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A propósito de la átmofera sugestiva de Praga a principios del siglo XX, en la que convergían con intensidad judios, eslavos, alemanes y magiares; os dejo aquí los versos de C. S. Lewis que me parecieron adecuados para definir mi fascinación por ese período histórico de una de las ciudades más hermosa de Europa. Praga la eterna consorte aúlica, que nos hace evocar sin meandros azarosos las brumosas y cuasi míticas urbes de Las ciudades invisibles de Italo Calvino.
No somos del todo bestias. Nos queda
una ciudad pura y dulce, arrullada por viejas corrientes,
un lugar de fantasía y de cadenas que nos oprimen,
un refugio para los elegidos, una ciudad de ensueño...
(C.s. Lewis, 1919)
Selección y comentario By Jorge Antonio Díaz Miranda
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