya está robado y se ha gastado”.
A las cifras de escándalo, se debe sumar el costo del dispositivo de
seguridad que alcanzó 870 millones de dólares sacadas de las arcas públicas,
con el uso de 170 mil agentes y 57 mil elementos de las fuerzas armadas.
Además de un paquete adicional
de 750 millones de dólares para apoyar la infraestructura de gran turismo
(hoteles de 4 y 5 estrellas, clubs de yates, hostales, bares y restaurantes), en
manos de particulares que durante el mundial privatizaron ganancias y al terminar
éste se ampararon con instrumentos
legales de exención fiscal y subsidio estatal, para no devolver la ayuda
financiera que recibieron del gobierno central.
El proceso de pacificación de
favelas y reordenamiento de asentamientos humanos irregulares fue al final de
todo tan sólo una estrategia de desplazamiento de familias marginadas que
afectó a cerca de 20 mil brasileños pobres solamente en Río de Janeiro. Esta
acción agravó la situación social de pobreza y desigualdad en un país como
Brasil que cuenta con riquezas naturales casi ilimitadas, suelo fértil y
producción cárnica significativa. El mundial sólo encareció la vida de los
brasileños con una inflación brutal de5.6% que seguirá aumentando a lo largo del
año, al igual que la tasa de desempleo que al día de hoy afecta a 6.7% de la
población.
A pesar de la militarización
de la vida pública brasileña la violencia no ha disminuido, siete de las doce
ciudades sede se encuentran entre las cincuenta más violentas del mundo:
Fortaleza (lugar 7 del ranking mundial), Natal, Salvador, Cuibá, Manaus, Recife
y Belo Horizonte cierran con cifras a la alta con un promedio de 49 homicidios
por cada 100 habitantes.
Aunado al clima de tensión
social, el pobre desempeño de la selección brasileña, que en los dos últimos
partidos de su participación en el mundial recibió una paliza de 10 goles
(siete ante Alemania y 3 ante Holanda);acumuló la evidencia
del fiasco deportivo, un motivo de desencanto y un fracaso en la estrategia
propagandística del gobierno brasileño que pretendía hacer olvidar el malestar
de los brasileños con la conquista de la sexta copa mundial.
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