martes, agosto 05, 2014

BRASIL 2014_RECUENTO PRELIMINAR DE LOS SALDOS



BRASIL 2014
RECUENTO PRELIMINAR DE SALDOS

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Agosto 2014


Brasil no mejoró su desarrollo social con la derrama turística del mundial. Su economía sigue siendo la de un gigante con pies de barro, al menos en lo que concierne a la desigualdad rampante, el desarrollo social casi nulo, la democratización, la salud, la educación…Paulo Lins –autor de Cidade de Deus- dice que ya no se puede tolerar una inversión pública para beneficiar a entidades privadas corporativas; no en un país como Brasil donde hay escuelas miserables, hospitales desabastecidos de medicamentos, niños que contraen enfermedades por falta de alcantarillado en todo el país y un sistema de trasporte caro y deficiente.

Las alegres cifras que entregó Lula al final de su mandato de siete años (2003-2010) en los que según las estadísticas oficiales, se generaron 15 millones de empleos, 27.9 millones de personas salieron de la pobreza  y otras 35.7 millones se sumaron a la clase media, se desinflaron con la crisis financiera mundial y la pésima gestión económica que realizó el gobierno de DilmaRousseff.

El milagro brasileño no lo vieron los brasileños de las clases media y baja. Se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos  y su vacío fue ocupado por las protestas violentas, que fueron la respuesta del malestar social ante el despilfarro millonario que asciende a poco más de 3700 millones de dólares, gastados en la construcción de las instalaciones mundialistas.En el rubro de infraestructura urbana y de trasporte para las doce ciudades sede, también se registraron incrementos espectaculares que llagaron a la cifra final de 5800 millones de euros, en obra pública, transporte público y carreteras.

La inflación de costos de construcción de estadios mundialistas, se realizóen medio de una sucesión de escándalos de corrupción de funcionarios y empresarios cercanos al círculo presidencial, como la guapa Joana Havelange, nieta de Joao Havelange e hija de Texeira.




Es un secreto a voces que la dinastía Havelange sigue representando uno de los poderes fácticos más tenebrosos dentro del fútbol a nivel internacional. A pesar de que el abuelo y el padre de Joana fueran expulsados de la FIFA por prácticas contrarias al deporte (específicamente, producción y tráfico de armas hacia países de África ecuatorial) y están siendo investigados por corrupción, ella  fue nombrada por Rousseff como Directora Ejecutiva del Comité Organizador de Brasil 2014. Pero los antecedentes dinásticos no sería la única nota periodística que daría Joana. En un exabrupto de cinismo, la funcionaria más incómoda del gobierno brasileño, regaló a la prensa una joya declarativa que causó escozor en los círculos políticos de elite: “lo que había que robar, ya está robado y se ha gastado”.

A las cifras de escándalo,  se debe sumar el costo del dispositivo de seguridad que alcanzó 870 millones de dólares sacadas de las arcas públicas, con el uso de 170 mil agentes y 57 mil elementos de las fuerzas armadas.

Además de un paquete adicional de 750 millones de dólares para apoyar la infraestructura de gran turismo (hoteles de 4 y 5 estrellas, clubs de yates, hostales, bares y restaurantes), en manos de particulares que durante el mundial privatizaron ganancias y al terminar éste se ampararon con  instrumentos legales de exención fiscal y subsidio estatal, para no devolver la ayuda financiera que recibieron del gobierno central.

El proceso de pacificación de favelas y reordenamiento de asentamientos humanos irregulares fue al final de todo tan sólo una estrategia de desplazamiento de familias marginadas que afectó a cerca de 20 mil brasileños pobres solamente en Río de Janeiro. Esta acción agravó la situación social de pobreza y desigualdad en un país como Brasil que cuenta con riquezas naturales casi ilimitadas, suelo fértil y producción cárnica significativa. El mundial sólo encareció la vida de los brasileños con una inflación brutal de5.6% que seguirá aumentando a lo largo del año, al igual que la tasa de desempleo que al día de hoy afecta a 6.7% de la población. 

A pesar de la militarización de la vida pública brasileña la violencia no ha disminuido, siete de las doce ciudades sede se encuentran entre las cincuenta más violentas del mundo: Fortaleza (lugar 7 del ranking mundial), Natal, Salvador, Cuibá, Manaus, Recife y Belo Horizonte cierran con cifras a la alta con un promedio de 49 homicidios por cada 100 habitantes. 

Aunado al clima de tensión social, el pobre desempeño de la selección brasileña, que en los dos últimos partidos de su participación en el mundial recibió una paliza de 10 goles (siete ante Alemania y 3 ante Holanda);acumuló la evidencia del fiasco deportivo, un motivo de desencanto y un fracaso en la estrategia propagandística del gobierno brasileño que pretendía hacer olvidar el malestar de los brasileños con la conquista de la sexta copa mundial.  

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