JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Mayo 2014
Estimados amigos, colegas y
compañeros. Reciban un cordial saludo. Lamento confirmar lo que ustedes ya
saben a estas horas. En efecto. Alejandro Chao Barona y su esposa, la Sra. Sara
Rebolledo, fueron asesinados en el interior de su casa. Estoy de acuerdo con
ustedes. No es justo. Ni Alejandro ni su esposa merecían este fin terrible. De
hecho nadie merece morir así bajo la rubrica
de esa violencia desmedida. Pero lamentablemente, la forma como fueron
ultimados, es un patrón que se viene repitiendo en los últimos años y forma
parte de la lamentable estadística de la violencia desatada tras la supuesta
guerra del gobierno en contra del crimen organizado. Patrón que pone de
manifiesto el clima agravado de violencia que vive el estado de Morelos.
La información que hasta el
momento han publicado los medios de comunicación, impresos y electrónicos,
algunas redes sociales y portales de internet, concerniente al asesinato del
catedrático de la UAEM y de su esposa, es pobre y deleznable. Un montón de chapuza
des-informativa que no tiene la menor pretensión de reflexionar el fondo de la
problemática. Se trata de comunicados y boletines de prensa, que se atribuyen
personajes públicos e instituciones que solo quieren montarse en la ola de la
indignación para posicionarse políticamente y extraer beneficios de la tragedia
del matrimonio caído. Hay un cúmulo de manifestaciones grotescas, encabezadas
una vez más por el gobernador Graco Ramírez y su secretario de gobierno Jorge
Messeguer, los diputados locales de todos los partidos y algunos funcionarios
que no ven la hora para promocionarse. En lugar de dar sus condolencias y
hablar de Alejandro como de un amigo, el gobernador debiera responder a la
ciudadanía porque no ha querido reconocer lo que es obvio: la tragedia que vive
la ciudadanía presa de la violencia criminal. En lugar de gobernar, Graco y su
camarilla de amigos, declaran alegremente a los medios, desinformando,
minimizando, negando, ocultando, mintiendo, distorsionando, evadiendo su
responsabilidad. En lugar de comprar espacios publicitarios y medios de prensa
con inserciones pagadas, derogando millones de pesos del erario público, Graco
Ramírez, debería estar trabajando en una solución integral del problema de la
violencia incentivando el desarrollo social. En lugar de llenar los espacios
informativos con tantas gracejadas sentimentales, Graco y su camarilla deberían
estar renunciando en un acto de dignidad por la ineficacia acumulada, las
omisiones y pifias, que significaran para Morelos décadas de retroceso y
rompimiento de su tejido social.
Lamento que personas como
Alejandro Chao Barona y su esposa, ahora sean parte de la estadística de la
violencia que se publicará en los tabloides con detalles grotescos y
especulaciones mal intencionadas. Pero peor aún, lamento constatar la misma
banalidad de los que quedan en una competencia de lugares comunes y visiones de
onda corta para no ver lo que está pasando alrededor.
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