viernes, noviembre 21, 2008

TÍSICOS PERSONAJES DE COCACOLA

Reproducción sin afán de lucro sólo con fines informativos.
La caricatura fue tomada del blog:
By JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008
Meses después de las desmesuradas pretensiones que Justino Compeán y la Federación de Dueños de Equipos de Futbol de México, sobre la supuesta renovación técnica que traería el sueco Sven Goran Eriksson, sólo queda la rebaja o el cinismo, porque en ningun sentido se ha cumplido la promesa de revolucionar al maladado TRI. Los tiránicos Tlatoanis que mandan en el balompié nacional se miran inquietos ante la impotencia de su triste Quetzalcóatl venido a menos, para modificar en un ápice la mentalidad de perdedores indisciplinados que ostentan los flamantes seleccionados, incluyendo a aquellos que juegan en el continente Europeo. Me temo que este comentario haya salido bastante tarde de la pluma inspirada de este egregio tecleador, en desagravio pondré como pretexto el pasmo que me causó ver un conjunto de once jugadores supuestamente profesionales sin ideas, sin inteligencia, paseándose por el terreno como pavos pagados de sí mismos que trataban de convencer a los aguerridos hondureños de su mayor calidad...¡sin siquiera intentar jugar¡. En vez de llevar una masa crítica de talentos que plantearan ante honduras un juego frontal y de fondo, con variantes, transiciones y cambios de velocidad, Eriksson llevó a una horda de cavernícolas que sólo se dedicaron a: quejarse del clima de San Pedro Sula (1), caerse para engañar al arbitro (2), golpear artera y cobardemente a los vertiginosos delanteros rivales (3), hacer gala de gestos de fastidio (4), regalar expulsiones y amonestaciones al estilo de los peores tiempos de la CONCACAF (5), evidenciarse como un monumental fraude antideportivo (6) y llenar de pretextos insulsos la pobreza y la esterilidad de sus avances (7). Mientras las Chivas Rayadas del Guadalajara padecían la samba de un contundente Internacional de Porto Alegre que los dejó en el camino con una goleada de cuatro goles a cero para terminar en el global con seis en contra, en el estadio de San Pedro las flechas desafiladas y sin puntería del conjunto multinacional fallaban una y otra vez ante un arquero que con menos técnica atajó los obuses y morteros sin pólvora que la saga de delanteros lograban hilvanar desde la hueva que los acompañaba. En tanto los poderosos cañoneros hondureños horadaban las débil y errática defensa hasta provocar el autogol de un distraído Osorio que en vez de despejar metió la pierna para darle una trayectoria inalcanzable al balón que de por sí traía la intención de hacer daño. Y lo anterior derivado de una falta a fuera del área cometida absurdamente por Torrado que siempre anda en pasón de testosterona. Pero luego vino lo mejor: la impotencia, la desesperación, el fastidio y el enojo, signos inequívocos de indisciplina empeoraron aún más la penosa situación y se cobró dos amonestaciones más y las vergonzantes expulsiones de Carlos Vela y de Gerardo Torrado. "Los catrachos volvieron a arrodillar a los charros" comentaba al otro día la prensa hondureña lo que ponía al descubierto una gran parte de la verdad. En un país donde se vive con pasión el fútbol y que recoge en su historia hasta una "guerra del futbol", es evidente el avance que, en condiciones menos favorables -sin los vuelos financieros de México- ha logrado la selección hondureña que demostró inteligente agresividad y ataque asociado en profundidad. Avance asociado a la recia personalidad del colombiano Reynaldo Rueda quien ha dotado de dinamismo, alegría, creatividad y genuina personalidad a la selección catracha. En cambio los seleccionados mexicanos reaccionaron con la hueca soberbia de siempre y el que más aportó a la ilógica del absurdo fue Andrés Guardado con una estrafalaria declaración pues según él la alegría de la prensa hondureña se debe al hecho de que "ganarle a México era equivalente a ganar el mundial de Futbol" (sic con risas destempladas juar, juar, juar, juar, ad infinitum, ad hominem, ad nauseam). Ya veremos en el hexagonal cómo le irá al TRI -con sus tísicos personajes de la fiebre Coca Cola- a la hora de enfrentar a la sólida selección de Estados Unidos. Desde ahora los augurios apuntan hacia un sonoro fracaso o a calificar con la más absoluta mediocridad. Seguramente Justino y los dueños ya preparan nuevos sacrificios en la piedra de las culpas y las explicaciones absurdas con tal de que sigan los grandes negocios de las televisoras.

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