miércoles, octubre 23, 2013

LA JUNGLA PERSONAL DE WALTON FORD

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Octubre 2013

Con un estilo pictórico que recuerda los bestiarios del medioevo tardío o aquellos más recientes que datan del siglo XIX provenientes del naturalismo de Darwin, el neoyorkino Walton Ford quiere dar una lección más bien sátirica de la relación del hombre con el mundo animal. Los relieves detallados con los colores encendidos, escamas, pelos, garras, dientes, brillo y contraste, que se conjugan en grabados perfectos quieren sugerir a aquellos que observan la belleza objetiva del reino animalia, y, de paso, llamar la atención sobre nuestro desdén a las especies que acosamos, cazamos y extinguimos. El espejo de la ferocidad de sus modelos funciona -según el artista- como un espejo que nos devuelve a los humanos la violencia con la que cada año reducimos el hábitat de cientos de especies, justificados por la ignorancia y el espejismo del progreso. La obra de Ford es el escaparate de cómo los humanos contaminamos con nuestra incansable antropomorfismo el mundo natural des-naturalizandolo y desde ahí meterlo a la cadena del consumo en serie. 

NILA, 2000
Acuarela realizada en tamaño natural 
Mide 368 X 548 centímetros
ATMA, 1998
Inspirado en una descripción antropológica de India Antigua
Tomada de la obra de J. G. Frazer, La Rama Dorada.
La ubicación exterior del alma y la serpiente que la guarda.


BUDDHA PURNIMA, 1998
Inspirado por el poeta indú Ramanujan
en su parábola sobre la amistad entre el mono y el cocodrilo.


        

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