martes, junio 24, 2008

EUROCOPA UEFA 2008:CROACIA VS TURQUÍA. CRÓNICA DE UN DESACIERTO ANUNCIADO

EL MONUMENTO A LOS CAÍDOS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
ZAGREB, CROACIA.


EUROCOPA UEFA 2008:CROACIA VS TURQUÍA.
CRÓNICA DE UN DESACIERTO ANUNCIADO


JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008


La ciudadela fue sitiada pero no vencida. El ataque fue de un sólo lado. El frente de batalla de lado de los turcos. En su propio territorio. Las huestes de Bilic se esforzaron a lo largo de 180 minutos extenuantes en organizar oleajes ofensivos que arrasaran las costas y puertos de Sofía. Los arietes croatas en verdad se aplicaron para horadar las fuertes defensas de Turkía, pero no consiguieron nada. Pertrechados de infinita paciencia, furtivos, calculadores, los leones de Ankara observaban y esperaban, medían, sopesaban, incitaban y resistían. Una y otra vez los turcos rechazaban los vertiginosos ataques de Croacia, las transiciones por las bandas, los disparos de media distancia, las incursiones al área del guardameta, cornels, etc., es decir la invasión total por cielo, mar y tierra. Sin embargo cada incursión croata era detenida dejando varadas en cada intento a siete unidades de ataque en territorio de nadie. Los primeros 20 minutos fueron de un avance incesante, cruel, despiadado, asesino. Y Turquía parecía caminar en una delgada línea donde sus flancos mostraban una peligrosa vulnerabilidad. Sin embargo los ataques chocaban contra una barrera infranqueable.


Arden los Balkanes. La respuesta turca fué gradual, premeditada, en cresendo. Primero algunos esbozos por las bandas, luego toques rápidos por el centro y conexiones laterales para preparar el juego aéreo, finalmente, ¡ Turkía logró emplazar una cabeza de puente consistente tanto para detener avances, como para penetrar profundamente en cada ataque¡. Lo que no deja de sorprender es que el DT Slaven Bilic ni siquiera se dió cuenta de esto e insistía con el desbordado ataque de sus púpilos que comenzaron a manifestar impresiciones, descoordinación, fallos y ruptura entre líneas medias y ofensivas. Hacia el minuto 30 del primer tiempo los signos de fatiga, estress, tensión y exceso de adrenalina comenzaron a manifestarse. En ese momento todas las unidades disponibles de Turquía comenzarón una táctica de presión cuerpo a cuerpo, y comenzó el combate por la posesión de la pelota en cada porción del terreno de juego. Una verdadera guerra de posiciones y dominio del balón que inmovilizó el partido en la mediacancha desde el minuto 35 y hasta el minuto 80. Ambos equipos se enfrascaron en un enfrentamiento sórdido, pesado, espeso, por la posesión del balón, y Turquía cerró aun más con una marcación personal la salida de Croacia que se asfixiaba en la desesperación. De ese combate terrestre los sagueros turcos fueron aprendiendo cómo atacar y posicionarse para neutralizar el ataque de croacia: las naves turcas se movían a distancia por el mediterráeo imaginario de la cancha de juego como veloces arcanos que anunciaban desdicha, para afinar el alcance y la punteria de sus buques artillados, tomaban nota de la dirección del viento. Desplegaron majestuoso el arte de la espera, la guerra de desgaste, y la tortura psicológica de un ataque que no llegaba. Incendiaron petardos. Desplegaron una pesada cadena oculta con la cual frenarían pero tambien estrangularían al odiado adversario. La truya y la forja no cesaban de producir acero forjado para blindar la frontera y sellarla con hierro. Y Croacía caía en la trampa...


Renunciad a la esperanza, demasiada fé no os salvará. hacía el minuto 80 la inspiración y la garra se habían desinflado en la escuadra de Croacia, sus unidades de ataque retrocedieron y rompieron la línea de comunicación con lás líneas de abastecimiento, los defensas hacían un último esfuerzo por llegar desbocados a territorio enemigo, sin aliento, sin inteligencia, sin esperanza. El navío de Craocia tenía urgencia por disparar fuego aunque el viento era contrario. Frente a sus líneas se empezó a formar un sólido frente de atacantes otomanos que con un cambio inusitado empezaron a encontrar las conexiones de un ataque que fué haciéndose más directo y profundo, tres o cuatro toques frontales en línea directa sin desviarse a las bandas, por en medio. Y Slaven Bilic seguía sin darse cuenta de nada. El ataque otomano era inminente. El desgaste de jugar por áreas cuerpo a cuerpo había surtido un efecto más recuzado en Croacia que en Turquía, no obstante ambas escuadras incurrieron en violencia explícita y fueron lastradas por ello con tarjetas amarillas. En el minuto 85 el cielo se abrió para los bombarderos croatas y encontraron un resquicio en la atalaya turca, con un desborde por las bandas y la suerte de encontrase con el balón, los atacantes de Bilic al fin se vieron premiados en su desmesurado esfuerzo con un gol que les supo a triunfo...al menos por uno o dos minutos.

El ataque de Mohamed IV y la nueva caída de Constantinopla. Esa era la señal. La trompeta de los lanceros otomanos esgrimió las notas del Jihad, a toda vela las embarcaciones se enfilaron a las costas desvastadas de la escuadra balcánica y con un disparo preciso de artillería derrumbó las defensas croatas y penetró con dos toques mortíferos hasta la casa marcando el gol más impactante del que se tenga memoria, porque no sólo derrumbó las torres vigías sino la fé total, las ganas de luchar, el coraje de seguir en el combate.

El resto ustedes lo saben, fallar dos penales es la forma más segura de suicidio colectivo en una competencia que no perdona debilidades. El descenso a los infiernos de una escuadra que cayó combatiendo en el límite fisico y mental de sus habilidades pero que no pudo con el laberinto en que se convirtió Turkia, que sólo esperó que la presa se cansará y entonces la ultimó de un certero disparo. Amén.

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