lunes, mayo 19, 2014

MELANCHOLIA



MELANCHOLIA
OPERA DEPRESIVA DE LARS VON TRIER

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Mayo 2014


De una densidad narrativa como casi todas sus películas, Lars Von Trier nos ofrece su visión particular del fin del mundo con capas sobrepuestas de intensidad emocional cuyo único sentido reside en mirar desde el infierno la cercanía de los abismos. El inicio es una extraña sucesión de tomas en cámara lenta, con una técnica de filmación cromática de última generación que sólo puede apreciarse íntegramente a través de pantallas de alta definición: el rostro desolado de Justine, una lluvia de pájaros muertos, la agonía de un magnifico corcel negro, una madre corriendo de la hecatombe con su hijo en brazos, el horizonte alterado con una explosión de fuego, los mares agitados, el viento soplando en borrascas violentas, ciudades pulverizadas por una muerte desmesurada que cae del cielo, figuras humanas que empiezan a incendiarse por la proximidad del planeta Melancholia que se mueve en una órbita de colisión con la tierra… el contexto.



La historia humana que nos cuenta Von Trier se divide en dos partes que cuentan lo mismo, la angustia de existir.

Justine, la primera parte, nos convida una accidentada boda de funeral en donde la atormentada novia pasa evitando la intimidad con su marido, y el ágape transcurre entre las batallas sentimentales de los padres divorciados de ella y los desencuentros con su hermana quien, junto a su marido, le ha regalado la boda más elegante, la más costosa, sin que la desolada protagonista pueda superar el vagabundeo errático por la ebriedad, la simulación, la azarosa infidelidad, el conflicto y el fracaso prematuro de sus nupcias. La personalidad de Justine parece desintegrarse como todo a su alrededor, el  dasein  de la vida para ella es coherente sólo en el contexto de una hybris  profunda, desaforada e iracunda que se odia a sí mismo. La boda antes del fin nos recuerda el fresco confeccionado por Karl Krauss, Los Últimos Días de la Humanidad, en el que la nobleza austriaca se disocia del fin de la sociedad imperial con interminables fiestas de disfraces en las que se dan cita la decadencia y las palabras huecas, la locura colectiva y la negación, la mediocridad y lo inútil.         

Claire, la segunda parte, despliega de forma explícita la angustia de vivir bajo la amenaza de la catástrofe que se avecina. El esposo de Claire es un científico que conoce el perturbador fenómeno astronómico que amenaza toda la vida en la tierra: el planeta melancholia, oculto tras el sol, aparece de la nada en una trayectoria inesperada que le hace “pasar muy cerca de la tierra”. Él le asegura a su familia que los equipos científicos involucrados, incluyéndolo, han demostrado a través de complejos cálculos astronómicos que el planeta errante no chocará con la tierra…pero la certeza científica se va desmoronando  día tras día tras las observaciones que van dejando en claro que los cálculos están equivocados, que el apocalipsis es inevitable y contados están los últimos días de la humanidad y de toda la vida en el planeta. Claire, que es esposa del astrónomo se entera hasta el último día de los temores de su esposo y quiere huir a un lugar donde ella y su hijo estén a salvo. Esfuerzo desesperado como infructuoso porque no hay lugar a dónde ir, no hay lugar dónde alguien pueda salvarse…el último día descubre la verdad de la proximidad de choque de los dos planetas, y no hay consuelo para su desolación, y no hay donde ocultar la terrible situación de que la vida sólo ha sido y será posible en el planeta tierra, en ningún otro lugar.


No hay final feliz. No hay una divinidad que detenga la catástrofe. No hay nada que detenga la fuerza desmesurada que liberaran los sórdidos enfrentados. El argumento obsesivo de Von Trier sobre el lado siniestro y malvado de la tierra se amplifica en esta versión hecatómbica del fin de la tierra y de todo lo que se mueve vitalmente en ella. Sin duda una película cuyo trasfondo emotivo es reflexionar sobre el sentido de la vida en vista de su brevedad, sea cual sea el fin. 

El soundtrack contiene piezas de Wagner, Shubbert, Beethoven, entre otros...una tensión espiritual, por momentos hipnótica, por momentos mounstruosa.

                

La otra sorpresa es la actuación de Kirsten Dunst (mejor conocida como la fallida novia del hombre araña), cuando es dirigida por un un verdadero director es capaz de ser intensa, perturbadora, profunda...desconocida.   


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