Fotografía de Miguel Rio Branco
de su colección Dulce Sudor Amargo, 1985.
Reproducción sin afán de lucro, sólo con fines informativos.
de su colección Dulce Sudor Amargo, 1985.
Reproducción sin afán de lucro, sólo con fines informativos.
CANTOS DE SAN SALVADOR BAHÍA
fragmento I
JORGE AMADO
Por este resplandor vivo y ruinoso
pueden los ojos desandar el tiempo.
África y Portugal (renda y Zensala)
en el color de hoy siguen más vivos
que esa luz de neón
o las barracas de cruel bisutería.
Lancé mi corazón por esas calles
que vuelven a sí mismas,
y caminé sin guías el crepúculo
olía a maracuyá, a sol herido,
a cuerpos azaeteados por la pena,
a una alegría con forma y sin sentido,
sin más sentido que su propia forma.
Viste de blanco esta ciudad desnuda,
y en la sombra esquéletica del claustro
el blanco es tan únanime,
que el viento, el sol
y esta delicia humana,
derrota a las sombras.
Ay Salvador, ciudad que en un instante
eres todo Brasil.
Este Brasil que el alma me ilumina
y me duele
y me sangra
y me da vida...
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